“Siempre hemos dicho que aspiramos a ser como Queen y en este disco eso se nota”, explica Phil Collen (64), guitarrista insigne de Def Leppard, al teléfono con Culto.
Diamond Star Halos, la placa más reciente de los de Sheffield, editada el 27 de mayo recién pasado, le hace sentir orgulloso y con razón, pues la crítica musical ha alabado el trabajo de los británicos como su mejor grabación en décadas.
Hace dos años y debido a la pandemia, la banda debió dejar en suspenso una gira apoteósica llamada The Stadium Tour junto a Mötley Crüe, Poison y Joan Jett. En el limbo, decidieron dedicarse a grabar, cada uno de los integrantes en distintos lugares del globo. “Y encontramos que, de hecho, teníamos mucha más energía al no estar juntos en el estudio. No hay que estar esperando sentado en la habitación que alguien termine una toma durante horas, sino que haces lo mejor y lo envías cuando está listo. En su estudio en Dublín, nuestro productor Ronan McHugh pegó todo”.
Poniéndole azúcar
Paradójicamente, el confinamiento fue lo que salvó a Def Leppard de pasar meses encerrados en un estudio, generando así una sensación de libertad que permeó el nuevo material.
“Siento que es demasiado estar enfrascado en un disco tanto tiempo, en cambio ahora pude ir a la playa a nadar en las mañanas. Podría haberlo hecho en Irlanda, pero el mar es demasiado helado ahí”, ríe. “Me gusta el concepto del estudio, pero no la intensidad que acarrea. Por eso este álbum es más inspirado y las composiciones son mejores. Si se te ocurre una idea, esta puede ir creciendo sin que alguien salga entremedio con una sugerencia que interrumpa el flujo. Por esa razón me recuerda a Queen, porque todos ponían de su parte y se comprometían al cien por ciento con la canción, no importa quién la hubiera escrito”.
A tal punto la banda se sintió cargada de nuevos bríos, que el material no paraba de llegar.
“Antes siempre batallábamos para juntar doce canciones y ahora teníamos quince, luego dieciséis y después diecinueve, y eso fue fascinante. La belleza de esto, es que no hubo presión del todo porque no habíamos planeado hacer un álbum y tampoco teníamos una discográfica. Todas las canciones nos parecían grandiosas y fue porque se trataba de una entidad viva, que respiraba”.
El single promocional Kick, apareció incluso en un último instante. La experiencia de Def Leppard componiendo himnos de estadio está fuera de cuestionamiento. “Joe (Elliott) escuchó mi demo, que había compuesto junto a mi amigo Dave Bassett, y me dijo que teníamos sí o sí que hacerla. Usamos la parte de guitarra y las voces de acompañamiento tal cual como estaban en mi maqueta, con mi voz grabada en un micrófono barato, conectado directo al laptop. Y eso se sintió bien, porque tiene una crudeza que no hubiéramos alcanzado normalmente, que la hubiéramos extraído en un estudio regrabando las guitarras para que sonaran limpias”.
Rock de épocas
Según Collen, es fácil que himnos como We will rock you de sus amados Queen; I love Rock and Roll de Joan Jett o la misma Put some sugar on me, suenen cursis. “Pero por alguna razón tienen integridad y son entretenidas de escribir. Esas son las canciones que me gusta escuchar. Quiero oír a una banda hacer eso y, si somos nosotros, ¡mejor aún!”.
En el caso de Queen, tiene clarísima su obra favorita. “Definitivamente es Sheer Heart Attack, porque es su disco más experimental pero a la vez es el más pesado, el más hard rock. Siento que ahí habían descubierto en quiénes se llegarían a convertir. Es un preludio al A Night At The Opera, que es donde la mayoría de la gente identifica el típico sonido Queen. Sucede algo así con Hysteria. Todo lo que nosotros hicimos antes de ese momento nos llevó a alcanzar ese clímax, ahí se definió nuestro sonido. De alguna forma, hemos podido escapar de él y a la vez conservar lo que nos hace sonar como Def Leppard”.
La osadía de intentar cosas nuevas a estas alturas se estampa en This guitar, una canción que Collen guardaba bajo la manga desde hace diecisiete años y que tiene a Alison Krauss de invitada estrella, una colaboración sugerida nada menos que por Robert Plant. “Él siempre se está mandando mensajes con Joe y cuando se enteró que estábamos grabando nos dijo que le enviáramos las pistas a Alison, porque ella es una gran fan de nosotros”, explica.
Mick Garson, el pianista que hizo leyenda junto a David Bowie en distintas épocas, y junto al cual tanto Joe como Phil han rendido tributo al fallecido camaleón, es otro selecto colaborador en Diamond Star Halos. “Hay una energía cruda que siempre ha estado ahí, solo que no la habíamos dejado salir y eso es lo que me emociona. Aunque nuestros fans prefieran otros títulos nuestros, este tiene su identidad propia y eso es genial. Es comercial como Hysteria, pero su estructura es distinta”.
Aunque la tendencia entre las bandas de su generación sea convertirse en una rocola errante, la mecha de Def Leppard tiene fuego para largo. “En este punto de nuestra carrera no teníamos para qué grabar otro disco, pero queríamos hacerlo porque siento que aún no hemos alcanzado nuestro máximo potencial y eso es algo a lo que apuntar. Ahora vamos a retomar la gira que había quedado en pausa y más encima lo haremos con material nuevo, que es tan bueno como lo antiguo. De seguro pasaremos por Sudamérica el próximo año y espero que volvamos a Chile ya que fue muy emocionante y hemos ido solo una vez. En vivo, queremos ser como los Rolling Stones. En cuanto al catálogo, queremos que sea como el de Queen: hacer música que se escuche en todo el mundo y que todos la reconozcan. Estamos aprendiendo todavía y volviéndonos mejores todo el tiempo. Toma el ejemplo de Prince, que siempre iba superándose. Bandas como The Police tocan un techo, pero nosotros todavía no y eso nos inspira”.