“Una Madre Teresa rockera”: la muerte de Sumy Sadurni, la destacada fotógrafa chilena que inmortalizó Uganda
Residente en el país del África oriental, tenía 32 años y falleció como consecuencia de un accidente automovilístico, según confirmó su hermano. En su trabajo foto periodístico publicó a través de la Agencia France Presse, siempre centrándose en imágenes de los conflictos ugandeses, pero en una dimensión humana.
En las primeras horas del día de las elecciones presidenciales de Uganda, en 2021, Sumy Sadurni Carrasco, chilena, con poco más de una treintena de vida, estaba en la casa de Bobi Wine, el líder de la oposición que desafió al presidente del país, Yoweri Museveni. Presta, le tomó unas fotos a Wine, pero también a su esposa, Barbie Kyagulanyi, activista y figura política.
Esa mañana la acompañó Michael O’Hagan, también fotógrafo de la Agencia France Presse (AFP). “Era la clásica Sumy, porque no solo estaba mezclando la historia política de titulares sobre un líder de la oposición de Uganda que estaba bajo una gran amenaza, sino también abordando las cosas desde un ángulo diferente, examinando la perspectiva de Barbie y ella como individuo.”
Contra la vocación no se puede remar en contra y estar en el país del África oriental era lo que más le apasionaba a la fotógrafa chilena, quien el pasado 7 de marzo falleció en Kampala, la capital de Uganda. Tenía 32 años. Según comentó su hermano en una nota en The New York Times, Jorge Sadurni Carrasco, la causa del deceso fue un accidente automovilístico.
Nacida como Sumaya Maria Sadurni Carrasco el 30 de agosto de 1989 en Santiago, hija de Jorge Jose Sadurni Jammal y Maria Del Carmen DeCet Carrasco, la profesional tuvo una vida bastante viajada a corta edad. Si bien creció en Chile, luego vivió en México y Suiza. Hizo los estudios secundarios en la Escuela Internacional de Lausana y luego estudió periodismo en la Universidad de las Artes de Londres, aunque su licenciatura la obtuvo de la Universidad de Westminster. Su tesis de grado fue sobre la cobertura de los derechos humanos en Chile.
De ahí comenzó un trabajo como reportera gráfica de la AFP, se estableció en Uganda, en la África profunda tras haber visitado a un amigo de la infancia que vivía allí y quedar flechada para siempre.
En su trayectoria, Sadurni se enfocó en las personas, registrando marchas y protestas, sobevivientes de ataques con ácido, o trabajadoras sexuales en Uganda mientras se organizaban después de que se les negara la ayuda gubernamental durante la pandemia del coronavirus. En ellas, siempre se preocupó de retratar a las personas desde una perspectiva más íntima y humana.
Así, Liam Taylor, un periodista que se desempeña como copresidente de la Asociación Internacional de Prensa de Uganda, dijo sobre su obra: “Nos maravillamos con sus fotos. Nos conmovieron. Pero si quiere encontrar su legado, búsquelo en los jóvenes fotógrafos a los que apoyó e inspiró. Todavía están ahí afuera, tomando las fotos que ella ya no puede”.
Su amiga, Sally Hayden, también periodista, señaló en el diario estadounidense que el trabajo de Sadurni “se destacó por su determinación de representar la autonomía y la dignidad de sus sujetos”.
La activista ugandesa Stella Nyanzi, la calificó como: “Creativa, genial, considerada, compasiva, elegante y colaboradora”, y destacó el enfoque de sus fotos. “Donde varios expatriados que trabajan y viven en Uganda utilizan su experiencia al servicio de los abusadores privilegiados del poder opresivo. Sumy desplegó apasionadamente sus habilidades al servicio de los desvalidos”.
Linneti Kirungi, miembro del grupo de sobrevivientes a los ataques con ácido, comentó a The Guardian: “Ella solía tratar a todos con amor y respeto. Nuestra felicidad era su felicidad. Ella era ugandesa”. Y es que Sadurni solía desarrollar una amistad con las personas que retrataba.
A través de la Agence France-Presse, sus fotos aparecieron en algunos de los principales periódicos del mundo, como el propio The New York Times.
Su madre, en declaraciones recogidas por el The Guardian, ensayó una definición certera de su hija: “Una Madre Teresa rockera”, en alusión a su espíritu de ayuda, y a su fanatismo por el heavy metal y su look de largos rizos negros, rouge rojo y botas de motociclista.
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