Publicó cerca de 192 novelas, un ritmo altísimo y que quizás solo el argentino César Aira está en vías que igualar. Cuando en una entrevista le consultaron cómo lograba llegar a tal cantidad de publicaciones, el belga Georges Simenon lo atribuyó al ritmo de vida que llevaba, en que le hacía el quite al trabajo no literario.
“La clave está en que realmente trabajo muy poco, en términos de tiempo total de trabajo; pero, entonces, no hago otra cosa que ser novelista. Fíjate en la vida de mis colegas literatos: viven en París, llevan una vida bastante mundana y se dedican a las múltiples actividades de los hombres de letras. Dan conferencias, escriben artículos, dan innumerables entrevistas...Pero yo no hago nada de eso. Vivo escondido con mi familia. Cinco o seis veces al año, como máximo, me retiro en mi propio caparazón durante ocho días y, al cabo de ese tiempo, surge una novela”, dijo en abril de 1962 a la revista Réalités.
Y luego añadió: “Si yo trabajara como obrero, es decir, si fuera capaz (y eso) es realmente mi sueño) y podría sentarme en mi escritorio todas las mañanas del año, de la misma manera que un trabajador va a su banco... bueno, entonces, me aterra pensar cuán grande sería mi producción. ¿no?”.
En esa misma charla, contó que en general le tomaba poco tiempo escribir una novela, eso fue clave para que lograra tal volumen de producción: “(Me demoro)Entre siete y nueve días, en promedio. Luego, digamos, de tres días a una semana más para repasar: es decir, para recortar frases, sacar todas las palabras superfluas y las frases demasiado mañosas. Y, por supuesto, para simplificar y acortar”.
Vaya que le sirvió el método, porque no solo escribió una cantidad considerable de novelas, también en ellas desarrolló un personaje, el detective Jules Maigret, quien protagonizó gran parte de sus libros de novela negra. Por eso, Simenon es uno de los autores destacados del rubro, junto con otros nombres como Patricia Highsmith, Dror Mishani, Raymond Chandler o Javier Cercas.
Por lo demás, es un género bastante popular, que encuentra lectores fascinados con las tramas que implican descubrir ciertas cosas, generalmente un misterio o la resolución de un crimen. De hecho, él mismo se encargaba de cultivar una imagen que de alguna forma recuerda a esos viejos detectives del imaginario colectivo, con abrigo y pipa.
“Un todoterreno”
Simenon es un nombre reconocido en Europa como uno de los puntales del género, pero nunca llegó a suficientes lectores en América Latina. Es algo así como un secreto literario bien guardado. Por eso, las españolas editoriales Anagrama y Acantilado (la misma que en su momento publicó la poesía de Roberto Bolaño) unieron sus esfuerzos en una conjunción para publicar tres obras del belga: Tres habitaciones en Manhattan (1946), El fondo de la botella (1949) y Maigret duda (1968).
¿Cómo se generó esa alianza? Desde Barcelona, lo comenta a Culto la mismísima Silvia Sesé, la directora editorial de Anagrama: “Tuvimos la oportunidad en Anagrama de unir esfuerzos con el Acantilado para publicar los libros de Simenon. George Simenon ha sido un autor bien publicado en España, en distintos momentos, en Tusquets por ejemplo y después en el Acantilado, pero no había conseguido llegar más allá de un círculo pequeño de lectores muy fieles, a pesar de ser uno de los grandes autores del siglo XX con una obra que ha asombrado a grandes lectores entre los que están desde un admirado André Gide hasta Roberto Calasso. Con Sandra Ollo, la directora de Acantilado pensamos en crear esta colección en la que ambas editoriales pudiesen aportar el trabajo y la experiencia para llevar la obra de Simenon un poco más allá”.
En este trabajo, las funciones fueron compartidas, añade Sesé: “El equipo de Acantilado se ha ocupado de la traducción y los textos. En Anagrama nos hemos ocupado del diseño (con ilustraciones de María Picassó) y el márketing. Y hemos aunado esfuerzos para la comercialización tanto en España como en los países de Latinoamérica”.
Sesé añade que la idea de fondo es la colaboración entre ambas casas. “En un proyecto que puede ser de largo alcance, tanto por la importancia del autor, su relativo desconocimiento y el centenar de obras que escribió, entre los roman durs y la serie de Maigret. Estamos publicando 7 títulos este año y ya hemos reeditado los tres primeros”.
Para Sesé, el belga es un escritor que no quedó solamente en un tipo de mirada. Esa es su gran cualidad. “Simenon es un autor que entusiasma a los escritores, porque probó todo tipo de registros, de voces, de puntos de vista; es un todoterreno con el que siempre estás aprendiendo algo nuevo, que no se agota y que independientemente de localizaciones y tiempos, son textos muy vivos, que trasladan al lector un profundo conocimiento de las motivaciones del ser humano. Una fiesta de lectura, un imprescindible”.
De esta forma, la tríada conformada por Tres habitaciones en Manhattan (1946), El fondo de la botella (1949) y Maigret duda (1968), ya se encuentra en las librerías nacionales.