Comienza como el retrato de una familia común. Un zoom a un clan de origen chino que es dueño de una lavandería y que lo componen una madre, un padre, una hija adolescente y un abuelo enfermo. No hace falta escudriñar demasiado para notar que hay grietas en el matrimonio, en las relaciones filiales y en el negocio. En sus primeros minutos la película es convincente en ese estudio de las fracturas de unas vidas ordinarias, donde en todo momento algo parece a punto de estallar.
Terminado el primero de los tres actos de Todo en todas partes al mismo tiempo (ya disponible en salas chilenas), la cinta se ha transformado en tantas cosas diferentes que es un milagro que se mantenga a flote: un drama familiar, un espectáculo de artes marciales, un melodrama, un filme de ciencia ficción, una comedia desenfadada.
El gran aglutinador es la mamá de la trama, Evelyn Wang; la artista que le da vida, una Michelle Yeoh dispuesta a demostrar durante dos horas para qué vino a este mundo y por qué es uno de los mayores prodigios que ha aterrizado en Hollywood desde el extranjero.
Aunque su impresionante despliegue en pantalla estuvo a punto de no concretarse. Los directores del largometraje, Daniel Kwan y Daniel Scheinert –conocidos en la industria cinematográfica como Daniels– inicialmente no pensaban en ella como la protagonista. Habían diseñado una historia en que el marido sería el personaje principal y, si todo marchaba bien, sería interpretado por Jackie Chan. En tanto, la esposa recaería en Yeoh y la hija en la comediante Awkwafina. Pero el actor de Una pareja explosiva les entregó una respuesta negativa y los cineastas se vieron forzados a reconsiderar los pilares de lo que habían creado.
Al mover las piezas la dupla pensó “en quién es nuestro siguiente artista marcial favorito”, o sea, en la estrella de El tigre y el dragón (2000), quien a la larga se transformaría en la única integrante del trío original en llegar a la fase definitiva del proyecto. Los realizadores trajeron de vuelta a la actuación a Ke Huy Quan (uno de Los Goonies y el niño de Indiana Jones y el templo de la perdición), apostaron por la joven Stephanie Hsu para encarnar a la hija lesbiana y ficharon al nonagenario James Hong para que se pusiera en la piel del abuelo. Y consiguieron a Jaime Lee Curtis como una trabajadora de impuestos. De ese modo, en el casting todo calzó de manera impecable.
Durante las ocho semanas de rodaje de la producción, la intérprete comandó al elenco en el rol de una heroína de acción atípica, con nada en común a las figuras que adornan los proyectos inspirados en cómics que dominan el cine y la televisión, ya sea Black Widow o la Mujer Maravilla. Una que un día cualquiera se convierte en la elegida porque es la peor versión de sí misma en los múltiples multiversos de la historia y que basa sus habilidades en esa cruel realidad. Pero Evelyn no es una inútil ni mucho menos.
La lógica del inventivo guión escrito por los Daniels permite que la cinta se mueva entre extremos, retratando las limitantes de su protagonista pero también sus destrezas y fortalezas, explorando el humor negro más desatado así como el vértigo de la acción.
La actriz domina con firmeza la diversidad de registros por los que se pasea el relato, volviendo plausible las apreciaciones que ha entregado a la prensa. “He estado en el negocio durante treinta y tantos años. Y siento que necesitaba toda esa experiencia para poder llegar a este punto y decir: ‘Está bien, les mostraré de qué estoy hecha’”, explicó con orgullo a The Guardian, una vez que ya se había desatado el fenómeno en torno a la que es la película independiente más comentada y exitosa del año en EE.UU.
El recorrido hasta Hollywood
Nacida en Malasia en 1962, Michelle Yeoh primero intentó una carrera como bailarina de ballet. Incluso viajó a Londres para perfeccionarse. Pero un problema lumbar le impidió continuar con su sueño.
Su trayectoria dio un vuelco cuando se internó en Hong Kong para probar suerte en la industria cinematográfica local. Gracias a varios títulos de artes marciales alcanzó el éxito que tanto anhelaba, hasta que en 1987 se casó con el productor Dickson Poon y decidió retirarse tempranamente de la actuación. Luego ocurrió otro vuelco, cuando su matrimonio se terminó luego de cuatro años y optó por volver a la pantalla.
En su retorno se asoció con Jackie Chan (Police Story 3: Super Cop, 1992) y confirmó cuál sería la estatura que perseguiría: una intérprete experta en secuencias de riesgo que se medía de igual a igual con sus pares masculinos en una época en que la disparidad de géneros era todavía un tabú. La actriz reinó y fue una pionera en años en que casos como el suyo eran muy aislados.
Y fue una chica Bond. Muchos recuerdan a El mañana nunca muere (1997) más por Yeoh que debido a la presencia de Pierce Brosnan, en su segunda ocasión como el agente 007. Más tarde, se terminó de adueñar de una parte del firmamento cinematográfico con El tigre y el dragón, la cinta del director Ang Lee con la que Hollywood y el mundo alucinaron hace 22 años.
En la última década ha participado en dos superproducciones de Marvel dándose el lujo de interpretar a personajes distintos (Guardianes de la Galaxia Vol. 2, Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos), recientemente encarnó a una capitana en la serie Star Trek: Discovery y brilló como suegra implacable en la taquillera comedia Locamente millonarios (2018), un papel que la situó en el mapa para las nuevas generaciones que no la vieron arrasar en los 90.
Pero durante su recorrido los protagónicos han sido escasos y los proyectos no siempre han estado a la altura de su talento. Por eso la actriz se conmueve tan genuinamente con lo que ha ocurrido alrededor de Todo en todas partes al mismo tiempo, con por fin asumir un rol central y con la fibra que toca en ella el personaje, una mujer imperfecta que de pronto asume responsabilidades monumentales, al ser llamada a salvar a toda la existencia.
“Esto es algo que he estado esperando durante un buen tiempo. La oportunidad de mostrarles a mis fanáticos, a mi familia, a mi público, de lo que soy capaz. Ser divertida, ser real, estar triste. Al fin alguien entendió que yo puedo ser todas esas cosas”, señaló entre lágrimas a la revista GQ. La emoción de que la recompensa siempre llega.
Yeoh puede estar ante un momento decisivo de su carrera. A fin de año se lanzará la secuela de Avatar (también participa en las películas que vendrán en la saga de James Cameron) y se acerca el estreno de un spin off de la exitosa serie de Netflix The Witcher en la que tiene uno de los papeles principales.
Y seguramente habrá movimientos y campaña para que consiga una nominación a la próxima edición de los Oscar, una instancia hasta la que no ha llegado nunca en su trayectoria. De la mano de su Evelyn Wang, esta vez puede ser la oportunidad de su vida.