Columna de Daniela Lagos: El Pentavirato: hora de retirarse, Mike
Más allá de que alguien sea o no fanático del estilo Myers, con sus chistes que se basan en lo escatológico, sexual y de reforzar y reírse de estereotipos (los canadienses son amables y hablan chistoso; las personas de Boston y Nueva York insultan todo el tiempo…), la falta de ideas en esta ficción es evidente y abundante.
A fines de los años 90, Mike Myers era sin duda una de las mayores estrellas de la comedia gracias a Austin Powers, el personaje que inició una saga, donde Myers no sólo era el actor principal, sino que también su creador, guionista y productor.
Este año se cumplen dos décadas del estreno de la última parte de esa trilogía, y Myers está de vuelta con una creación propia, ahora para la pantalla chica. Se trata de El Pentavirato, una comedia de seis episodios estrenada en Netflix, y que es un spinoff de la película de 1993 So I Married an Axe Murderer. La serie trata sobre un grupo ultra secreto de cinco hombres que trabajan para ayudar a la Humanidad en sus problemas más urgentes y amenazantes. Tras la muerte de uno de sus miembros, integran a uno nuevo con la misión de acabar con el calentamiento global. Mientras, un reportero que está siendo forzado al retiro, busca una gran historia con la que redimirse.
Y si, esta puede ser la trama de fondo, pero aquí más importante que eso es darle un vehículo a Mike Myers para que saque todas las armas de su arsenal: la mayoría de los personajes principales están interpretados por él, con distintas prótesis, maquillajes y acentos, y los chistes son básicamente los mismos que hubiera puesto en una de sus películas en el año 2000. Y ese es sólo el inicio de los problemas con esta serie.
Más allá de que alguien sea o no fanático del estilo Myers, con sus chistes que se basan en lo escatológico, sexual y de reforzar y reírse de estereotipos (los canadienses son amables y hablan chistoso; las personas de Boston y Nueva York insultan todo el tiempo…), la falta de ideas en esta ficción es evidente y abundante.
Cada idea y giro se explica y reexplica, la historia se mueve a ritmo lento, los chistes son repetidos y predecibles y simplemente es una apuesta que no es interesante.
En una época donde la comedia en televisión y streaming está presentando personajes interesantes, maridajes con otros géneros, nuevas voces y apuestas en estilo y contenido, una serie como El Pentavirato se siente obsoleta y estancada, además de extendida, porque podría perfectamente haber sido una película, y no una especialmente larga.
Y si esto es una muestra de lo que Mike Myers tiene para ofrecer, quizás ha llegado el momento de dejar que las nuevas generaciones tengan su momento y quedar más bien en la historia.
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