Su nombre es un esencial del cancionero criollo. Y cómo no, si sus más de quince años de carrera lo llevaron a ostentar el título del rey de la cumbia chilena. Con 44 años y nueve discos a su haber, Domingo Vega, conocido popularmente como Américo, se encuentra cien por ciento embarcado en el proceso de retomar la internacionalización de su carrera, tras la pausa forzada que significaron dos tediosos años de pandemia mundial.
“Siempre ha sido así. O sea, no siempre, sino desde que lo decidí hacer. Ese tránsito de ir y venir, de estar en un lugar, después en el otro. Se nos metió esta pandemia entre medio de estos años que, por supuesto, no nos dejó avanzar con los planes que teníamos. Pero no ha dejado de ser así. Por supuesto que hoy día voy a reforzar mucho más esa idea, ese plan y ese proyecto mío”, comenta el artista, que actualmente se encuentra en territorio nacional.
Hace varios años que su vida profesional lo mantiene pernoctando constantemente entre Estados Unidos y Chile. “Hoy en día, Florida, y especialmente Miami, es un lugar donde, estratégicamente, uno como artista latino tiene que estar. Sin dudas. Se vale quedarse en el lugar de origen, se vale tener una carrera en la cual uno se quiera mantener, pero yo por lo menos quiero hacer más cosas. Quiero estar en otro circuito, quiero llevar mi música, mi carrera, más allá. Y ese es el lugar”, asegura con convicción.
Y el tiempo parece sustentar su decisión. Desde el 2021 que viene realizando una serie de presentaciones en diversas localidades del país norteamericano como parte de dos giras exitosas. En junio, iniciará el tour Américo en América, donde recorrerá ciudades como Boston, Virginia, Nueva York y Chicago. Mucho más allá de la meca latina instalada en el estado de Florida. Todo esto, sin dejar de lado a su fanaticada chilena y del resto del sur continental.
Sin embargo, intenta llevarlo todo con calma. Igualar su fama nacional en Estados Unidos no es algo que le quite el sueño, al menos no por el momento.
“En mi caso, siempre me lo he tomado súper tranquilo, de no perderme esa vida más sencilla, más común. Si tengo que ir a comprar, voy, salgo y lo hago, no me pierdo ese momento... Si tengo que ir al súper o al almacén a comprar pan, lo voy a hacer, y lo disfruto así. Quizás cuando uno se moviliza y se muestra de esa manera llama la atención. Pero yo siempre lo he vivido así. Por supuesto que allá es mucho más relajado. Uno está recién haciendo un trabajo, esperando que en algún momento te conozcan y llamar la atención. Definitivamente que uno, íntimamente, lo quiere. También aprovecho esa tranquilidad, esa cosa de poder distraerme, descontracturarme... Pero ambos lugares los disfruto por igual”, confiesa.
Su presente se traduce en viajes y conciertos a lo largo y ancho de nuestra región, al mismo tiempo que revisa los ajustes finales para el lanzamiento de su próximo LP: un álbum dedicado a las penas de amor que muy pronto verá la luz.
Cumbia Despechada: canalizar los sentimientos pandémicos
En medio de la vorágine que implica el ansiado retorno de los shows en vivo, Américo se encuentra afinando los últimos detalles de Cumbia Despechada, su más reciente trabajo en el estudio que, tal como indica su nombre, estará centrado en historias dedicadas al desamor.
“No hay ninguna canción que diga ‘estoy enamorado, te amo, nos amamos’, no. Son todas bien sufridas, bien sentidas”, asegura el ariqueño. Así lo confirman los tres adelantos disponibles hasta hoy: Júrame, Y yo me voy y Aquí abajo.
Este último es el single más reciente publicado por el artista. Se trata de un cover al cantante mexicano Christian Nodal, uno de los exponentes más importantes del maricheño, estilo musical que fusiona los géneros del mariachi y el norteño.
El tinte del proyecto no fue azaroso. El encierro pandémico y todo lo que ello implicó fue fundamental para su concepción. “Lo armamos estando todos encerrados, que es cuando aparecen estos sentimientos más depres... En lo personal, yo también aporté con eso. Tuve un momento complicado, una situación que compartí... Eso fue lo que inspiró y motivó que este disco fuera con esa temática así, bien sentida”, explica el músico.
El 2020 fue un año complejo para los artistas en general y para Américo en particular. La crisis sanitaria pausó de golpe todos sus planes fuera del país, obligándolo a pasar la cuarentena alejado de sus proyectos en Estados Unidos. Esto, sumado a un complejo momento personal causado por un quiebre temporal en su matrimonio.
“Qué suerte también que pude llevar lo que me estaba pasando, que se lo pude poner a un disco, y que pueda servir para interpretar historias con las que pueda conectar con la gente. Esa fue la idea, y me alegra mucho haberlo cumplido”, reflexiona mirando el pasado con dos años de distancia.
La grabación de las canciones también implicó un trabajo distinto a lo normal. Al no poder reunirse presencialmente con su equipo, debieron sacar adelante el disco de una manera mayoritariamente remota. Sin embargo, lograron estampar el sello diferenciador que el músico deseaba impregnar en Cumbia Despechada: “finalmente conseguimos ese sonido orgánico, bien acústico, que parece sencillo, pero es difícil de conseguir, e incorporando elementos musicales como el acordeón, por ejemplo”.
Para Américo, el momento que actualmente atraviesa la industria musical es fundamental para la difusión de ritmos más populares como la cumbia, la ranchera y la bachata. Y, justamente, eso es lo que busca aprovechar. “Siento que es un gran momento para eso. Y especialmente para la cumbia. Cuando un artista como Camilo posiciona como canción del año en los Grammy a Vida de ricos, que es una cumbia, es una tremenda señal. Luciano Pereyra grabando cumbia, Sebastián Yatra grabando Amor pasajero, que también es una cumbia... Uno dice ‘ahora es cuando. Hay que aprovechar’”.
Baquetas y platillos, la dosis necesaria de rock
Los últimos años no fueron del todo negativos. Con las cuarentenas y la vida en el exterior pausada por obligación, Américo encontró un espacio para reencontrarse con las bandas que fueron fundamentales para su conexión con la música.
“¿Sabes de qué forma lo hice? Armé una batería en mi casa. La tengo ahí, así que constantemente voy, me siento, tiro un par de palos, toco algunas canciones, y me reconecto con esos momentos. La paso bien, me ayuda a reconectarme con esa parte juvenil mía; a desestresarme también. Y volver, volver a esos gustos, a esos momentos bien alegres y bien propios. Siempre reconecto con la música rock”.
Durante su etapa de liceano, el artista formó una banda con sus compañeros de colegio. El grupo, bautizado como Redrum (una referencia a la película El resplandor, de Stanley Kubrick) estaba enfocado en tocar las canciones de grandes bandas del rock alternativo, como Soundgarden, Pearl Jam y Nirvana.
Pero el espíritu rockero de Américo se mueve más allá del grunge. Megadeth es su banda favorita, admira la originalidad de Radiohead y confiesa que le hubiese fascinado asistir al concierto de Metallica en Chile, celebrado el pasado 27 de abril en el Club Hípico de Santiago.
“Me hubiese encantado haber tenido un espacio y haber ido. Pero sin dudas que la gente que asista va a disfrutarlo muchísimo... Qué bueno que por fin va a suceder ese evento. Todos lo estábamos esperando. Parece que los que no estaban muy contentos fueron los vecinos con la prueba de sonido, pero bueno...”, comenta entre risas.
“Estamos poniéndonos muy contentos con Metallica, que vuelve; con Kiss, que estuvo hace poco también aquí en el país... En octubre viene Guns N’ Roses... Estamos todos como en esa. Me gustaría que aparecieran nuevas bandas, pero disfrutando de nuestros clásicos siempre”.
Además de la batería, el músico comenta que descubrió otra forma de relacionarse con sus bandas favoritas: “A la hora de escuchar, prefiero que sea un vinilo. En marzo regresé de mi último viaje y llegué con vinilos de regalo a mi casa. Nunca lo había hecho. A mi esposa le traje uno de Adele. Así, uno tiene esa parte, de sentir que se conecta románticamente desde lo físico. Y por supuesto que cuando escuchas la música con ese scratch, ah… Es otra cosa”, expresa.
Aterrizar las expectativas
Entre los avances en el control de la pandemia y la reactivación económica y cultural impulsada por varios países del globo, todo parecen indicar que este 2022 será sustancialmente mejor para el rubro musical. Pero Américo prefiere mantener las expectativas a raya.
“Por lo menos nos ha tratado muchísimo mejor este 2022 que el 2021, y para qué decir el 2020… Aprecio y disfruto eso. Pero siento que es súper necesario aterrizar las expectativas, porque si no lo aterrizas y esperas mucho, y te exiges más, pierdes de disfrutar lo que ya ha llegado, que además lo esperábamos muchísimo. Tampoco las tiro al suelo, porque tengo que trabajar para irlas subiendo...”, reflexiona el artista.
Personalmente, asume que no busca ilusionarse más de la cuenta. “Siento que un revés, como no prepararse para que la vida te vuelva a sorprender como lo hizo por casi dos años, sería muy triste...”.
Al referirse sobre lo que espera del futuro, también mantiene la moderación. “Que vuelvan las actividades poco a poco y también a hacer lo propio. No sólo esperar, sino que uno esforzarse para que el trabajo siga y vaya creciendo”.