“Aún me queda mucho por vivir”: los tormentos de Karen Carpenter que visibilizaron la anorexia
Un día como hoy, una de las mejores cantantes de todos los tiempos habría cumplido 72 años. Su vida estuvo marcada por la popularidad que cosechó junto a su hermano durante los años 70 como miembro de la reconocida agrupación The Carpenters, y su muerte visibilizó una enfermedad de la que no se hablaba por entonces en los medios de comunicación: la anorexia. Aquí, su estremecedora historia.
El 4 de febrero de 1983, Agnes Reuwer Tatum, la madre de los hermanos Carpenter, corría a toda velocidad las escaleras que daban hacia el segundo piso de su casa, y en un gesto de último auxilio comenzó a dar respiración boca a boca a una frágil Karen Carpenter. Minutos después, su hija sería traslada a un hospital en Downey, California.
Al llegar, un grupo de paramédicos intentaron infructuosamente reanimarla con una serie de inyecciones de adrenalina. Se dice que cuando llegó al centro hospitalario su corazón latía levemente entre largos intervalos.
Pese a los esfuerzos, el debilitado cuerpo de Karen Carpenter no soportó más. Tenía 32 años y pesaba solo 38 kilos. Por entonces, mucho se había especulado sobre el estado de salud de la baterista de la agrupación The Carpenters, aquella joven que con su voz cautivó a toda una generación.
Ya en 1975 se le veía física y mentalmente exhausta; de hecho, durante una serie de conciertos ofrecidos en Las Vegas, algunos de sus seguidores comenzaron a cuestionar si la cantante padecía de algún tipo de cáncer. Nada más lejos de la realidad.
“Carpenter se desmayó cerca de las 09:00, en su casa de Downey, California. Los bomberos entraron y encontrando a Karen en el suelo, cubierta únicamente con un camisón. Al principio los servicios de emergencia detectaron un leve pulso que les hizo creer que podría sobrevivir, pero luego la cantante sufrió un paro cardíaco. A pesar de los esfuerzos por resucitarla, Karen fue declarada muerta 50 minutos más tarde”, publicaría por entonces la revista People.
Tras su muerte, la autopsia reveló no solo lo obvio, que la causa final de su deceso se debió a una insuficiencia cardíaca, sino también que entre su sangre se encontraban restos de jarabe de ipecacuana, un medicamento que produce vómitos en casos de sobredosis o envenenamiento. Karen Carpenter fue una de las primeras figuras públicas o mediáticas en padecer de una silenciosa pero devastadora enfermedad: anorexia nerviosa.
Su caso visibilizó un trastorno de conducta alimentaria poco conocido, al menos a nivel mediático, hasta entonces.
Una mujer distintiva
The Carpenters, el duó en el que estaría junto a su hermano Richard Carpernter, fue una de las agrupaciones más reconocidas de la industria musical norteamericana de la época. Por entonces, sus vestimentas, su actitud, su música y el timbre de voz de la menor de los hermanos, distaba muchísimo de lo expuesto por las agrupaciones de rock que por entonces dominaban gran parte de la escena musical.
Sus letras hablaban principalmente sobre el amor, con un tono suave, muy cuidado, lo que junto con su imagen de “niños buenos” les valió la bendición de prácticamente todos los medios de comunicación más oficiales de su época.
Incluso, en agosto de 1972, un mes y medio antes de ser detenidas las primeras cinco personas del escándalo Watergate, el propio presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, los invitó para que se presentasen en la Casa Blanca, ocasión en la que el dúo de Los Ángeles interpretó sus éxitos We’ve Only Just Begun, (They Long to Be) Close to You y Rainy days an mondays.
No obstante, tras aquella aura de éxito vinculada a una música pulcra e inofensiva, se escondía todo el calvario que silenciosamente crecía como una avalancha al interior de la joven Karen. Durante sus presentaciones, era innegable su desplante en el escenario, en el que destacaba por su dulce voz y habilidad para tocar la batería.
Sin embargo, al bajar de él, volvía a ser aquella tímida joven que poco a poco se fue deteriorando mientras sufría sus conflictos internos.
A su vez, como millones y millones de personas alrededor del mundo, se vio enfrentada a los estereotipos de belleza de su época, aquellas figuras que muchas veces son referencia de un “ideal” de apariencia, o quizás peor aún, el cómo se deben sentir las personas con su propio cuerpo. Sobre todo cuando la industria de la música ingresaba en la era de los videoclips y los shows multitudinarios, donde la imagen y la estética pasaron a ser elementos fundamentales de su oferta.
Además, los comentarios de los medios de comunicación, junto con la exposición mediática, y sus relaciones familiares y amorosas, formaron una tormenta de la que fue imposible que Carpenter escapara.
Los primeros años
Karen Carpenter nació un 2 de marzo de 1950, cuatro años después de su hermano Richard, siendo ellos los únicos hijos de la pareja compuesta por Harold Bertram Carpenter y Agnes Tatum, un matrimonio de clase media de la ciudad de New Haven, Connecticut. Sin embargo, la familia se mudaría a Downey, California, en 1963, para acercarse al centro de la escena musical, ya que desde sus primeros años estaba entre los planes familiares el desarrollo de una carrera en este rubro por parte del mayor de los hermanos.
Si bien Agnes Tatum poseía una gran cantidad de discos, los que eran disfrutados por sus hijos, solo en Richard estos despertarían un mayor interés, al menos inicialmente, detonando que la madre de la familia volcara toda su atención en una futura carrera para él.
Así, desde pequeño, el mayor de los hermanos demostró tener dotes para tocar el piano, siendo este un mundo que era muy ajeno aún para una joven Karen, quien prefería pasar el tiempo practicando béisbol con sus amigos.
De cualquier forma, tras el traslado la familia, Karen se inscribió en la agrupación musical de su escuela, con el fin de eximirse de las horas de geometría y educación física, materias que por entonces intentaba evitar a toda costa. De hecho, fue aquí cuando le dieron su primer instrumento, un xilófono, el que olvidó rápidamente tras ver a unos de sus compañeros tocar la batería, quedando así prendada para siempre con los bombos, cajas y platillos.
Si bien durante su época escolar los hermanos formarían parte de algunas bandas lideradas por el mayor de ellos, no fue hasta que Richard ingresara a la Universidad de Long Beach en California cuando ambos formarían Richard Carpenter Trio, en 1965, su primera agrupación importante.
En dicha formación, Richard y Karen Carpenter tocarían el piano y la batería respectivamente, además, incluirían a Wes Jacobs, quien ayudaría con la tuba y el contrabajo.
Richard Carpenter Trio se presentarían como agrupación en la célebre competición Battle of the Bands de 1966, realizada por entonces en el Hollywood Bowl de Los Angeles. En esta ocasión ganaron el primer lugar, cuyo premio incluía un contrato con el sello RCA. Pese a grabar algunas canciones, el sello no vio mucho futuro en el estilo del grupo por considerarlo “muy cercano al jazz”, por lo que desistieron de incluirlos.
Por entonces, Karen Carpenter se mantendría estrictamente como baterista, y no sería hasta una presentación con Joe Osborn, parte del estudio Wreking Crew -luego de que éste escuchara la voz de Karen en una interpretación que no estaba prevista en la audición- que se les aconsejaría que ella debiese tomar la voz principal de la banda.
No obstante, luego de una serie de infructuosos intentos por ser fichados por algún sello, la agrupación se separó, aunque esto no sería motivo para que los hermanos abandonasen sus convicciones musicales.
La fama
Se dice que por entonces Karen Carpenter habría comenzado a incorporar en su vida la dieta Stillman, muy popular -y dañina por igual- en aquellos años, la que consistía en ingerir grandes cantidades de agua mineral y exclusivamente proteínas como carne, huevos o queso. Quizás, este sería el primer paso hacia un desenlace difícil.
Por otro lado, durante los años 60, el canon de belleza era encarnado por una figura en particular, que acaparaba gran parte de las portadas de revistas de entonces: la modelo, actriz y cantante inglesa Twiggy. Su apodo, significaba literalmente “ramita”, lógicamente en alusión a su contextura. De hecho, tal era su influencia que fue nombrada por el periódico inglés Daily Express como el rostro de 1966, por lo que era vista por toda una generación como un modelo social y estético.
No obstante los intentos fallidos, finalmente un amigo de los hermanos llevó un demo hasta las oficinas de Herb Alpert, cofundador de A&M Records, quien luego de escuchar la cinta decidió incluirlos dentro del sello el 22 de abril de 1969, ya con el nombre de The Carpenters.
Fue entonces cuando el dúo grabó su primer disco, Offering (1969) y tras la recepción de éste despuntarían con su mayor éxito, el sencillo (They Long to Be) Close to You homónimo al álbum lanzado en 1970.
Rápidamente la canción conseguiría posicionarse en el lugar número 1 en el ranking Billboard Hot 100. Además, gracias a dicho track, The Carpenters cosechó lo que sería el primero de sus tres premios Grammy, obteniendo la certificación de Oro por la Asociación de la Industria de la Grabación de América (RIAA) durante el 12 de agosto de 1970.
Así, con la llegada del éxito, se acrecentaron también las inseguridades de Karen Carpenter. El público, comenzó a exigir mayor protagonismo de quien interpretaba con una dulce voz uno de los mayores éxitos del momento, lo que aumentó su exposición. De hecho, algunos libros postulan que por entonces algunos medios de comunicación comenzaron a hacer alusión a su peso, lo que deterioró aún su seguridad frente a su propio cuerpo.
Poco a poco, la situación se convirtió en algo difícil de controlar.
Así, según destaca una publicación del medio El País, durante el verano 1973, Karen Carpenter tomó la decisión de contratar a un entrenador personal y comenzó a medir de manera obsesiva todo cuanto comía, luego de ver unas fotografías de una de las presentaciones que The Carpenters realizó en el Lago Tahoe, donde ella advirtió que se le asomaba un “bulto” en su vientre.
Luego de sus compulsivas sesiones de ejercicio, la cantante comenzó a ganar masa muscular, y por entonces los músicos de la agrupación que acompañaron a la banda durante sus extensas giras daban cuenta de que la menor de los Carpenter les daba a probar a todos su comida sin que ella alcanzase a tocarla. Debido a esto, decidió despedir a su entrenador y comenzar su propia dieta, perdiendo en poco tiempo más de 11 kilos.
Sus últimos días
En 1975 la cantante de 25 años medía un metro sesenta y tres y pesaba solo 40 kilos. Con los años, se sabría que durante los 70 tomaba cerca de 90 pastillas de manera diaria, entre laxantes y anfetaminas, lo que la deterioraba día tras día. De esta forma, debido a la debilidad que presentaba en el escenario, The Carpenters se vieron obligados a cancelar su gira por Europa.
Sin embargo, gran parte de la atención familiar y mediática estaba en su hermano mayor, quien por entonces tuvo que ser internado debido a su adicción a sedantes y pastillas para dormir, que por entonces se comercializaban con el nombre de Quaalude. De esta forma, las presentaciones de la agrupación se hicieron cada vez más intermitentes, lo que estuvo acompañado de una caída en la popularidad de la agrupación durante aquellos años.
En este contexto, Karen Carpenter decidió grabar su primer disco solista en 1979. Sin embargo, los ejecutivos del sello A&M decidieron no lanzarlo, ya que, según ellos, las canciones no estaban a la altura de lo que lograba The Carpenters.
Sin embargo, se dice que en realidad fue Richard Carpenter quien se opuso al lanzamiento del álbum solista de su hermana, por miedo a que él fuera opacado. El disco, se mantuvo inédito hasta 1996, trece años después de la muerte de Karen Carpenter, luego de que su hermano, quien figura como propietario de los derechos de autor de sus canciones, permitiera su lanzamiento.
La relación entre los hermanos Carpenter y su trayectoria como músicos ha sido motivo de constantes polémicas durante los últimos años. De hecho, la historia ha sido recogida en dos películas que muestran versiones completamente antagónicas. Una de ellas se titula La historia de Karen Carpenter (1989), dirigida por Joseph Sargent y el propio Richard Carpenter, en la que se muestran leves rasgos de vanidad en Richard, pero sin alusión a algún tipo de invisibilización por parte de éste o su madre hacia su hermana menor.
Por otro lado, un año antes, se publicó Superestrella: La historia de Karen Carpenter (1988), dirigida por Todd Haynes. Actuada por juguetes, la producción expuso una visión crítica frente a la familia y el hermano mayor de los Carpenter, en los que Agnes Reuwer se presenta como una madre con clara predilección por éste, quien además ejercería fuertes presiones hacia su hija menor. Además, se exhibe a Richard Carpenter como una persona que constantemente intentaba desplazar a su hermana, para asumir él el rol protagónico.
De cualquier forma, la segunda película fue denunciada por el propio Richard Carpenter, quien comenzó un proceso judicial sustentado en que Todd Haynes no poseía los derechos de las canciones utilizadas en la cinta, lo determinó que se prohibiera su exhibición.
Finalmente, luego de verse imposibilitada de lanzar su primer disco solista, en 1981 Karen Carpenter conoció a Tom Burris, quien trabajaba en la industria inmobiliaria. Por entonces, decidió refugiarse en él y tras unos meses decidieron casarse.
Karen Carpenter deseaba formar una familia. Sin embargo, solo dos días antes de la ceremonia se enteraría de que Tom Burris no podría cumplir con esta expectativa, ya que él le habría ocultado hasta entonces el haberse sometido a una vasectomía. Tras esto, ella pidió consejo a su madre, quien haciendo gala de la relación que mantenía con ella, inmediatamente le indicó que no podía retractarse, ya que estaba todo dispuesto para la celebración.
El matrimonio estuvo lejos de resultar como un espacio de contención para la artista, ya que según se señala, al poco tiempo él comenzó a tratarla de manera despectiva, comparando su apariencia con un “un saco de huesos”. Así tras dos años, de Tom Burris solo recibiría solicitudes de dinero para poder solventar grandes deudas que éste había adquirido de manera previa.
Luego de dos años, Karen Carpenter, ya pesaba cerca de 38 kilos cuando tomó la decisión de firmar el divorcio con su marido. Sin embargo, no llegó nunca a hacerlo. Por entonces había decidido pasar la noche en casa de sus padres en Downey, en la que falleció aquella mañana del 4 de febrero de 1983.
“Aún me queda mucho por vivir”, le habría señalado a su peluquero personal solo dos semanas antes de su deceso.
Tras su muerte, se visibilizó una enfermedad que por entonces era desconocida a nivel mediático, lo que originó un incremento en la investigación de los trastornos de la alimentación. Además, su legado musical, la ha llevado a ser reconocida como una de las 100 mejores cantantes de todos los tiempos según el ranking de la revista Rolling Stone. A su vez es constantemente citada por diferentes artistas femeninas, como Madonna, K.D Lang y Shaina Twain, como una gran influencia en su música.
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