El caso Will Smith ha convocado a gran parte de Hollywood a brindar su opinión. Whoopi Goldberg, integrante de la Junta de Gobernadores de la Academia, anticipó grandes “grandes consecuencias” tras la bofetada que el actor le propinó a Chris Rock en los Oscar, pero se mostró reacia a la posibilidad de quitarle el premio que alzó por su interpretación en la película Rey Richard: Una familia ganadora.

Por su parte, Amy Schumer, una de las tres conductoras de la ceremonia, se declaró “todavía traumatizada”. Otro comediante, James Corden, dijo en tono de humor que la estrella de Ali (2001) “no puede aceptar una broma” y que Chris Rock tenía una “mandíbula de acero”.

Pero probablemente los comentarios más duros emanaron de Jim Carrey, quien aseguró que se sintió “asqueado por la ovación de pie” que acompañó el discurso de Smith una vez que triunfó como Mejor actor en el evento, 40 minutos después de que le lanzara el manotazo a Rock ante los ojos de lo asistentes y del mundo. “Fue un momento tan egoísta que ensombreció todo el asunto”, señaló sobre ese momento, asegurando que el intérprete debería haber sido arrestado.

Y fue más allá en su análisis. “Sentí que esto es una indicación muy clara de que en Hollywood ya no somos el club genial. Hollywood es un cobarde en masa”, disparó en una entrevista con el programa de CBS This Morning, en medio de la promoción del estreno del filme Sonic 2: La película.

El tono del actor de 60 años no debería sorprender a nadie que haya seguido con atención su historial de declaraciones en el último tiempo. Más cerca de los márgenes que del corazón de la industria norteamericana –que lo abrazó en los 90 y comienzos de los 2000, gracias a títulos como Mentiroso mentiroso (1997), Todopoderoso (2003) y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004)–, Carrey ha acumulado distintos episodios en que se ha enfrentado con la maquinaria del cine y la televisión y con colegas.

“No me gustaba lo que estaba pasando, las corporaciones tomando el control y todo eso”, explicó en 2018 a The Hollywood Reporter al estrenar Kidding, serie de comedia dramática del canal Showtime que marcó su retorno a las primeras planas tras elegir pasar algunos años alejado del circuito y refugiarse en la pintura. Esa, explicó, fue una posibilidad de tener control creativo y de no contar con “un comité en el proceso que me diga cuál debe ser la idea”, pero también una vía terapéutica luego de que en 2015 sufriera la muerte de su pareja, Cathriona White.

Antes de eso, en 2013, Carrey decidió ir en contra de uno de los imperativos del negocio: participar activamente en la promoción de las películas. Siete meses antes de su lanzamiento, el comediante expresó su incomodidad con el contenido de la secuela de Kick-Ass, adaptación del cómic de Mark Millar y John Romita Jr. en que se cruzaba el humor negro con escenas de violencia gráfica, y donde repetía su interpretación de uno de los personajes principales.

Según explicó, el tiroteo que ocurrió en diciembre de 2012 en la escuela Sandy Hook (Newtown, Connecticu), que terminó con 26 víctimas, lo removió fuertemente. “Ahora, con toda conciencia, no puedo soportar ese nivel de violencia. Mis disculpas a los demás involucrados en la película. No me avergüenzo, pero los eventos recientes han provocado un cambio en mi corazón”, indicó.

Siempre sin pelos en la lengua, hace tres años se lanzó en contra de Louis C.K., quien emitió una cuestionada broma que apuntaba a los sobrevivientes del tiroteo a la escuela Marjory Stoneman Douglas de Parkland. Esta vez eligió el arte para descuerar a su colega, la misma vía que antes usó para criticar a Donald Trump y otras figuras de la política estadounidense. Carrey publicó en su cuenta de Twitter una ilustración en que se veía en primer plano a Emma Gonzalez, superviviente de Parkland, y minúsculo, a un costado de la joven, a un C.K. desnudo.

El filo de Carrey también lo ha transformado en el villano de la historia. “Tenía muchas ganas de hablar contigo porque eres increíble y has llegado muy lejos a pesar de tus evidentes desventajas físicas. Realmente eso significa que tienes un gran talento”, le dijo a Margot Robbie a comienzos de 2020, mientras ambos estaban en la televisión británica participando como invitados en The Graham Norton Show. La actriz detrás de Harley Quinn estalló en risas, pero el intérprete dividió aguas, entre quienes advirtieron una burla y otros que lo leyeron como un elogio.

Es la versión actual del actor que alguna vez fue acogido como uno de los mayores tesoros de la industria. Un díscolo que, aunque se gane enemistades, optó por trazar su propio camino.