El miércoles 11 de mayo César Huispe subió un nuevo video a su canal de YouTube, Críticas QLS. Esta vez, el foco estuvo puesto en La Jauría 2: una serie chilena coproducida entre Fábula y TVN, estrenada por Amazon Prime. Fiel a su estilo, era una crítica sin tregua. Estos son algunos de los términos que usó: “Los diálogos son redundantes”, “La música no encaja ni por si acaso”, “Muchas de las cosas en la serie no tienen sentido”.

Huispe, conocido como “Cesarito” en las redes sociales, no demoró demasiado en convertirse en trending topic en Twitter. En poco más de una semana, el video alcanzó más de 517 mil reproducciones, incluso, fue aludida en una columna política de Pablo Ortúzar. Para muchos podía ser una sorpresa, pero Huispe llevaba cuatro años construyendo su marca como youtuber. Hoy, lo sigue una comunidad de 461 mil suscriptores.

Todo partió en agosto de 2014 cuando él y su primo, Esteban Espinoza, subieron una crítica a su canal, bautizada como Críticas QLS, de la película chilena Mala Leche: una obra de 2004, dirigida por León Errázuriz, que trata sobre una transacción de droga que no resulta bien.

“Elegimos Mala Leche porque era una que cachaba de las chilenas, nada más. Después la vimos. Pero esa película tiene un análisis súper bueno al lado de las otras. De hecho, si la viera ahora, sería más benevolente”, cuenta Huispe.

La hicieron con una cámara digital de mala calidad, sin ningún guión en qué apoyarse, bebiendo cerveza y solo para divertirse. El producto final fue un video de 19 minutos que se burlaba de todo y demolía la cinta.

César Huispe y Esteban Espinoza, fundadores del canal de YouTube Críticas QLS, en el primer video que subieron en 2014: Crítica a Mala Leche.

“Después de grabarlo googleé ‘cómo editar videos’. No tenía idea. Me demoré como una semana en eso”, recuerda Huispe.

Al poco tiempo recibieron un comentario de uno de los actores de esa película. Decía: “sería bueno saber a qué se dedican y, en buen chileno, saber a quién le han ganado para sentarse a hacer crítica (...) su aporte al cine debe ser algo muy serio”. Esa primera reseña, con el paso de las semanas, acumuló más de 168 mil reproducciones.

¿Interpretaste que mientras más destrozabas una producción, más visitas recibías?

-Sí. Por lo general (a la audiencia) le gusta más eso. Cuando tengo cosas buenas que decir de algo, no pega tanto como cuando es negativo. A la gente le gusta la sangre.

Tienes algunos con reflexiones positivas.

Sí, trato de hacerlo. También es fome estar puteando siempre. Obvio que aburre.

¿Por qué no lo haces más?

Es que igual tengo que pensar en lo que quiera la audiencia. No puedo hacer netamente lo que a mí me plazca. Tengo que pensar también en ellos.

Siguiendo esa lógica, Huispe “fue por sangre” cuando habló de Prueba de Actitud, de Fabrizio Copano, de todas las películas de Sebastián Badilla, además de la trilogía Qué Pena, de Nicolás López.

Sobre El Babysitter, de Badilla, por ejemplo, dijo que “no es una película, es un comercial”. En el mismo video Huispe y su primo describieron a Badilla como un “guatón penca”. Con López no fue más benevolente: “Estas películas no son comedias, sino una descarga al género femenino, que nunca lo ha agarrado ni para el hue…”.

Incluso apuntó contra la ganadora del Oscar, Una Mujer Fantástica: “Me parece una película importante. La hueá es fome, pero toca temas de contingencia”, dijo Huispe.

La fórmula funcionó. A pesar de lo vulgar y obsceno del lenguaje, y de un tono que para muchos roza con la trans y homofobia, ninguna de esas reseñas consiguió menos de 500 mil visitas. Además, su personaje, completamente fuera de la industria y sin vínculo en los medios que usualmente comentaban películas para grandes audiencias, comenzó a conseguir cierta notoriedad. Sin ir más lejos, Nicolás López les mandó un mensaje por Twitter.

Pasaba que ya nadie podía negar el volumen del público que lo seguía, porque su comunidad crecía muy rápido. Llegó a los 100 mil suscriptores en YouTube después de seis años. Aunque, no por eso, empezó a ser más querido en el mundo al que se había arrimado.

“Lo suyo es un circo romano. Pero mi pregunta es ¿a quién le sirve, además de a él, para hacer más seguidores, ser más popular y tener plata? -pregunta la editora de cinechile.cl, Antonella Estévez-. Lo que él hace es escoger obras que le van a permitir hablar mal y él quedar como rey, con material para su circo. Y le va bien, pero ¿es un aporte para el ambiente? ¿Para el espectador?”.

El crítico que no quería trabajar

Los primeros años de César Huispe tampoco fueron quietos. Luego de nacer en Santiago en 1987, se fue con sus padres a vivir a Nueva York cuando tenía dos años. Al poco tiempo el grupo familiar volvió a Chile, pero sin un integrante: luego de varios roces, la relación entre su padre y su madre se acabó. Ella regresó a la capital y se instaló en Quilicura junto a su hijo e hija.

Huispe continuó sus estudios en el colegio José Domingo Cañas, de esa comuna. Terminó la enseñanza media con algo de suerte. Tenía mal comportamiento y por esto, cuenta, lo echaron en cuarto medio, meses antes del fin de clases. “Me dijeron, ‘te vas a licenciar, pero no vengas más’”. Ya lo habían pillado entrando alcohol al establecimiento, además de fumando a escondidas. Egresó el 2005.

“Tenía pensado estudiar inglés, de flojo, porque no me iba a costar. Pero no tenía la plata para estudiar, ni me salió el CAE, no recuerdo por qué. Entonces me puse a trabajar en todos los rubros que existen. Mis seguidores me molestan por todos los trabajos que tuve: en la construcción, manejando una grúa, en cocina, en una barra, lavé platos. Pega mal pagada, yo la hice”, sostiene Huispe.

Luego se fue a Canadá, donde residió tres años en Calgary, ganándose la vida operando una grúa horquilla. Entonces volvió a Chile y siguió en la misma senda laboral. Trabajó de guardia, armando computadores, en el aeropuerto, para finalmente trabajar como intérprete. “Esa fue la última pega formal que tuve”, dice.

Al tiempo, terminó viviendo en un departamento junto a su primo, Esteban Espinoza. Ahí fue cuando descubrió en YouTube el canal canadiense FanboyFlicks, especializado en críticas de cine. Fue una revelación, cuenta.

“Para mí YouTube era como ver videos de caídas, de chascarros. Soy re boomer en ese sentido, hasta el día de hoy no lo uso mucho. Y ese canal me impresionó. No sabía que había gente con su propio canal, realmente”.

Ese fue el momento en que decidieron comentar Mala Leche y comenzar el canal Críticas QLS. Dos años después ya estaban dando entrevistas. Gonzalo Frías, conductor de Séptimo Vicio, del canal Vía X, fue uno de los primeros en llevarlos a la televisión.

“Me resultaba atractivo que rompían los cánones y el molde de lo que entendemos como crítica de película. Nadie podía decir ‘oye, la película mala’. Y ellos sí podían. Y lo hicieron. Había un miedo de las personas de decir que, si no sabían, no podían hablar. Ellos cortaron con eso”, subraya Frías.

La duda era si ese espectáculo que montaban los convertía en críticos. Eso, que para Frías significa entrar en “temas más profundos”, ni siquiera era una inquietud para Huispe.

“Yo en realidad soñaba con no trabajar. Así como de pensar en qué me gustaría hacer a futuro, en realidad no. Siento que en realidad no hay nada en que diga, ‘oh, me encantaría trabajar en eso’. No tengo aspiraciones demasiado grandes”.

A mediados de 2018, Esteban Espinoza abandonó el canal. Huispe dice que fue por incompatibilidades de horario entre su trabajo y el canal. La partida de su primo trajo algunos cambios. Para partir, los videos se acortaron a casi la mitad. Aunque uno de los hitos más importantes, dice Huispe, fue el video que hizo sobre BKN: la serie adolescente de Mega que se emitió durante ocho años, hasta 2012. La crítica se subió el 1 de enero de 2020. “Me acuerdo que planeé subirlo al mediodía, cuando todos estuvieran con caña. Y dejó la cagada”. Ese contenido ya superó el millón 400 mil visitas e, incluso, logró que los actores de la serie contactaran a Huispe. Solo que esta vez no era para insultarlo:

“A pesar de que los agarré feo para el huev... nos juntamos a tomar”.

Además de los años de distancia había otro factor.

Si ese enero César Huispe tenía 100 mil suscriptores, tres meses después ya había triplicado el tamaño de su comunidad, creciendo sucesivamente hasta hoy. Y eso consigue que los objetos de sus críticas quisieran congraciarse con él.

“Me habla gente que, de alguna manera, siento que lo hacen como para que yo después no lo agarre para el hueveo. Me llegan comentarios de actores chilenos. Me hablan por chat”.

¿Y qué haces?

Los dejo en visto, no más.

Marcas y funas

La vida de César Huispe ha dado muchos giros. Un ejemplo: viene volviendo de Estados Unidos, donde grabó un video con Sasha Grey, otrora estrella del cine para adultos, hoy también convertida en creadora de contenido para streaming. La colaboración alcanzó las 378 mil visitas. La cifra es abultada, aunque tampoco tan extraña. Cada sábado y domingo, en su canal en la plataforma Twitch, Huispe convoca, según sus registros, entre 13 mil y 15 mil personas en forma simultánea para sus transmisiones.

Hace nueves meses ese tipo de estadísticas llamaron la atención de Zas Talents, una agencia mexicana de representación de creadores de contenido. Desde entonces trabajan juntos. Alexandra Briones, talent manager en Chile de la agencia, valora que Huispe “es alguien que dice lo que piensa con argumentos sólidos. Aunque no sea lo que hoy se considera como políticamente correcto”. La misma profesional describe que su nuevo representado tiene altos niveles de credibilidad, por el engagement que alcanza en redes sociales. En otras palabras, una fórmula que calcula la cantidad total de likes, comentarios y a cuántas personas llega: “Un influencer no es nada si no tiene lo que se conoce como ‘llamada a la acción’. Y él genera mucho de eso. Tiene publicaciones con 80 mil likes y dos mil comentarios, lo que es bastante”.

“Eso -agrega- hace apetecible a César para marcas que quieren llegar a la audiencia de César: hombres adultos, mayores de 30 años”.

Para Óscar Marco, social media manager de la agencia de publicidad Rompecabeza, ese sello lo diferencia de lo que actualmente domina el mercado en las redes sociales.

“Si ves los perfiles de los influencers, nada llama la atención o hace ruido, porque son políticamente correctos. En cambio, este tipo rompe el molde del influencer correcto, atractivo, que tiene buen cuerpo, que es bonito y que por eso es famoso”.

Esa forma de ser que lo convirtió en un personaje atractivo para ciertas marcas, también lo arrastró hacia ciertos conflictos y polémicas.

Ejemplo: sobre la modelo Antonia Larraín comentó esto en marzo de 2019. “¿Sabes qué? No es guatona. O sea, claro, es un poquito anchita, pero está rica igual. Y es paradójico porque si tú te metes al Instagram de ella, tiene puros comentarios onda ‘guachita rica’. De hecho, yo cacho que también me voy a rajar con uno”. El mismo video lo muestra escribiéndole un comentario que dice “Tay maomenoh oe ziii”.

Ella, a su vez, le respondió en su Instagram: “Me dan ganas de vomitar solo al pensar en él”.

En la misma red social ha dicho que lleva tres años recibiendo comentarios de gente que opina sobre su cuerpo, que llegaron por el video de Huispe.

¿Entiendes la crítica que ella te hizo?

O sea, respecto a lo del comentario, claro, por supuesto. Quizás la cagué, de más. Pero de ahí a todas las barbaridades que dice, pucha, no. Puedo equivocarme, por supuesto, sobre todo hace muchos años. Pero de ahí a las otras cosas, las comparaciones que hace conmigo, nada que ver.

Felipe Vilches, guionista de Takilleitor, otra de las ficciones destrozadas por Huispe, ve guiños sexistas en los comentarios del crítico. “Es un formato de este tipo de machismo insolente”, sostiene. Huispe responde así: “A mí me encanta que exista esa gente, porque no la necesito como audiencia. Que piensen eso, bacán. No me va ni me viene. No pierdo el sueño para nada con ningún tipo de comentario”.

La tensión con Larraín no terminó ahí. En su comentario sobre La Jauría 2, donde ella tiene un papel, se burla de varias escenas en las que la modelo participa por lo que, a su juicio, son situaciones inverosímiles. Como cuando el personaje de Larraín grita su RUT al ser detenida.

“Yo creo que las críticas que él hace son súper asertivas”, comenta Paola Lattus, presidenta del Sindicato Independiente de Actores. “Pero creo que lo que provoca en sus redes con sus críticas, por sobre todas las cosas, es un ambiente innecesario de violencia. Las lleva a un lugar que tiene que ver con el denigrar a algunos actores”.

César Huispe entiende el punto.

Es divertido ventilar, pero no pueden esperar que yo siempre esté para reformar. No es mi obligación tampoco (...). Al fin y al cabo es un producto humorístico. No se trata tanto de mi conocimiento del cine, sino que más de los chistes que están construidos alrededor de eso.

La respuesta devuelve a la duda inicial. ¿Es Huispe un crítico?

Desde el otro lado de la pantalla de la videollamada, Cesarito hace una pausa y responde:

“No, en realidad no”.

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