“Yo sabía que ese lugar existía. Pero no lo tenía en mi memoria. Fue un impulso, no sabría explicarlo bien. O sea, podría darle miles de explicaciones...”.
Un nervioso Mario Medina (Daniel Alcaíno) intenta explicarle lo inexplicable al comisario Toledo (Claudio Arredondo): ¿de qué modo se entiende que el cuerpo de su esposa, Verónica Montes (Aline Küppenheim), apareciera de pronto en el entretecho de su casa en el condominio Altos del Lago, 42 días después de que se perdiera todo rastro de ella? Y que además se hubiera hallado en un lugar del inmueble supuestamente revisado en más de una ocasión por la policía.
Peor aun, que quien lo encontrara fuera él, a quien la opinión pública, a falta de pistas más contundentes, había empezado a sindicar como principal responsable de la desaparición de la mujer.
“Yo sabía que ese lugar existía, pero no lo recordaba en mi memoria”, dijo por su parte Jaime Anguita cuando lo interrogaron los policías al llegar a su hogar, arrastrados por su angustioso llamado: había encontrado a su mujer, Viviana Haeger, en la buhardilla de su casa en el Parque Stocker, 42 días después de que se elevara la alerta de una eventual fatalidad. Esa frase atribuida al ingeniero viene incluida en Usted sabe quién. Notas sobre el homicidio de Viviana Haeger (Catalonia-Periodismo UDP, 2019), el libro que el periodista Rodrigo Fluxá escribió a partir del expediente del caso y entrevistas propias.
En momentos como ese 42 Días de la oscuridad y dicha investigación periodística cruzan sus universos y amenazan con transformarse en solo uno. No debería haber nada curioso en ello: Fluxá sale acreditado como jefe de guión y es guionista junto a Claudia Huaiquimilla, directora de la producción junto a Gaspar Antillo. La primera serie chilena de Netflix, sin embargo, prefiere presentarse como “una obra de ficción que está inspirada en hechos reales” y que “los eventos, personajes y diálogos son ficticios”.
También contribuye a avivar las sospechas de ese rótulo la apariencia y los gestos de Alcaíno en su la piel de su rol. Dubitativo, introvertido, contradictorio, su Mario Medina es una figura que multiplica las preguntas en torno a sus verdaderos actos.
“O Medina es una mente criminal perfecta o es un payaso que se anda acusando solo cada 15 minutos”, lo resume Braulio (Néstor Cantillana) en una conversación con Pizarro (Pablo Macaya), el abogado de la familia Haeger, empecinado en acreditar la culpabilidad del marido en el homicidio.
Puede que se explique por la visibilidad que tuvo Anguita desde 2010, pero es evidente el notable parecido entre Medida y Anguita, mayor incluso que la que ostenta cualquiera de los otros protagonistas de 42 Días en la oscuridad con las versiones reales que les dieron origen.
Consultado sobre la semejanza de personajes y personas en el proyecto, Antillo contestó a Culto: “Es una pregunta que uno siempre parte haciéndose y creo que, a medida que va trabajando el guión y a avanzar en la preproducción, se empieza a dar cuenta de que tiene que responder a la historia y al universo interno que esta tiene”. Y agregó: “Teníamos una historia que funciona como metáfora, la que funciona para decir un mensaje que es mucho más grande que un hecho puntual, sino que traspasa a los seres humanos”.
En tanto, el actor detrás de personajes como Yerko Puchento y Peter Veneno se animó con ese papel dramático fijándose en los roles más oscuros del actor argentino Guillermo Francella.
Y, por supuesto, no perdiendo de vista las entrevistas televisivas de Anguita, a quien la cámara lo siguió desde que se supo de la desaparición de su mujer hasta que fue absuelto en 2017, tras estar dos años en prisión preventiva como presunto responsable de su crimen.
A saber: en ese fallo José Pérez Mancilla, extrabajador de la empresa del viudo de Haeger, recibió una pena de diez años de presidio efectivo como autor de robo con homicidio, y es el único condenado por el caso. Decir si eso es reproducido tal cual por la producción de Netflix sería arruinar la experiencia.