John Turturro: “La vida es una tragedia cómica o una comedia trágica”
El actor de Barton Fink y The Batman es parte de la alabada serie Severance (Apple TV+), una historia en la cornisa entre la distopía y la realidad, y entre el humor negro y el drama. “No importa lo que diga la gente, vas a tener momentos de alegría incluso en tiempos terribles”, afirma en diálogo con Culto.
John Turturro escoge una palabra italiana, la tierra de sus padres: unica. Recurre al concepto para intentar definir el ADN de la serie Severance, una ficción empecinada en huir de toda categoría y etiqueta, el tipo de historias que más disfruta interpretar.
Su rol en la alabada producción de la plataforma Apple TV+ es el de un hombre llamado Irving, un empleado de una corporación que a sus trabajadores les divide su memoria laboral de sus recuerdos personales, de modo que hay una completa disociación entre ambas dimensiones del sujeto.
Si el protagonista, Mark (Adam Scott), lidia con el duelo y con la extraña desaparición de su jefe directo, y Helly (Britt Lower) es la recién llegada al lugar, el personaje del actor neoyorquino es un hombre separado que vive sus propios deseos y frustraciones en ese entorno opresivo al que todos han aceptado ingresar tras ser sometidos al mismo procedimiento.
Uno que, según han asegurado expertos, no estaría tan cerca de hacerse una realidad. “No me gustaría participar, nunca”, se ríe el intérprete. “Yo sería uno de los rebeldes en su contra. Creo que en la vida la libertad, combinada con la responsabilidad, es muy importante”, afirma en diálogo con Culto.
“Estás disociado de los recuerdos que te hacen un adulto o una persona completa”, apunta sobre el argumento central de la serie. Aunque dice entender la razón que puede tornar seductora esa alternativa, el actor de The Batman se muestra preocupado. “Reduce a las personas. Lo hemos visto en regímenes totalitarios. Todos dicen: bien, este es el color correcto, esto es lo que todos vamos a usar. Ese tipo de pensamiento me asusta”, sostiene.
Turturro le debe su leyenda al cine. A sus memorables colaboraciones con los hermanos Coen (De paseo a la muerte, Barton Fink, El gran Lebowski, ¿Dónde estás, hermano?), a sus juntas con Spike Lee (Haz lo correcto) y a sus protagónicos en títulos como El dilema (1994) y Mia madre (2015). Pero en la última década, incluso antes de que las estrellas más dubitativas con el formato dieran el gran salto, ha tenido un notable ojo para adueñarse de excelentes roles en televisión (The night of, The plot against America). Severance, que ya fue renovada para una segunda temporada y finalizaba la primera este viernes 8, se suma a ese eslabón de aciertos.
El intérprete detalla que entabló extensas conversaciones con Dan Erickson, creador de la ficción, para lograr integrar el concepto. Buscaba en específico tener pistas sobre el origen de su personaje, aunque en un principio no recibió respuestas concretas ni de él ni de Ben Stiller, productor y director de la mayoría de los episodios.
“Creo que a veces estuve en dos realidades, al pensar quién es esta persona aquí y cuánto queda de ella para enfrentar todo. Eso me intrigaba y a veces era difícil interpretarlo, porque estás diciendo todas estas cosas, pero es como si las palabras estuvieran delante de ti”, señala sobre su periodo en el rodaje. Erickson y Stiller, dice, “nunca lo explicaron, pero se toca justo al final (del primer ciclo). Una vez que me dijeron eso, investigué mucho sobre cómo que sería esta persona y lo que ha sido toda su vida antes de esto”.
Pese a cualquier remota similitud con otras ficciones de oficina o con tramas cerebrales, para darle vida a su papel rehuyó las citas directas. “Ellos crearon este mundo, y trabajaron muy duro para ser específicos y volverlo sólido y orgánico. Yo me concentré en los guiones, la verdad”, indica. “Era algo propio, porque es un poco futurista y retro al mismo tiempo. Había una especie de enfoque para mantener todo centrado en el cuadro. Era muy detallado y en ocasiones difícil de ejecutar, en realidad. Así que no hubo otras referencias, no para mí”.
Y si su personaje atraviesa con convicción un amplio rango emociones es en gran parte por su poderío actoral y su soltura para incorporar una historia de compleja digestión, que en muchos pasajes se siente amenazante y sofocante pero también saca carcajadas. “Me gustan todos los diferentes tipos de comedia. Pero creo que en la gran literatura existe esta yuxtaposición entre el humor, la comedia y la tragedia, ya sea Chéjov o Beckett. Cuando se hace bien, te reirás y te emocionarás. Cuando no, es simplemente aburrido, no lo entiendes”, expresa.
“Así que me encantan las cosas que son reveladoras. También me gustan los tipos de comedia más simples. Pero creo que para actuar es mucho más interesante tener ambos. Porque la vida es eso, la vida no es una comedia y no es una tragedia, es una mezcla de ambas. Es una tragedia cómica o una comedia trágica. Así es como es. Y no importa lo que diga la gente, incluso en tiempos terribles, vas a tener momentos de alegría, podrás encontrar cosas realmente divertidas. Y eso es un alivio, es estimulante”.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.