Jude es una cantautora que visita de sorpresa a su adinerado padre, Paul, un veterano artista que busca concretar un último regreso a los escenarios. El reencuentro saca chispas –por las cuentas pendientes del pasado y los roces del día a día– pero pronto deriva en un amable retrato sobre las relaciones familiares y encontrar el camino propio.
No suena como una gran película y, en rigor, no fue recibida como tal en el Festival de Tribeca de 2015. Pero ese filme protagonizado por Amber Heard y Christopher Walken –primero llamado When I live my life over again y luego One more time– revistió una importancia particular para la actriz.
Para interpretar su personaje, tomó por primera vez clases de canto, guitarra y piano. Más importante, la cinta marcó una de las primeras veces en que encarnaba un rol alejado del mote de chica sexy, un estereotipo que había asumido en cintas como All the boys love Mandy Lane (2006) y Machete kills (2013) o la cancelada serie del canal NBC The Playboy Club (2011).
Según su óptica, la razón de que su carrera tomara ese acento no era otro que el encasillamiento propio de Hollywood. “He estado en este negocio durante 12 años o algo así y es increíblemente frustrante recibir la confianza o que me den roles como este porque esta industria es muy dura con las mujeres, porque constantemente te piden que elijas entre uno de dos arquetipos: sexy o no. Y dentro del ‘no’, tal vez puedas adquirir por ti mismo algunos rasgos diferentes, pero estarán severamente limitados”, decía hace siete años al portal IndieWire. “Luché muy duro para encontrar roles que no estuvieran definidos por su sexualidad”, subrayaba.
Aunque había ganado cierta notoriedad gracias a películas como Pineapple Express (2008) y Zombieland (2009), hasta aquel momento su nombre poblaba los titulares sobre todo por su vida fuera de la pantalla. Fue durante el rodaje del filme Diario de un seductor (2011) que conoció a Johnny Depp, una historia donde interpretaba al interés amoroso del personaje encarnado por el actor de Piratas del Caribe.
Sus respectivos quiebres –ella con la fotógrafa Tasya van Ree y él con la modelo y cantante francesa Vanessa Paradis– y el posterior inicio de su relación generaron más revuelo que cualquier impacto de la cinta en que compartieron cartel. Se casaron a comienzos de 2015 en una íntima ceremonia, mismo año en que Heard hizo público que se había tatuado un verso en honor a su vínculo con Depp: “Te amo como se aman ciertas cosas oscuras entre la sombra y el alma”, se escribió en su espalda, apropiándose de una parte del soneto XVII de Cien sonetos de amor, de Pablo Neruda.
Pero la relación se apagó con la misma intensidad. Tras 15 meses de matrimonio, la actriz solicitó el divorcio, junto con pedir una orden de alejamiento por supuestas agresiones del actor. El proceso culminó a comienzos de 2017, pero desde entonces no ha cesado el enfrentamiento comunicacional y judicial entre ambos.
Luego de perder una demanda por difamación en 2020 en contra del periódico británico The Sun (que lo presentó como “golpeador de esposas”), el protagonista de El hombre manos de tijera inició una acción similar en contra de su exesposa por un artículo de 2018 en que ella aseguró haber sido víctima de violencia doméstica. Esa ofensiva desde esta semana los tiene en Virginia protagonizando un bullado juicio, donde se requerirá tanto de sus testimonios como los de otros actores (James Franco, Paul Bettany) y del multimillonario Elon Musk, pareja durante un año de Heard después de su separación.
En medio del huracán, la actriz abrochó un papel que la ha consolidado en Hollywood: fue fichada para encarnar a Mera en Liga de la Justicia y en Aquaman. Jason Momoa, el actor detrás del superhéroe titular, la ha elogiado por cómo trabajó en la primera parte. “Realmente asumí que ella se quejaría. Yo quejo, gimo y lloro más que ella. Ella fue una soldado”, dijo a The Hollywood Reporter en la previa al millonario debut de la superproducción.
En tanto, los seguidores de Depp montaron una campaña para que fuera despedida de la saga, denunciando un supuesto trato dispar, porque el mismo estudio (Warner Bros.), le solicitó al actor que abandonara la tercera entrega de Animales fantásticos tras perder su juicio en Inglaterra. En una contrademanda presentada en septiembre de 2020, Heard culpó a su expareja de esos ataques, afirmando que el intérprete y su equipo “orquestaron una campaña de desprestigio falsa y difamatoria”. Finalmente, las quejas no fueron escuchadas y ella participa en Aquaman and the Lost Kingdom, fijada para el próximo año.
Y continúa desarrollando su trabajo como activista, un rol que duplica con su labor delante de las cámaras. “Hollywood es el que más tarda en cambiar. Irónicamente, se presenta como un bastión de los ideales progresistas y, sin embargo, la realidad es que es exactamente lo contrario”, disparó en 2019. “Es profundamente reacio al riesgo y depende de mantener el statu quo”.