Eddie Vedder - Earthling
Si se quiere, este es el mejor disco que Pearl Jam no ha editado en 20 años. El último, Gigaton (2020), intentó y falló en explorar otros estilos. En cambio Invincible, la canción que abre, convence con insospechadas resonancias a PIL en el hit Rise (1986), y algo de la épica ochentera de Peter Gabriel. Las sorpresas continúan en Power of right gracias a un riff con sabor a Garbage, y un largo estribillo de guitarras luminosas rasgueadas por el ex Red Hot Chili Peppers Josh Klinghoffer, mientras la batería de su ex compañero Chad Smith se cuadra eficaz en casi todo el álbum.
La producción de Andrew Watt, un músico nacido cuando Pearl Jam estaba en formación en 1990, ganador de un Grammy como productor, representa el sonido del género en estos tiempos: mullido, compacto, mercadería en regla, una lápida contra el desmadre. La taciturna Long way da paso a la energía de Brother the cloud, mientras el pulso de los 80 con ecos de Bruce Springsteen envuelven The Dark. Luego el álbum se sumerge en pasajes embarazosos. La ramoniana Try, con insufribles solos de armónica de Stevie Wonder, marida horrorosa. Mrs. Mill, junto a Ringo Starr, merece un dudoso premio al cliché beatle del año. Earthling es un indiscutido avance respecto a la letanía de Ukelele songs (2011). Sólo para fanáticos.
Lanza Internacional - Frente
Cuando los hermanos Francis y Mauri Durán lideraban Los Bunkers, las citas eran literales. Avanzaban en el tiempo con lógica de calendario, no costaba mucho adivinar qué épocas abarcaría un nuevo título. La experiencia ha permitido que este proyecto junto al baterista mexicano Ricardo Nájera, sea una alternativa más elástica -bienvenida la pista de baile-, y así colorear las canciones con sus enciclopédicos gustos melómanos. Una obra de los hermanos Durán suele estar cargada de historia y Frente, el segundo álbum de Lanza Internacional, no es una excepción, solo que las huellas se despliegan sutiles. A mitad del disco, un tema como Persecusión contiene códigos difíciles de rastrear y propios a la vez. Luego arremete Despertar, con la colaboración de Andrew Innes de Primal Scream, un festival de guitarras y ambientes cósmicos. Innes se repite en otro de los mejores momentos, la bailable y psicodélica Déjà Vu. El ritmo de discoteca se angula kitsch y adorable con Juliana Gattas de Miranda! en Mientras duermes. El listado de las colaboraciones afortunadas se cierra con Cancamusa en la beatlesca Sin Condiciones. Hay rock rabioso, letras contingentes, ambición y detalle en 42 minutos. La misma capacidad de un viejo long play, en un álbum sin desperdicio.
Avril Lavigne - Love Sux
A 20 años de Complicated, la canción que la convirtió en heroína del pop punk a nivel mundial, Avril Lavigne (37) siente nostalgia por los días de la secundaria. La experiencia de grabar este séptimo álbum, dice, es como volver a esa etapa donde lo único que importa es juntarse con los amigos. Es así como la cantante canadiense resuena más niña e infantil que en el exitoso debut Let go (2002). Love Sux no es el primer título donde su voz naturalmente dotada carece de naturalidad por notorios efectos, pero destaca en el empeño de dejar su registro al nivel Alvin y las ardillas. Por otro lado, el álbum promueve efectos de cereal azucarado por la mañana con una seguidilla de canciones rápidas y efervescentes, que hay que ser muy amargado para no disfrutar y corear, como la que da nombre al disco. La celeridad crucero de Blink 182 (Travis Baker es uno de los productores, Mark Hoppus aparece en All I wanted) domina el material, influencia que reluce en Kiss me like the world is ending, como el dramatismo emo con ambición de estadio regresa en piezas épicas como Avalanche. Para el público rumbo a los 40 que siente que la vida no ha cambiado mucho desde la adolescencia, y disfrutó Complicated como un himno, este es el disco perfecto.