Suena como un pequeño poema, o como una declaración en pocas palabras: “Soy negra. Soy solitaria. Siempre he sido una extraña”, señaló en una entrevista de 2004 con Motion Magazine. Y no porque fuera la afroamericana hija única de un lustrabotas y una empleada doméstica, sino porque Octavia E. Butler (1947-2006) fue una orgullosa escritora pionera en el campo de la ciencia ficción. Cada vez que pudo, defendía su ampliación del campo de batalla.
“No hay tema que no puedas abordar a través de la ciencia ficción. Y probablemente no haya ningún tema que alguien no haya abordado en un momento u otro -dijo Butler en la citada entrevista del 2004- . No tienes las fórmulas que podrías tener para un misterio, o incluso un romance. Está completamente abierto. Si vas a escribir ciencia ficción, eso significa que estás usando ciencia y necesitarás usarla con precisión. Al menos especular de manera que tenga sentido”.
Es que para ella, lo fantástico no se agotaba en seres sobrenaturales o universos intergalácticos. “Si no estás usando la ciencia, lo que probablemente estás escribiendo es fantasía, quiero decir, si todavía es extraño. La gente tiende a pensar en fantasía, oh Tolkien, pero Kindred [N. de la R: una de sus novelas] es fantasía porque no hay ciencia. Con la fantasía, todo lo que tienes que hacer es seguir las reglas que has creado”, señaló Butler.
Una puerta de entrada
Con una trayectoria que incluyó principalmente novelas, pero también cuentos, Butler, oriunda de Pasadena, California, fue una de las autoras de culto en la literatura de los Estados Unidos en el siglo XX. Su obra también ha sido traducida al castellano, aunque de manera algo desordenada.
Es así como en Argentina acaba de publicarse Hija de sangre y otros relatos, a través de la editorial Consonni. Una colección de sus cuentos que hasta ahora no estaban disponibles en castellano. En ellos aborda temáticas que ahondan en lo distópico, y en la conexión del ser humano con su entorno. Así pasan relaciones interespecies, embarazos masculinos, una civilización hundida y en silencio o la responsabilidad divina de salvar el mundo. Por supuesto, también incluyó lo racial. Temáticas que, por cierto, están muy presentes en la literatura actual.
En su clásica columna de Página 12, la escritora trasandina Mariana Enriquez se refirió a estos cuentos. “Son una excelente introducción a su obra y, en todos los casos, cuentan con una nota de la autora que amplía el contexto y significado de los relatos”, apuntó. Y rescata al cuento que da nombre al volumen, acaso su relato más conocido, donde un hombre es embarazado por un alien.
“Es una historia de invasión y encuentro entre especies: la dominante necesita de los cuerpos de las otras para reproducirse, como parásitos, y conservan a los potenciales reproductores en Reservas -señala la autora de Nuestra parte de noche-. Para muchos, es una historia sobre la esclavitud, aunque la idea del ‘embarazo’ de un hombre joven es mucho más directa y muy extraña”.
De hecho, la mujer tras Alguien camina sobre tu tumba cita una entrevista que Butler concedió en 1996, donde explica esa historia y recalca que no necesariamente trataba sobre la esclavitud negra. “Es básicamente una historia de amor...Muchos críticos lo ven como una historia sobre esclavos solo porque soy negra. Yo hablo de la esclavitud cuando hablo de la esclavitud de forma explícita”.
De esa misma forma lo lee Enriquez, en tiempos del black live matter: “El cuento Hija de sangre es, cierto, mucho más un cuento de invasión y de body-horror, de terror corporal, del cuerpo como espacio gore y vulnerable y morboso. La lectura ‘esclavista’ es de hecho un prejuicio: ¿se le haría a cualquiera de los autores blancos que escriben sobre invasiones y robo de cuerpos?”.
Un arco profético
Lo llamativo de Butler, es que su obra tiene un pie muy anclado en los tiempos presentes. Así lo explicó en una reciente columna para The Atlantic la crítica cultural Lovia Gyarkye: “Octavia E. Butler pasó la mayor parte de su vida excavando en el pasado y observando el presente para construir historias en sintonía con los problemas de la sociedad y el sombrío futuro. Escribió sobre una mujer negra en Los Ángeles de la década de 1970 transportada repetidamente al Sur antes de la guerra; sobre una adolescente que establece una religión para salvar a su comunidad de la destrucción climática; y sobre la colonización extraterrestre de la Tierra”.
“Estaba obsesionada con temas amplios y retorcidos: intimidad y sexo, jerarquía y poder, el vínculo entre el conocimiento ancestral y la eventual supervivencia. Siempre hay, al parecer, un libro de Butler para nuestros tiempos”, agregó Gyarkye. Y señala que Fledgling, la última novela que Butler publicó en vida, en 2005, y que trata sobre Shori, una vampira aforamericana que despierta de una amnesia y busca reconstruirse, tiene una resonancia con los temas de la dependencia de hacer redes con otros -algo que se puso en boga en la pandemia- y además el consentimiento en las relaciones de pareja.
“El arco de Shori se siente especialmente profético en este momento, ya que la sociedad continúa reeducándose sobre los límites, la agencia y las verdaderas apuestas de la convivencia”, explica Gyarkye.
Butler siempre tuvo el foco en la escritura. Pese a que fue conocida como “La gran dama de la ciencia ficción” ella tendía a huir de esa y otras etiquetas similares. “Por favor, no me llames gran dama. Alguien lo dijo en Essence y se quedó -dijo en la citada entrevista con Motion Magazine-. Bueno, ¡es otra palabra para abuela! Ciertamente tengo la edad suficiente para ser la abuela de alguien, pero no lo soy”.
La californiana no creía en la inspiración, sí en el trabajo y en hurgar material en su propio mundo. “Creo que los escritores usamos absolutamente todo lo que nos pasa, y seguramente si hubiera tenido un tipo diferente de infancia y siguiera siendo escritora, sería un tipo diferente de escritora -señaló en la entrevista de 2004-. Es similar, pero diferente, al hecho de que yo tenía cuatro hermanos que nacieron y murieron antes de que yo naciera. Algunos de ellos no llegaron a término, algunos de ellos llegaron a término y luego murieron. Pero mi madre no podía llevar un hijo a término, en su mayor parte algo salió mal. Si hubieran vivido, yo sería una persona muy diferente. Entonces, cualquier cosa que suceda en tu vida que sea importante, si no sucediera serías alguien diferente”.
Hija de sangre y otros relatos, se puede obtener desde Chile vía Buscalibre. En nuestro país, Butler ha sido publicada por Ediciones Overol, que sacó a los escaparates su clásica novela Parábola del sembrador, en 2019, un libro que aborda algo inquietante: el calentamiento global.