Hasta principios de esta semana, parte importante de los masivos conciertos que alimentan la cartelera inmediata -incluido Lollapalooza, uno de los mayores eventos del país, a realizarse el 18, 19 y 20 de este mes en el Parque Bicentenario de Cerrillos- estaban en el limbo y con la posibilidad cierta de no realizarse. O de hacerse en condiciones muy distintas a las normales.
Para comunas en Fase 4 (Apertura inicial), el plan Paso a paso establecía una capacidad de mil personas en espacios cerrados y cinco mil en espacios abiertos. O sea, Lollapalooza, que aspira a juntar más de 50 mil asistentes en cada una de sus jornadas, estaba muy por sobre el límite fijado ante la crisis sanitaria del Covid-19.
El propio presidente de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), Rodrigo “Don Rorro” Osorio, también cantante del grupo Sinergia, lo comentaba sin matices en una entrevista con radio Futuro en febrero: “Si se mantienen los aforos como están, Lollapalooza es inviable de hacer”. En la industria existía un indisimulado temor por esos días ante el efectivo escenario de que el espectáculo no pudiese levantarse por tercer año consecutivo.
Sin embargo, el escenario se descomprimió.
Justo una semana antes de la cita que tiene como protagonistas a Foo Fighters, Miley Cyrus y The Strokes, el Ministerio de Economía anunció una medida que permitirá que una serie de recitales y festivales se realicen sin los límites de aforo que regían hasta esta semana, habilitando una capacidad de público bastante más cercana a los días de normalidad.
“Estamos eliminando el tope máximo de asistentes. Actualmente, en Fase 4, son mil personas en espacios cerrados y cinco mil en espacios abiertos. Con los cambios, el aforo quedará determinado por el número de personas por metro cuadrado que se permita”, explicó el pasado lunes el ministro de Economía, Lucas Palacios.
El límite para espacios cerrados en Fase 4 era de una persona por cada dos metros cuadrados; ahora con el ajuste, se pasa a dos personas por cada un metro cuadrado de superficie útil. Las autoridades subrayaron que, con tales cambios, se cuadruplica la capacidad permitida.
Lollapalooza puede respirar tranquilo, con trabajos de instalación de escenarios e infraestructura que se suceden desde hace varos días en Cerrillos. Pero no sólo ellos: muchos conciertos podrán desarrollarse con una capacidad mucho mayor, como la visita del fenómeno español C Tangana en el festival Otoño Fauna (23 de marzo) o el retorno de Raphael junto a la numerosa Orquesta Filarmónica de Chile (26 de marzo), ambos en el Movistar Arena.
En la industria hay optimismo por los cambios, aunque subrayan que aún resultan “insuficientes”. Se destaca que gran parte de las campañas impulsadas en los últimos días -con músicos o actores en videos pidiendo el retorno de los aforos al 100%- han surtido efecto y propiciaron que justo una semana antes de Lollapalooza se puede hablar de un panorama más favorable al respecto.
De hecho, ven al festival como una “prueba de fuego”: reunir a miles de personas durante tres días en un solo sitio será una instancia observada por distintos ojos -desde las autoridades de salud hasta los promotores de espectáculos- y marcará una pauta respecto a lo que viene en otros encuentros multitudinarios, como el homenaje a Soda Stereo Gracias Totales o la vuelta de Metallica, ambos agendados en el Estadio Nacional para abril.
Eso sí, se insiste en que la carrera estará ganada cuando se abran los aforos en su capacidad total y absoluta, sin límite por metro cuadrado, lo que esperan se pueda dar con las jefaturas del gobierno entrante de Gabriel Boric. Para ello, precisamente distintos gremios del ocio y la entretención -dedicados no sólo a la música, sino que también a rubros como discotecas o gastronomía- han sostenido reuniones en los últimos días con las nuevas autoridades, como una manera de plantearles los objetivos inmediatos.
Jorge Ramírez, gerente de la Asociación Gremial de Empresas Productoras de Entretenimiento (AGEPEC), cuenta: “Desde la perspectiva sectorial, los productores de espectáculos, los técnicos y los recintos, los trabajadores y las trabajadoras, para nosotros (esta nueva medida) es una señal, pero no es definitivamente la luz. Acá había una cantidad importantísima de eventos importantes durante el mes de marzo que estaban en peligro de no poder realizarse por el aforo anterior. No sólo ahora se permite y se visibiliza Lollapalooza, que tiene los metros cuadrados necesarios que este plan propone en esta etapa en un parque; también se pueden hacer eventos que antes no se podían hacer por aforo completo, como Raphael con la Filarmónica de Chile. Lollapalooza es un evento muy significativo, pero es parte de un ecosistema donde es cosa de mirar la frondosa cartelera de marzo y abril. Es un sector profundo, no sólo un determinado evento,, sino que esto atañe a eventos pequeños, medianos y grandes. E insisto: es insuficiente. Necesitamos los aforos completos”.
Contactados para esta nota, los organizadores de Lollapalooza declinaron por ahora dar declaraciones.