Robert Pattinson ha ganado prestigio y calidad actoral a partir de sus colaboraciones con cineastas como David Cronenberg, Claire Denis, James Gray y los hermanos Josh y Benny Safdie. Sus interpretaciones en esa serie de películas autorales le han hecho alcanzar con justicia la fama de ser uno de los mayores camaleones de su generación, un mote que promete acentuar al encabezar el siguiente proyecto del director de Parasite, el surcoreano Bong Joon-ho.
Prueba de su versatilidad, el británico también se maneja con destreza al interior de la maquinaria de las grandes superproducciones de Hollywood, una empresa siempre desafiante que puede quemar hasta al más curtido. Su debut fue en Harry Potter y el cáliz de fuego (2005) y uno de sus más recientes filmes es la cerebral Tenet (2020), de Christopher Nolan. Y es bien conocido que alcanzó el estrellato como vampiro en las cinco partes de la saga Crepúsculo, que llenaron las salas de cine entre 2008 y 2012.
“En producciones enormes como esta puede ser bastante fácil sentirse desconectado de la historia, porque hay muchas partes en movimiento”, indica Pattinson en una conferencia en la que participa Culto. “Tener a otro artista al que realmente puedes ver poner todo de sí es una experiencia reflexiva con la que te dan ganas de trabajar más duro”.
Conectado por videollamada a Zoom, el intérprete alude en específico a Zoë Kravitz, Selina Kyle / Catwoman en la ficción y quien está sentada a su lado, pero su perspectiva también podría extrapolarse a la buena compañía que tiene en The Batman, una cinta que es testimonio de que, en el momento actual de su carrera, el protagonista de Good time (2017) y El faro (2019) sólo realizará blockbusters si es de la mano de talento probado. Y que es clave que detrás exista una visión que logre imponerse a los escollos propios de desarrollar un filme costoso sobre uno de los superhéroes más longevos y populares del mundo, el mismo al que antes han dado vida Adam West, Michael Keaton, Val Kilmer, George Clooney, Christian Bale y Ben Affleck.
“Lo que más me impresionó fue que la película que estaba en la pantalla era la película que estaba en el guión. Ver la forma en que se había ejecutado completamente fue gratificante”, explica el veterano Jeffrey Wright, James Gordon en el nuevo largometraje sobre el superhéroe.
Matt Reeves, el cerebro que creó la película que llega este jueves 3 a cines chilenos (la noche anterior, funciones de preestreno), no es un director receloso de exponer sus influencias. De hecho, muestra todas las cartas sobre la mesa. Así como detalla las principales referencias que encontró al revisar las historietas de DC Comics, también declara cuánto le debe su nueva producción a títulos colosales del cine como Contacto en Francia (1971), Chinatown (1974), Taxi driver (1976), y dos cintas de Alan J. Pakula, Klute (1971) y Todos los hombres del presidente (1976).
Lo que esta vez no menciona explícitamente es que deseaba dirigir y escribir una cinta que se sintiera completamente diferente a cualquiera de las representaciones previas del personaje en la pantalla grande. Una encarnación que difiriera del estilo juguetón y siniestro de Tim Burton entre fines de los 80 y comienzos de los 90, y del thriller de vocación más realista que montó Christopher Nolan en su trilogía. Y que además se alejara de la veterana versión que encarnó Affleck a partir de Batman vs. Superman: El origen de la justicia (2016), de Zack Snyder.
“La página en blanco es como estar en una habitación oscura apoyado en tus manos y rodillas y buscar algo que te resulte familiar. Sabía que quería tomar esta iteración de un Batman más joven que estaba al principio de su arco, con el que había espacio para crecer, espacio para un despertar, y ponerlo en el centro de este misterio, que sería lo que nos llevaría a todos estos otros personajes”, describe el realizador de Cloverfield (2008) y de las elogiadas últimas dos partes de la franquicia El planeta de los simios.
Inmerso en su segundo año como el superhéroe, Bruce Wayne les sigue las pistas a los asesinatos de prominentes figuras de una viciada ciudad Gótica. Cruentos e indescifrables, los crímenes vienen acompañados de una nota con enigmas dirigidos a él, autoría de The Riddler, el Acertijo (Paul Dano).
El propio cineasta se encarga de detallar la manera en que el filme introduce esa dinámica de superhéroe y villano. “Me encanta la idea de poner al público en esta relación empática con los personajes y que puedan experimentar este tipo de inmersión en la perspectiva de otra persona. Quería comenzar la película con un título gigante que dijera The Batman y luego seguir con una respiración y que sientas que estás viendo algo desde el punto de vista de alguien y pienses: ¿eso significa que lo estamos viendo desde el punto de vista de Batman? Pero lo estás viendo desde The Riddler”, sostiene. “Luego, en otro lugar, ves todo desde Batman, desde Bruce, y piensas: ¿es The Riddler? Entonces tienes este tipo de trasfondo en el que te preguntas si hay algún diálogo en el que estén estos personajes”.
Si Batman: El caballero de la noche (2008) se alzó como una cinta memorable fue en gran medida por cómo conectó al superhéroe encarnado por Christian Bale con el Joker de Heath Ledger, quien en todo momento amenaza con quebrarlo emocional y moralmente. Hasta que nazca una versión superior en el cine, esa es probablemente la barrera a superar para cualquier cinta en solitario sobre el personaje.
En su camino previo a encarnar a un rol “potencialmente realmente aterrador”, e inspirado en el asesino del Zodiaco, Dano revela que dedicó tiempo a reflexionar en torno al vínculo del superhéroe con sus villanos y en específico con el suyo. “Me encanta que no podrías tener a este Riddler sin Batman. Creo que la dinámica entre ellos se nota en la narración de Matt (Reeves) con la cámara. Hay un límite allí que creo está muy bien explorado. Hay más oscuridad en la moralidad, es menos sólo héroe y villano, blanco y negro. No sólo están protegiendo el statu quo, hay algo mal en esta ciudad. Y es realmente complicado tener un villano cuyas ideas no están mal; tal vez la ejecución está en fuera de lugar. Pero me pareció que era realmente complicado y convincente”, señala.
Todos contra Batman
Rodear a un personaje central de varios villanos o potenciales villanos puede ser una apuesta de alto riesgo. The Batman, que se plantea como la primera pieza de un universo nuevo e independiente, y que ya tiene en marcha dos series de televisión y probablemente secuelas en forma de película, eleva la ambición sin temor. A la luz de lo que propuso Spider-Man: Sin camino a casa en diciembre, ese apetito parece ser la nueva regla en el cine de superhéroes.
Dentro de ese dibujo, Catwoman traza un lazo impredecible con el papel de Pattinson, quien se pasea por las calles de la ciudad combatiendo el crimen sin una brújula totalmente definida. Estrechos colaboradores fuera y frente a las cámaras, Kravitz y su compañero dicen que no se esforzaron demasiado para sacar chispas en la superproducción.
“Fue muy fácil. Rob (Pattinson) y yo hemos sido amigos durante mucho tiempo, y creo que mucho de eso estaba en la página. Es realmente lo que Matt (Reeves) escribió. Los estados emocionales de estos dos personajes eran muy claros, y la conexión que encuentran entre ellos, y por qué se conectan, era muy clara”, apunta la actriz de la serie de HBO Big little lies y Mad Max: Furia en el camino (2015). “Ambos se sintieron solos toda su vida. Conocer a alguien que tiene una forma de pensar similar, que te atrapa de la forma en que ellos se atrapan entre sí, creo que realmente es el corazón de la historia”, añade.
En ese atiborrado mapa de personajes también ganan un espacio “Oz” Cobblepot (Colin Farrell), antes de convertirse por completo en el Pingüino, y el mafioso Carmine Falcone (John Turturro), la cara más notoria de los vicios de la ciudad. Fuera de Alfred (Andy Serkis), el único aliado en el que Bruce Wayne confía plenamente es un James Gordon aún no ascendido a comisionado, con quien forma una dupla de “personajes aislados”, describe Jeffrey Wright.
“Creo que para Gordon hay algo muy útil en este tipo. No estoy muy seguro de lo que es. Son los primeros días de la relación. Pero cuando tiene tan pocas herramientas propias y tan pocos socios propios en los que pueda confiar, realmente hay un sentimiento de desesperación en que él acepta subirlo a abordo”, expresa el actor.
Inspirado por cómics fundamentales como Batman: Year one (1987), de Frank Miller y David Mazzucchelli, y Batman: The long Halloween (1996), de Jeph Loeb y Tim Sale, Matt Reeves buscó esbozar a un personaje en construcción que inscribe sus primeras alianzas, calibra su rabia y su sentido de responsabilidad, mientras The Riddler desata el caos en la urbe.
Pattinson analiza ese aspecto del papel: “Normalmente Batman se va, entrena y vuelve plenamente realizado, confiado en su capacidad de cambio, es heroico cuando regresa. En esta (película) me encantaron todos los tipos de debilidades que tiene, como en la escena en la que salta cuando él usa la capa por primera vez. Batman siempre ha sido un poco falible, es sólo un hombre con un traje blindado, pero esta (cinta) realmente adopta mucho de eso. Hace que sea más interesante interpretarlo”
Quizás el elemento que engloba las casi tres horas de largometraje, y los personajes principales y secundarios de la trama, es cuán heredera es The Batman del cine negro. El director, reconoce, perseguía que “se sintiera la calidad visceral de la película, que se sintiera subjetiva. De esa manera, es como un noir clásico”. Como los cómics han enfatizado en diferentes etapas, Batman es el mejor detective del mundo y su nueva cinta promete honrar como ninguna esa tradición.