La expectación va como una bola de nieve. Luego de una hora de adelantos, de escuchar las palabras de actores y realizadores y de conocer detalles de las nuevas series para Disney+, confirman que todavía resta un último hito en la inauguración de la Star Wars Celebration 2022, en Anaheim, California. Ya aparecieron sobre el escenario los actores Ewan McGregor, Hayden Christensen y Diego Luna, y los realizadores Jon Favreau y Dave Filoni, y a través de video compartió sus saludos la actriz Rosario Dawson. ¿Qué más podría venir?
A una fanática se le escapa un espontáneo “oh, Dios mío” una vez que se informa que queda más por celebrar. Alguien más a quien celebrar, corrige la animadora del evento. Lo que les espera a los asistentes, en palabras de Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, es que “se volverán parte de la historia de Star Wars”.
John Williams, el hombre detrás de la excelsa música de E.T., Jurassic Park, y Harry Potter, y la persona viva con más nominaciones en la historia de los Oscar, hace su aparición sorpresa en el escenario, desatando la incredulidad y la euforia de los más de siete mil fanáticos reunidos en la arena de la convención. El acto derrocha emoción. El músico irrumpe para liderar a la Pacific Symphony Orchestra en la primera interpretación en vivo de la canción principal de la nueva serie sobre Obi-Wan Kenobi, pero también para ser festejado: el pasado 8 de febrero cumplió 90 años, todavía vigente y creativo en su oficio.
¿Más? Once años más joven que el legendario compositor, Harrison Ford se suma en persona a la fiesta en el Anaheim Convention Center para tributar a su viejo compañero. “Esa música me sigue a donde quiera que vaya. Estoy feliz de eso”, indica Ford, protagonizando una sentida imagen que rara vez expone de manera tan pública. La reunión cierra con Williams encabezando a la orquesta mientras toca el tema principal de Indiana Jones, y The Imperial march. Imposible pedir más.
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Momentos como los de este jueves son por los que los fans de Star Wars se pelean las preventas para asistir a la Star Wars Celebration. Originalmente, la convención fue fundada en 1999 para promover la trilogía de precuelas creadas por George Lucas: La amenaza fantasma (1999), El ataque de los clones (2002) y La venganza de los Sith (2005), las que relataron cómo Anakin se convirtió en Darth Vader y la Galaxia muy, muy lejana quedó sumida en la oscuridad. Pero ese diseño ha ido cambiando.
Hoy Lucas ni siquiera se molesta en acudir a la ciudad en la que se esté realizando la cita. Simplemente, desde que le vendió Lucasfilm a Disney, en 2012, se desligó de las nuevas historias derivadas de su universo y no parece haber pistas de que eso cambie. En el mejor de los casos, manda un saludo a raíz de la conmemoración de los 20 años de El ataque de los clones. El fanático, siempre atento para rendirle honores al padre de la franquicia, responde con vítores cada vez que su nombre es citado por un tercero y entiende la prudente distancia.
Por cierto, el evento (al menos en su encarnación 2022) ya no honra a las nuevas películas de la franquicia; de hecho, si bien hay proyectos de largometrajes dando vueltas, hoy el presente y el futuro cercano de la saga son las series para el streaming. La convención de 2019 en Chicago inició esa transición, cuando mientras todas las miradas se las llevaba El ascenso de Skywalker –la discutida última parte de la trilogía sobre Rey, Finn y Poe–, The Mandalorian sellaba su debut en sociedad en calidad de la primera serie con actores de carne y hueso de la franquicia.
Ahora la ficción protagonizada por Pedro Pascal va por su tercera temporada (programada para febrero de 2023 en Disney+) y es la joya de la corona de Star Wars: sólida, popular –seguro han escuchado de Baby Yoda o Grogu– y hasta digna de premios, luego de ser nominada a Mejor drama en los Emmy. Así se manifestó en el panel realizado este sábado, en que los asistentes accedieron a un adelanto exclusivo de los nuevos episodios y, luego de gozar a concho con las imágenes, pidieron a gritos que lo proyectaran una vez más. Aquí sus deseos son órdenes: al final de la conversación se mostró por segunda vez.
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Buena parte de los fans llegan disfrazados durante cada uno de los cuatro días de la Star Wars Celebration. Están los clásícos: jedis, pilotos, stormtroopers, Han Solos, princesas Leias. Los que prefieren a Rey y los otros héroes y villanos que dejó la más reciente trilogía (en menor proporción respecto a la versión de hace tres años).
También están aquellos que replican a personajes secundarios o derivados de las series animadas. Una competencia de cosplay elige los mejores en cada edición, celebrando el trabajo de meses por encontrar el vestuario perfecto. Aunque este año el uso de mascarillas es obligatorio en la convención, hay flexibilidad con aquellos que no pueden compatibilizar maquillaje o casco con una KN95.
Pero quizás existe algo incluso más trasversal que las ganas de disfrazarse. Eso sería la capacidad para abandonar el recinto con bolsas y bolsas de productos de la saga. Pueden ser desde poleras y juguetes (Lego, Hasbro y Funko lideran las preferencias) hasta objetos más costosos, como los sables láser (los más populares rondan los US$ 150), cuadros o figuras de colección (un busto a tamaño real del personaje que le da título a The Mandalorian cuesta más de US$ 1.500). Se puede hallar hasta lo más insólito en los pasillos de la Star Wars Celebration, aunque más vale moverse con rapidez antes de que vuele el merchandising más apetecido.
La locura por las compras también puede responder al vacío que dejó entre los seguidores la postergación de la actual edición de la cita. Su fecha original era en 2020, pero la pandemia forzó un cambio de planes que seguramente empeoró los meses más difíciles de crisis sanitaria para los devotos de la saga. Después de tres años sin reunirse en persona en torno a la historia nacida en 1977, había una abstinencia a saldar, que lleva a que se agrupen amigos, parejas y familias (y niños, aunque no tantos como los cabecillas de la marca desearían).
En este caso los fans tienen un abanico amplio al que agarrarse en la Star Wars Celebration. Sólo pensando en estrenos, el jueves, sin anunciarlo previamente, se exhibieron los dos primeros capítulos de la serie Obi-Wan Kenobi, en que Ewan McGregor retoma su papel del maestro jedi.
“Los mejores fans entre todos los fans”, fue la dedicatoria que les concedió el actor escocés en ese lanzamiento, en pantalla grande y horas antes de que llegara al catálogo de Disney+. Siempre se puede desconfiar de las frases hechas, pero la reacción de McGregor no pareció parte de una rutina por quedar bien con la gallada; su rostro y voz delataban el remezón que conlleva sentirse tan acogido, de vuelta en casa.
Al público pareció gustarle el arranque de la producción que estelariza, a juzgar por la reacción de los afortunados que la vieron primero. También se volvió carne una de las tesis detrás de ese proyecto: la revalorización de las precuelas, las tres cintas que en el momento de su estreno polarizaron a los fanáticos, y ahora sin falta se ganan sus aplausos.
Y si no hay mejor termómetro de las peticiones de los fans que la simpatía (las más) o frialdad (las menos) que expresa ante la presentación de nuevas ficciones, The Mandalorian arrasa.
“Es un buen último día de mi vida”, comentó Pedro Pascal al ser recibido con una ovación en el panel del tercer ciclo de la serie. A medio camino entre la broma y la genuina emoción, el actor chileno es uno de los últimos en caer en los brazos de la fanaticada de Star Wars.
El otro es Baby Yoda (Grogu o The Child, como se prefiera), quien fue introducido en la misma instancia en su tamaño y versión original. No es un ser viviente pero el cruce de tecnología y artesanía permite que luzca como una irresistible criatura que todos quieren en una polera, una mochila o como peluche. Es la punta de lanza del futuro de la Galaxia muy, muy lejana, ese universo que reverdece sobreponiéndose a todo.