La chispa de Ryan Reynolds, un director contra el cinismo y un tributo a Spielberg: por qué El Proyecto Adam arrasa en Netflix
El director Shawn Levy usa el inoxidable recurso del viajero en el tiempo para construir una película que aspira a tocar la fibra emotiva y rendir homenaje al espíritu de clásicos como Volver al Futuro y E.T. Tras el éxito de Free Guy, el filme para la plataforma de streaming confirma la buena sociedad del cineasta con el actor de Deadpool.
*Su versión del viajero del tiempo
Adam Reed (Ryan Reynolds) viaja desde el año 2050 hasta el pasado, cayendo accidentalmente en 2022 en vez de en 2018, momento en que conoce a su versión adolescente (Walker Scobell). Pese a lo que sugiere inicialmente y a que en la historia hay elementos que intentan explicar la técnica del viaje en el tiempo, El proyecto Adam no es ciencia ficción pura y dura. Lo suyo es el impulso de emocionar, ya sea a costa de la inclusión de los padres del protagonista (Mark Ruffalo, Jennifer Garner) o su pareja (Zoe Saldaña).
El recurso está al servicio de la mirada del cineasta Shawn Levy, probablemente en el mejor momento de su carrera luego de producir y dirigir algunos capítulos de Stranger things y estrenar el año pasado la comedia de acción Free Guy: Tomando el control. “No significa que cada crítico vaya a estar de acuerdo –estoy seguro de que la gente hablará mierda al respecto aquí y allá–, pero la realidad es que estoy tratando de hacer películas decididamente no cínicas y humanistas en una época donde la oscuridad, el nihilismo y el cinismo son gestos de facto”, expuso el realizador en diálogo con The Wrap.
*La nostalgia de tributar a Amblin
Aunque ha mantenido su impulso en el cine y las series durante más de 40 años, Amblin definió su estatura legendaria en los 80, su primera década de existencia, cuando lanzó E.T., Volver al futuro, Gremlins y Los Goonies, todas obras memorables producidas o dirigidas por Steven Spielberg. El proyecto Adam rinde tributo a la estela que dejó la compañía, sin llevar el rótulo Amblin en sus créditos. Una influencia que Shawn Levy no oculta.
“Nunca estoy intentando citar ningún otro filme o emular cualquier otro filme, pero como alguien de mi generación, esas películas me estaban definiendo como público, como lo hicieron con cientos de millones de personas”, indicó recientemente a The Hollywood Reporter. “Pero también fueron inspiradores para mí como cineasta. Que el ADN de Spielberg y Amblin fluye en mis venas como cineasta, ya sea consciente de ello o no”.
El crítico Peter Travers celebró en su reseña para ABC News: “Sí, El proyecto Adam cae en trampas sentimentales y, sí, se desliza por caminos trillados en lugar de pavimentar otros nuevos con imaginación fresca. Pero te reirás, llorarás y animarás con este regreso sin cinismo al entretenimiento familiar de los años 80. Como viaje de nostalgia, es irresistible”.
“Es el tipo de cosas en torno al que podrías haberte reunido en el sofá para ver en VHS un viernes por la noche en los años 80″, apuntó Observer. En otra vereda, Vulture disparó: “Es un montaje de ideas de otros filmes populares que simplemente se queda ahí con poca cohesión. Es como ver una película que aún no se ha hecho”.
*Reynolds al alza y la sociedad con Shawn Levy
Durante unos años Ryan Reynolds buscó perfilar su carrera como galán de comedias, en títulos como Definitivamente, tal vez (2008) y La propuesta (2009). Fue Deadpool (2016) –su segundo intento en las películas de superhéroes tras la fallida Linterna Verde (2011)– la cinta que lo terminó de liberar como actor, consolidándolo como un intérprete con la presencia de las estrellas de antaño y un humor negro que conecta muy bien con la época actual.
En clave menos cómica pero igualmente luminosa, El proyecto Adam sigue los pasos de Free Guy: Tomando el control, el filme que marcó su primera asociación con Shawn Levy, donde encarnó a un personaje secundario de un videojuego que experimenta una revelación. Su papel en el largometraje recién estrenado, Adam, se beneficia de la maleabilidad del intérprete, capaz de resultar convincente en la tecla emotiva y en los pasajes más livianos. Fuera de ciertas debilidades, la producción confirma su buena sociedad con el director, con quien volverá a colaborar en la tercera parte de Deadpool.
“Como equipo, Ryan Reynolds y Shawn Levy harán películas mucho mejores que esta, pero puedes sentir el sabor de su combinación incluso en un malvavisco cinético como El proyecto Adam. No están tratando de fingir diversión”, apuntó Variety.
*La vigencia del poder de las estrellas
El éxito de No miren arriba en Netflix fue leído como una prueba contundente de que las estrellas siguen siendo trascendentales en el cine, que el poder de convocatoria no sólo lo tienen los remakes, reinicios o superhéroes. El arrastre en el streaming de El proyecto Adam puede despertar reacciones parecidas, aunque con un matiz: mejor si esos actores están en la cresta de la ola gracias al cine basado en las historietas, como ocurre con Reynolds (Deadpool), Mark Ruffalo (Hulk) y Zoe Saldaña (Gamora, de los Guardianes de la Galaxia).
Y mejor si el material original al que dan vida evoca a múltiples filmes ochenteros. Por cierto, tampoco hace daño el reencuentro de Jennifer Garner con Mark Ruffalo, casi dos décadas después de Si tuviera 30 (2004), una de las comedias más recordadas de comienzos de siglo.
Pero quizás la intervención más asombrosa sea la de Walker Scobell, un intérprete infantil sin experiencia que fue elegido para encarnar a la versión de 12 años del protagonista. “Esta es una actuación completamente lograda que va más allá de la novedad de un niño que realiza un truco de personificación de un actor famoso, ya que Reynolds y Scobell muestran una verdadera química de buddy-movie (película de amigos)”, sostiene Chicago Sun-Times.
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