“Yo soy un campesino, no tengo ropa elegante para presentarme”, dijo Gastón Soublette tras darle unos golpecitos al micrófono antes de empezar su más reciente charla. Vistiendo un poncho tradicional mapuche, señaló: “Ellos me han autorizado a usarlos, porque no se puede usar algo ceremonial así no más”. Con algo de timidez, también reconoce que fue nombrado “lonko ad-honorem”.

Ocurre que a sus bien vividos 95 años, Gastón Soublette Asmussen, antofagastino, filósofo, pensador, el llamado “sabio de la tribu” sigue activo, aunque con un ritmo menos vertiginoso de lo habitual. El pasado miércoles 27 de abril expuso en la en la inauguración del año académico de Universidad del Alba, en Santiago. En la ocasión dictó una clase magistral llamada “La necesidad de rehumanización del hombre moderno”.

Se trató de una de las últimas actividades públicas de Soublette, según confirma su entorno, dado que por edad y condiciones físicas pretende ir cada vez menos a eventos que requieran de su presencia. En esta ocasión, hizo gala de un pensamiento que se ha ido extendiendo merced a entrevistas, libros, pero también en documentales como El sabio de la tribu (2020), de Ricardo Carrasco.

Gastón Soublette, en una charla el pasado miércoles en la Universidad del Alba.

Su pensamiento es netamente humanista, como el del fallecido Humberto Maturana. Apela a valores universales como la solidaridad y el respeto a la otra persona. Soublette repite esas palabras como un mantra cada vez que puede y donde va. Así lo hizo en la mencionada clase magistral.

“Esta clase magistral que realicé en el contexto del inicio del año académico 2022 en la Universidad del Alba, abordó la pérdida de las características propiamente humanas en el hombre moderno. Entre ellas, se ha perdido la sabiduría y ha bajado mucho la ética. El hombre de hoy no ama ni respeta a su prójimo, esa es la impresión que da, es muy excepcional una persona que ame y respete a su prójimo”, explica él mismo ahora vía correo electrónico a Culto.

Sobre eso, agregó: “Hoy día vivimos apurados, alienados por las formas de vida del paradigma civilizado que tenemos y no hay tiempo para la sabiduría, ni la reflexión, por tanto, no hay lugar para la verdad. Se han ido atrofiando las cualidades superiores del ser humano porque no hay tiempo. La ponencia que presenté en esta instancia, es hacer consciente la magnitud del peligro que corremos y cómo hacerle frente con una concepción espiritual del ser humano”.

Gastón Soublette

Conociendo a su pueblo

Quizás para guardar esa misma concepción espiritual del ser humano es que Soublette mantiene un modo de vida austero. Vive solo, en Limache, a veces va alguien a ayudarlo. No usa computador, sino que tipea en una añosa máquina de escribir. En esta ocasión, entrega sus respuestas poco después de bajarse del estrado.

Soublette fue uno de los candidatos al Premio Nacional de Humanidades 2021, distinción que recayó finalmente en José Rodríguez Elizondo. Como pensador, su último libro fue Manifiesto. Peligros y oportunidades de la megacrisis, editado por Ediciones UC, casa de estudios donde se desempeñó como director del Instituto de Estética en la década de los años 80.

¿Por qué fue director ahí? Porque Gastón Soublette es también musicólogo. En ese sentido, trabajó junto a Violeta Parra, de quien llevó sus obras a las partituras. Fue en medio de esas sesiones cuando la desgreñada mujer de Gracias a la vida, haciendo gala de su fuerte carácter, le dijo: “Usted es un pituco de mierda”, y añadió: “Nunca va a entender a su pueblo”.

Y vaya que le dolió el duro emplazamiento de Parra. Por ello, decidió ponerse en acción. “Como ella me desafió a que conociera a mi pueblo, a lo mejor reconocí que efectivamente era un pituco de mierda. Entonces me propuse conocer a mi pueblo y empecé por los cerros de Valparaíso. La idea era conocer a la gente que vive en las poblaciones arriba, hasta que fui asaltado una noche”.

“Se me ocurrió subir por ahí a las 11 de la noche un sábado. Es la calle más peligrosa de Valparaíso. Y al llegar a la parte alta, me asaltaron tres ‘lanzas’. Me metieron a un callejón, pero no me hicieron nada sino que el que era como jefe de ellos me preguntó ‘¿qué tenemos en común tú y yo?’ entonces como era la dictadura, le dije que debía ser la protesta. Entonces eso le gustó y nos hicimos amigos. Muy amigos. Tanto que todavía hoy me encuentro con este gallo. Soy compadre de él, porque me pidió que fuera padrino de su hijo”. El sujeto, curiosamente, era un sobrino de Violeta Parra.

Fruto de ese trabajo, Soublette publico el álbum Chile en cuatro cuerdas. Se trató de una grabación de música clásica en que arregló para cuarteto de cuerdas, obras recopiladas por Violeta Parra además de otros artistas.

Junto con eso, Soublette se ha mostrado interesado en la obra del compositor austriaco Gustav Mahler. De hecho, tiene un libro titulado Mahler. Música para las personas, de Ediciones UC. Según confesó en una entrevista en radio Beethoven, escuchó por primera vez una pieza suya siendo joven. Se trataba de La canción de la tierra, en la onda de la radio Chilena, que se escuchaba en Limache. El sonido de la sinfonía movió hasta el tuétano las fibras más íntimas del entonces muchacho. “Me impresionó mucho, el impacto fue inmediato. Me interesó sobre todo la cuarta sinfonía, que fue la sinfonía de mi juventud. Mucho tiempo después escuché la quinta y la novena”.

03.05.2019 ENTREVISTA A GASTON SOUBLETTE FILOSOFO, MUSICOLOGO Y ESTETA FOTO: JUAN FARIAS. LA TERCERA LUIS GASTON SOUBLETTE ASMUSSEN - RETRATOS

Lo digital, la pandemia y el futuro

Es la preocupación por lo humano lo que ha mantenido a reflexionando a Soublette. Al respecto, le consultamos si piensa, al igual que el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, que la irrupción de lo digital ha generado una nueva forma de organización política, que él denomina infocracia. Y que a costa de fake news y bots, ha empezado a socavar las bases de la democracia.

“El alud digital como lo llaman, es una forma suprema de lo mismo, de que ya no hay sabiduría si no que hay pura información –explica Soublette a Culto–. La sociedad actual es una sociedad de la información, y esa información no transforma al hombre, lo envenena, tanta información finalmente es un veneno para la mente”.

Un hombre que tiene tanta información en la mente, ya no tiene tiempo para reflexionar, para hacerse alguna pregunta sobre el sentido de la vida, ni menos para tener un comportamiento ético. La verdadera ética ha sido reemplazada por el cálculo, el cálculo de lo que me conviene, y ahí surge el concepto de la post verdad, que es la versión de los hechos que le conviene al poder que nos controla”, añade.

Por supuesto, y por edad, Soublette debió permanecer encerrado durante el período más duro de la pandemia del coronavirus, en 2020. Hoy, con un alto porcentaje de la población vacunada, el panorama es distinto. Sin embargo, es inevitable formularse la pregunta: ¿La sociedad mejoró o empeoró con la pandemia?

Nos responde Gastón Soublette: “Yo creo que hay de lo uno y de lo otro. Hay personas que lo pasaron muy mal y quedaron mal psicológicamente, se convirtieron en personas agresivas que se enfrentaron a su familia y a su entorno con impaciencia, con agresividad, con molestia. Salió lo peor de su persona por el encierro, la inseguridad, el miedo. Pero también hubo personas que se enfrentaron a sí mismas, que aprendieron sobre si mismos, tuvieron la oportunidad de hacerlo, porque tuvieron tiempo y lo aprovecharon. Muchas personas aprovecharon también este tiempo para leer, aprender cosas nuevas, esto hizo que subiera el nivel cultural de muchas personas”.

“La pandemia contribuyó a las personas que tienen el corazón bien puesto, para mejorar sus relaciones con su cónyuge, sus hijos, sus padres y con otras personas. Se dio de las dos cosas. No sé qué tanto más hubo de una cosa o la otra, pero el hecho de que esto termine con una guerra me hace pensar que fue más de lo malo que de lo bueno”, agrega.

En su charla, Soublette habló de la necesidad de acceder a un mundo con mayor armonía. ¿Cómo acceder a eso? “Los humanos comunes necesitamos un referente superior que instituir como meta de nuestros esfuerzos. Puede ser un ideal espiritual, no necesariamente vinculado a la religión, como el caso de Confucio, que creó una espiritualidad laica en la China antigua. Lo importante es que recuperemos la concepción universal del ser humano, el corporal, el vital, el síquico, el espiritual”, dijo en otra muestra de su pensamiento humanista.

La cita a Confucio no es antojadiza. En su trayectoria, Soublette se ha interesado en el pensamiento oriental. De hecho, tiene una edición comentada del libro Tao Te King, de Lao Tse, por Ediciones UC. De esa misma casa editora es su volumen El Cristo preexistente, donde aborda los pensamientos de Lao Tse y Confucio como una especie de precursores a Cristo, en el sentido que ambos, previamente, también abordaron el modelo de un hombre “justo”.

Con todo, cabe la pregunta: ¿Es optimista o pesimista con el futuro? Nos responde Soublette: “Yo soy optimista respecto del hombre. O sea, el hombre logrará finalmente su destino trascendente, pero soy pesimista respecto del sistema. El sistema para mí no es el capitalismo, el marxismo va incluido también en lo mismo, este modelo de civilización que busca sacar provecho de todo, con un saber de dominio siempre, privilegiando el poder. Este es el sistema que hemos creado y no se salva, se derrumba de todas maneras”.

“Lo importante es que está surgiendo otro, que los pueblos originarios llaman ya ‘el buen vivir’ y eso es lo importante –añade Soublette–. Cuando cambia un paradigma, está surgiendo necesariamente otro, que en principio corrige los defectos del que se va, esa es nuestra esperanza. El trabajo de las universidades es colaborar a través del conocimiento con el surgir de este nuevo paradigma”.

Sigue leyendo en Culto