Sin duda, la saga Bridgerton es una de las series más populares de Netflix, con cerca de 82 millones de reproducciones, solo superada hace muy poco por la incombustible El juego del calamar, con 142 millones de reproducciones. Pero detrás de ese fenómeno, hay una serie de libros que fueron adaptados exitosamente al formato serie.

A Chile acaba de llegar uno de estos, El vizconde que me amó, editado por el sello Titania y publicado originalmente en el año 2000. Se trata del segundo libro de la saga, y que a su vez, es la base para la segunda temporada de la serie, que la “Gran N” estrenó este 25 de marzo. Su autora es la neoyorkina Julia Quinn, quien se ha hecho de una buena reputación a escala mundial gracias a sus novelas románticas. Tanto es así que sus libros han sido traducidos a 41 idiomas y ha aparecido 19 veces en la lista de bestsellers del señero New York Times.

Para Quinn, más que el argumento, lo importante es comenzar con los personajes. “Con todos mis libros, el paso de escritura más importante es pasar algún tiempo aprendiendo quiénes son los personajes. Todos mis libros están basados en personajes. La trama es importante, pero nunca tanto como los personajes”, dice en charla con Culto.

Mientras escribía este segundo libro, ¿se sintió presionada de repetir el éxito del primero, El duque y yo?

No exactamente. Debido a la forma en que funcionan los calendarios de publicación, ya había terminado de escribir El vizconde que me amó (Libro 2) antes de que se publicara El duque y yo (Libro 1). Pero como todos los escritores de ficción de género, me esfuerzo por hacerlo un poco mejor con cada libro.

La segunda temporada de la serie se basó en este libro. ¿Le gustó cómo fue llevado a la pantalla?

Creo que es brillante. Desde el punto de vista de un escritor, el proceso de adaptación es fascinante. La serie de Netflix no es una adaptación palabra por palabra (¡ni debería serlo!) y, sin embargo, sigue la trama general de las novelas de Bridgerton, y los personajes siguen siendo absolutamente fieles a quienes son en los libros. Los libros y la serie se complementan muy bien.

¿Tuvo algún rol en el proceso de adaptación?

Fui una consultora. Vi todos los guiones antes de que fueran a la producción, pero, sinceramente, eran tan buenos que casi no tenía nada que decir. ¡El trabajo de consultoría más fácil de todos!

El actor Jonathan Bailey caracterizado como Anthony Bridgerton.

En este segundo libro, ambientado en la Inglaterra de inicios del siglo XIX, el personaje central es Anthony Bridgerton (Jonathan Bailey), el soltero más codiciado de la alta sociedad inglesa y un vividor empedernido, quien, de repente anuncia que quiere sentar cabeza y buscar esposa. Tiene como elegida a Edwina Sheffield (Sharma, en la serie), pero no calcula la oposición férrea de la hermana mayor de esta, Kate. Como suele ocurrir, Quinn tuvo una inspiración real para el personaje.

“En el libro, Anthony está convencido de que va a morir joven porque su padre murió joven –señala–. Conozco a alguien que sintió lo mismo: su padre murió a la edad de 48 años y estaba convencido de que él también lo haría. (Estoy feliz de informar que mi amigo ahora tiene 80 años). Hablé con un psicólogo antes de escribir el libro y descubrí que esto es muy común, especialmente entre los hombres”.

¿Por qué cree que los Bridgerton gustó tanto?

Son como una familia. Los hace reales y identificables.

¿Y cómo surgió la idea de esta familia?

El primer personaje que creé en la serie fue Simon, el héroe de El duque y yo. Tuvo una infancia tan terrible; Sabía que quería que se enamorara de alguien que tuviera exactamente la educación opuesta, alguien que viniera de una familia numerosa y amorosa. Y así nacieron los Bridgerton.

De izquierda a derecha: Kate Sharma (Simone Ashley), Edwina Sharma (Charithra Chandran) y Anthony Bridgerton (Jonathan Bailey).

¿Por qué decidió cambiar de protagonista entre el primer libro y este?

Una serie romántica no es realmente un conjunto de secuelas. Más bien, es una colección de spin-offs, donde cada libro tiene un nuevo héroe y heroína. En realidad, es bastante estándar escribir una serie en la que cada hermano tiene su propia historia. Cuando lo piensas, tiene que ser así. Una novela romántica debe tener un final feliz. Si volviera a traer a los protagonistas del Libro Uno para comenzar en el Libro Dos, tendría que darles un conflicto serio, y eso implicaría que algo salió mal con su final feliz.

Los inicios del siglo XIX fueron una época de costumbres machistas, pero usted coloca personajes femeninos fuertes, como Kate Sheffield. ¿Diría que es esta es una historia feminista?

Lo es. Me considero feminista, así que creo que es natural que estos temas aparezcan en mis libros.

Kate Sharma (Simone Ashley) y Anthony Bridgerton (Jonathan Bailey) en una escena de la temporada 2 de Los Bridgerton.

¿Pensó que Los Bridgerton se iba a convertir en una de las series más vistas de Netflix?

Sabía que a mis lectores les encantaría, pero no tenía idea de que sería tan exitoso. Netflix es una potencia mundial. He visto un gran aumento en el número de lectores de mis libros, no solo en los EE. UU. sino en todo el mundo. Creo que la pandemia jugó un papel en el éxito de la serie. En parte porque todos hemos estado encerrados viendo mucha televisión, pero también porque creo que todos estábamos ansiosos por algo feliz. Queríamos un escape. Y el romance histórico es un escape perfecto.

Ahora la literatura está más centrada en la autoficción y el realismo. ¿Siente que de alguna manera sus libros contribuyen a revalorizar la novela romántica?

La ficción romántica tiende a ser menospreciada, en mi opinión, porque está escrita principalmente por mujeres para mujeres. Pero también se debe a que a los lectores a menudo se les enseña que la literatura solo es valiosa si es difícil de leer. ¡Qué ridículo! Hay un gran valor en la lectura por puro placer. Estoy encantada de que más gente esté leyendo novelas románticas. Necesitamos más finales felices.

¿Qué piensa del hecho de que los Bridgerton tienen una base de fans de varias generaciones?

¡Me encanta! Simplemente demuestra que todo el mundo quiere un felices para siempre, es parte de la condición humana.

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