Literalmente, todo colgados tras el camión, tal como dice la letra de su canción Miño. Así se encontraba el público aquella tarde del viernes 13 de diciembre de 2019. Poco menos de dos meses del estallido social, Los Bunkers volvían a reunirse en un escenario.
La ocasión era un total inédito, puesto que el grupo penquista no registraba presentaciones desde el 27 de marzo del 2014, en el Festival Vive Latino. Desde ahí, pasaron cinco años de un “receso indefinido” (la misma figura que usaron Los Tres en 2000 para cesar sus actividades). Pero los avatares del país permitieron una reunión inolvidable, claro, pero impensada.
El hecho ocurrió en el marco de un acto organizado por la AFEP (Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos) y que tuvo como primer número a Inti-Illimani, grupo al cual los penquistas más de un guiño le han hecho en su trayectoria. El evento se organizó en total sigilo y la presencia de los hombres de No me hables de sufrir solo fue confirmada en la medianoche del mismo día.
El lugar escogido fue la Plaza Italia, por entonces, renombrada por la multitud como “Plaza Dignidad”, acaso la “zona cero” del estallido social chileno. La logística fue bastante poco usual para un recital en vivo: la banda tocaría sobre un camión dotado de generadores de energía, con un escenario a gran altura y la respectiva amplificación.
En la previa, el recital se vio envuelto en una polémica tras declaraciones del entonces Intendente de la Región Metropolitana, Felipe Guevara, quien aseguró que el acto no estaba autorizado. “No porque no queramos, sino porque no han solicitado autorización”, añadió. Sin embargo, al caer la tarde, ahí estaba el camión instalado en el sector de Plaza Italia.
El camión fue ubicado al costado del edificio de Telefónica, ahí donde la Alameda se convierte en Providencia. Una multitud fervorosa llenó el lugar adelante y atrás del coloso mecanizado, y aplaudió a rabiar a las exactas 19.35 cuando el quinteto -todos con pañuelos rojos al cuello- se subió arriba del camión. Acto seguido, y como si fuese la primera tocata en un sucucho de Concepción, el vocalista Álvaro López señaló:
“Hola qué tal, somos Los Bunkers”.
Acto seguido, comenzaron a sonar los acordes de Ven aquí, uno de los singles del álbum Vida de Perros (2005). En solo 40 minutos, y como si nunca hubiese habido un receso, el conjunto despachó nueve canciones de manera impecable. Tal como cuando telonearon a Oasis en 2006 en el Velódromo del Estadio Nacional, pasaron solo canciones caladas y probadas ante el público: Santiago de Chile, Llueve sobre la ciudad, Canción para mañana, Nada nuevo bajo el sol, El Necio, No me hables de sufrir, Bailando Solo y Miño.
En la ocasión, dedicaron su Canción para mañana (del disco La Culpa, de 2003) a quienes habían perdido la vista durante los días de la crisis social.
Pero al bajarse del camión, Los Bunkers no cesarían sus actividades. Al menos no en lo inmediato. Al día siguiente, sábado 14 de diciembre, la agrupación se presentó en su ciudad natal, Concepción. El lugar fue la Universidad de Concepción, el corazón cultural por excelencia de la ciudad del Biobío.
A diferencia del set de Santiago, en esta oportunidad tocaron de manera más extensa. Pasaron 21 canciones incluyendo -entre otras- a hits como Ahora que no estás, El detenido, Cura de espanto, Pobre corazón, Miéntele, Ángel para un final, Entre mis brazos, además de su soberbia versión de La exiliada del sur.
Pese al entusiasmo de los fanáticos, el regreso solo contempló esos dos shows. No hubo nada más salvo en 2020 cuando se lanzó la reedición en vinilo del primer álbum homónimo de grupo, hasta ahora, que se anunció un recital agendado para el 11 de marzo de 2023 en el Estadio Santa Laura-Universidad SEK, el que vendría acompañado de una gira.