Es el tipo de estrella que al entrar a una habitación provoca que todos giren la mirada. Espigado, con un timbre de voz inconfundible, provisto de su boina de turno, Samuel L. Jackson (Washington, 1948) es una presencia poderosa tanto fuera como dentro de la ficción, donde su leyenda continúa en expansión.
Ese rasgo no se pierde en la virtualidad, cuando de pronto aparece al otro lado de la pantalla. “Serán respuestas realmente largas, así que sólo habrá como tres preguntas”, asegura serio pero con ganas de estallar de risa, esa carcajada que resuena cada vez que sus personajes tienen un atisbo de momento cómico.
Siempre de mente rápida, el actor de Pulp fiction y Star Wars se dispone a mirar su pasado. Rememora las noches en que escuchaba la radio junto a su abuelo y se entretenía con las versiones de radioteatro de El Llanero Solitario y de La Sombra. “Eran solo voces”, dice, “pero tú aprendes cómo matizar la historia a través de la forma en que la voz sube y baja o la velocidad del discurso, cuan fuerte está hablando alguien o cuan suave está hablando alguien. Todas estas cosas fueron increíbles. Entonces mi abuelo me decía que inventara historias y se las contara. Y luego yo inventaba una historia para contársela”.
El motivo de que Jackson se reúna a través de Zoom con Culto y un reducido grupo de medios es el estreno de un proyecto que toca su fibra más personal. Durante casi una década intentó adaptar The last days of Ptolemy Grey (2010), la novela del escritor Walter Mosley sobre un hombre en el epílogo de su vida, un sueño que se consumó al convertirla en una miniserie de seis capítulos para la plataforma Apple TV+, donde se lanzará el próximo viernes 11. “En el momento que sucedió, estaba listo y ansioso de hacerlo”, apunta.
Gracias en parte al trabajo del maquillador Jack Garber, con quien ya había colaborado en Django sin cadenas (2012) y Los 8 más odiados (2015), el intérprete se pone en la piel de un nonagenario con demencia que queda al cuidado de una joven huérfana (Dominique Fishback) y que se ilumina cuando descubre un tratamiento para recuperar temporalmente sus recuerdos.
“La gente de mi familia tiende a vivir mucho tiempo, lo cual es bastante bueno, así que sigo aquí”, señala. En una dimensión más sombría, su madre, su abuelo y otros familiares padecieron de un deterioro mental similar al del protagonista que encarna en la ficción. “Recuerdo incidentes específicos y cómo sucedieron las cosas, o cómo les afectaba que les hablara, o la mirada en su rostro cuando intentaban recordar algo que yo pensaba que debían recordar hasta que aprendí a no hacer ese tipo de preguntas”, cuenta.
“No soy un actor de método”, ataja. “Siempre he pensado que hay una parte de mí en los múltiples personajes que hago. No puedes evitarlo, porque eres tú. Traté de darle a Ptolemy cualidades específicas que conozco y entiendo. Se parece mucho a algunos de mis abuelos y sus hermanos y algunos antepasados”, describe.
Jackson se alista para recibir durante las próximas semanas el Oscar honorífico por su contribución en el mundo del cine, en medio de un año en que irónicamente llega con dos protagónicos en series: The last days of Ptolemy Grey y Secret Invasion, la ficción de Marvel para Disney+ en que interpreta una vez más a Nick Fury.
“Siempre me ha interesado hacer televisión”, declara, junto con expresar su admiración por Los Soprano, The wire y The shield. “Me gusta ver a esos personajes y contar una historia más profunda de lo que podría ser una serie de televisión normal. Comencé a sentir que podía o debía tener la oportunidad de estar en todo ese tipo de cosas antes”. ¿Entonces qué ocurrió? “Mis agentes y mánagers, siendo las personas maravillosas que son, me mantuvieron trabajando y se aseguraron de que nunca tuviera tiempo para hacer nada de eso”.