La noche de hermandad, homenajes y abrazos de Pedro Aznar
El concierto en el Movistar Arena fue el retorno del artista trasandino a Chile tras dos años de pandemia. En casi tres horas de música el pasado sábado, Aznar realizó un recorrido completo por lo más destacado de su carrera. El show –armado especialmente para nuestro país– contó con la participación de Nano Stern, Elizabeth Morris, Manuel García, Víctor Heredia y Valentín Trujillo, además de los ex Bipolares Danilo Donoso y Fernando Julio.
Su arribo a Chile sucedió un par de días antes del concierto. Además de ensayar junto a sus invitados (Nano Stern, Elizabeth Morris, Manuel García, Víctor Heredia, Valentín Trujillo y los ex Bipolares Danilo Donoso y Fernando Julio), Pedro Aznar fue parte de los artistas convidados por el presidente Gabriel Boric a la ceremonia del cambio de mando, celebrada el pasado viernes 11 de marzo.
“Durante la campaña le mandé un mensaje fraterno al pueblo de Chile. Para mí es un tremendo honor estar hoy aquí, en esta transferencia de mando”, señaló Aznar a las cámaras de Chilevisión durante el evento, haciendo referencia al poema Carta de amor urgente a la tierra de mis hermanos que el músico dedicó al país a pocas semanas de la segunda vuelta presidencial.
El trasandino siempre se ha referido a sus lazos con Chile en términos de hermandad. Y el concierto brindado el sábado 12 de marzo reafirmó ese sentimiento.
Bautizado como Tierra de hermanos, la cita en el Movistar Arena no sólo incluyó varios de sus grandes éxitos –como Quebrado y Ya no hay forma de pedir perdón¸ versión en español del hit de Elton John–, sino que también otorgó un rol bastante protagónico a sus colegas chilenos. Especialmente en la primera parte del recital.
A las 20:38, con un par de minutos de retraso y ante un público expectante, Nano Stern fue el encargado de abrir los fuegos en solitario. Sin más compañía que su guitarra, Stern cantó Nube -canción que alguna vez fue interpretada por Aznar y que motivó el inicio de la amistad entre ambos- e Inventemos un país, ambas de su autoría.
Le siguió Elizabeth Morris, con Darte luz y La mexicana, esta última, presentada como un homenaje al género femenino. En su presentación estuvo acompañada por la banda compuesta por Trujillo, Donoso y Julio, que también apoyaron la presentación del siguiente invitado.
Tras unos minutos de silencio provocados por el intercambio de artistas, el Movistar Arena recibió al cantautor Víctor Heredia entre ovaciones. Con una voz envejecida y potente, tocó dos clásicos del cancionero latinoamericano: Bailando con tu sombra y Sobreviviendo.
El aperitivo musical fue cerrado por Manuel García, que subió al escenario para tocar La danza de las libélulas y El viejo comunista, esta última acompañada por la pianista Carmen Paz Kuki González.
La presentación de los cuatro compositores tuvo en común las referencias a la actividad del cambio de mando. Los músicos, de forma transversal, manifestaron sentirse emocionados y felices por el acto republicano que dio inicio a la administración liderada por el presidente más joven de la historia.
A las 21.30 el escenario volvió a quedar vacío. Cuatro minutos más tarde, y entre medio de los aplausos impacientes del público, Aznar caminó hacia el centro del escenario tocando con su guitarra eléctrica Tu amor, mientras la pantalla instalada a su espalda dibujaba una fotografía de Charly García.
El clásico de Tango 4, tercer disco del dúo Aznar-García, marcó el comienzo de un show íntimo, que, mayoritariamente, tuvo al cantautor en las tablas sin otra compañía más que sus guitarras o bajo.
Un show marcado por la hermandad
Contando los dos temas finales del bis, el trasandino recorrió un amplio repertorio de 26 canciones que incluyeron clásicos de su discografía, como Fotos de Tokio, Muñequitos de papel y Quebrado; algunas de sus más afamadas reversiones, como Deja la vida volar, Ya no hay forma de pedir perdón y A primera vista; un cover de The Beatles (Strawberry Fields Forever); y algunas de sus últimas composiciones, como Copoland y Un simple abrazo, esta última compuesta junto a Víctor Heredia e inspirada en la pérdida del contacto interpersonal que trajo consigo la pandemia.
Citando al cantautor Atahualpa Yupanqui con la frase “yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar”, el artista dio la bienvenida a la primera de sus invitados. Junto a Elizabeth Morris, el músico cantó Decimas, en un dueto de voz y guitarras. La canción, de la autoría de Morris, tuvo el plus de contar con una copla añadida por Aznar.
Cuatro temas más adelante, Heredia se arrimó al escenario para cantar Un simple abrazo con su compatriota. Pasó el mismo intervalo musical antes de que Nano Stern fuera anunciado. En conjunto, interpretaron Festejo de color, una canción del chileno que habla sobre migración y los problemas que trae para los migrantes en todo el mundo.
El último invitado en subir fue Manuel García. Juntos, lograron convocar el silencio absoluto del Movistar Arena al tocar con contrabajo y guitarra una de las canciones de su disco conjunto Abrazo de hermanos. La canción Si no hablamos fue parte del soundtrack de la película Tengo miedo torero, basada en la novela homónima de Pedro Lemebel y protagonizada por el actor Alfredo Castro. García dedicó la canción al escritor, emblema del movimiento LGBTQI+ que falleció de cáncer el 2015.
Mientes, A primera vista y Quebrado fueron los temas que, a las 23.11 hrs., cerraron la primera entrada de Aznar al escenario. Tras despedirse, agradecer y anunciar que “eso sería todo por esta noche”, en medio de aplausos y ovaciones que solicitaban un poco más de música, Aznar subió nuevamente para cantar Maldigo del alto cielo, de Violeta Parra.
La canción terminaba y el trasandino volvió a desaparecer del escenario, para subir por última vez acompañado de sus cuatro “hermanos”. En conjunto, y con un público que apoyaba los coros bajo la instrucción de Aznar, los músicos cantaron Tan alta está la luna, sólo acompañados por un pequeño tambor de cuero tocado por el argentino.
Además de Charly García y Pedro Lemebel, el recital incluyó homenajes musicales a José Luis Borges, Atahualpa Yupanqui (de quienes Aznar musicalizó poemas), Víctor Jara, Violeta Parra y Mercedes Sosa, icónica cantautora argentina que fue mentora del músico.
El protagonismo del cambio de mando
El evento político del pasado viernes 11 de marzo pareció no dejar indiferente a nadie. Al menos a los artistas que se presentaron la noche del sábado en el Movistar, y a la gran mayoría del público que respondía con aplausos y algunas consignas políticas a los comentarios de los músicos.
La relevancia del cambio de mando fue transversal tanto para el anfitrión como para sus colegas invitados. Cabe destacar que Aznar y Heredia fueron invitados a la ceremonia, donde también desfilaron personalidades culturales de talla mundial, como las escritoras Isabel Allende y Gioconda Belli.
Un ejemplo de ello fueron las palabras de Morris, que definió lo sucedido el día anterior como una “celebración”. “Celebramos que tenemos un nuevo presidente por fin, al que yo agradezco su honestidad, su ternura y su capacidad de escuchar”, señaló la cantautora, recibiendo fervorosos aplausos de los asistentes.
Heredia también tuvo palabras sobre la proclamación del nuevo presidente: “Ayer fue un día de fiesta. Vamos a cantar por eso, por la memoria, por la justicia, por la libertad, por los derechos, y también por la paz”.
Pero el mayor gesto de fraternidad llegó días antes del concierto. Aznar no sólo incluyó músicos en su lista de invitados. El recién asumido presidente Boric también fue convidado por el cantautor. Sin embargo, y a pesar de la expectativa que causó el generoso intercambio entre el joven político y el artista, el presidente chileno no llegó al Movistar (aunque sí estuvo presente, entre otros, el ministro Secretario General de la Presidencia, Giorgio Jackson).
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