Eva Duarte de Perón es uno de los emblemas de la historia de Argentina. La ex primera dama constiuyó un rol escencial en una época marcada por la crísis política en su país y el mundo. Adorada por las clases populares y odiada por los sectores conservadores, que siempre miraron con recelo la influencia aparentemente ilimitada de la que Evita gozaba y que incluso celebraron el cáncer que la aquejó en sus últimos días.
Su rol como defensora de la clase trabajadora y la labor social que impulsó desde su posición política -sin tener ningún cargo oficial dentro del esquema de gobierno- llevaron a que su imagen se anclara para siempre en la cultura popular trasandina: su funeral fue multitudinario e incluso llegó a ser nombrada como Jefa Espiritual de la Nación de forma póstuma.
Pero sobre su imagen también pesa una de las historias más fascinantes de la política latinoamericana: con el golpe de Estado que revocó a Juan Domingo Perón de la presidencia, las fuerzas militares en el poder decidieron secuestrar el cadaver de Evita, embalsamado hace tres años a la espera de ser enterrado en un monumento que sería levantado en su honor y que nunca llegó a constuirse. Así, entre escondites insólitos como una sala de cine y el posterior destierro, el cuerpo sin vida de Eva Perón deambuló privado de sepultura por cerca 16 años.
La anécdota del cadaver de Evita se mantiene vigente entre los argentinos. Incluso inspiró el best seller Santa Evita de Tomás Eloy Martínez, una novela de 1995 que amplía el mito sobre la figura de Duarte de Perón y que vuelve a la palestra mediática. Esta vez, a través de una serie de siete capítulos que se estrenará el próximo 26 de julio a través de Star+.
Aquí, todo lo que sabemos sobre Santa Evita, una producción argentina dirigida por Rodrigo García, hijo del escritor Gabriel García Márquez, y Alejandro Maci.
Un elenco estelar
La producción inspirada en la novela de Eloy Martínez se centra principalmente en cinco personajes, encarnados por importantes actores en su mayoría de la escena argentina.
Natalia Oreiro es la protagonista indiscutible de la trama, pues es la encargada de encarnar el papel de Eva Perón a lo largo de la serie. Esta no es la primera vez que le toca interpretar a un personaje histórico del país vecino. El 2016, Oreiro protagonizó Gilda, no me arrepiento de este amor, la biopic de la cantante argentina de cumbia que falleció repentinamente en 1996 a raíz de un accidente automovilístico.
La trama dirigida por García y Maci profundiza en varias de las etapas de la vida de Evita. Sin embargo, el momento que más relevancia toma su personaje tiene que ver, justamente, con los últimos días de vida de la ex primera dama, marcados por las dolencias del cáncer de útero y la cercanía de la muerte.
Otro de los personajes protagónicos de la serie es el Teniente Coronel Moori Koenig, asumido por el actor Ernesto Alterio, bonaerense que levantó gran parte de su carrera en España. Tras el derrocamiento que llevó a Perón al exilio en España y siguiendo las órdenes de sus superiores, fue el encargado de resolver la desaparición del cuerpo de Evita.
Por su parte, Diego Velázquez, reconocido por su rol en la miniserie Los siete locos y los lanzallamas, es el responsable de interpretar a Mariano Vázquez, un periodista que dejó su trabajo en uno de los principales diarios del país para investigar la devolución del cuerpo de Eva a Juan Domingo Perón, llegando incluso a poner su vida en peligro.
El Dr. Pedro Ara es otro elemento fundamental en la historia, pues se trata nada menos que del médico de origen español que estuvo a cargo de embalsamar el cuerpo de la ex primera dama, cuyo resultado era considerado por él mismo como su gran obra maestra. En la ficción es protagonizado por Francesc Orella, actor oriundo de España al igual que su personaje.
Mientras que el rol del ex presidente Perón, uno de los políticos más importantes e influyentes de Latinoamérica, es asumido por el argentino Darío Grandinetti.
La preparación para encarnar a Eva Perón
La idea de que Natalia Oreiro asumiera el papel de Eva Perón despertó la curiosidad y las expectativas no sólo de la prensa, sino también de los interesados en ver la miniserie. A pocos días de su estreno, las similitudes entre la actriz y la ex política argentina han sido motivo de alagos no sólo para la producción de Star+, sino también para Oreiro.
Durante las últimas semanas, la actriz ha comentado en diversas enrevistas cómo fue el proceso para encarnar a una figura tan importante como Evita. En términos prácticos, su preparación estuvo marcada por la exigencia física, interpretativa y vocal requerida alcanzar el parecido con el personaje. Así lo reveló en una conferencia de prensa reciente.
Para eso, Oreiro se apoyó en la ayuda de dos coaches actorales: María Laura Berch, que la orientó en términos de interpretación, y Mariana García, con quien entrenó el lado vocal. Esta última fue una recomendación de Mercedes Morán y Leo Sbaraglia, dos colegas del mundo actoral.
Otra parte fundamental fue convivir prácticamente a diario con discursos y registros históricos de la ex primera dama. “Estuve conectada todo el tiempo con su voz durante los cinco meses que duró el rodaje. Pero también todo el año previo que la pandemia nos dio. Hice un proceso de desarme de la voz de ella. Porque la interpreto desde que es muy joven y luego en esos seis escasos años de su carrera política”, expresó en la misma instancia.
Sobre cómo fue preparar al personaje en uno de sus momentos más frágiles, la actriz comentó en una entrevista con La Nación que fue un proceso “agotador, pero apasionante. Bajé mucho de peso, más de lo que el director quería. Me entregué físicamente al personaje, no concebía hacerlo de otra forma. Estamos hablando de una mujer absolutamente poderosa, pasional, energética, comprometida, pero que tuvo que vivir en un mundo de hombres. Y la atracción que ella generaba era tal que, aun muerta, los siguió fascinando. Ellos sentían un miedo y un amor tan grandes que necesitaron destruirla. En la serie, eso se ve de una manera fortísima. Además, ponerme en el cuerpo muerto de Evita, siendo vejado por un mundo de hombres a la deriva, durante dos décadas, en dos continentes… Fue muy difícil, muy perturbador. Hay momentos que los borré porque lo necesitaba así”.
Por su parte, Alejandro Maci describió el trabajo de la actriz como “incansable dentro y fuera del set”. Según declaró Oreiro, se trató nada menos que del papel más vulnerable de toda su carrera.
El gran despliegue de la producción
Otro de los puntos altos donde la serie destaca es en la calidad de su producción. A pesar de que su realización se vio cruzada por la crisis sanitaria, los creadores y el equipo lograron abordar una gran cantidad de locaciones que enriquecieron la verosimilitud del relato.
En total, sus siete capítulos fueron grabados en más de 40 locaciones de Buenos Aires. al mismo tiempo en que convocó a 120 actores y actrices, y 1300 extras a lo largo de las grabaciones.
También cabe destacar el esfuerzo que implicó la recreación epocal de la serie, que comienza en 1952, año en que falleció Eva Perón y cuya réplica estuvo a cargo de equipos locales de fotografía, arte y vestuario. Uno de los ejemplos en torno al despliegue de la producción en este aspecto es la presencia en escena de más de 80 vehículos antiguos en perfecto funcionamiento, además de la creación de cerca de 150 piezas de vestuario que fueron diseñadas exclusivamente para la serie.
Dentro del equipo de producción también destacan varios nombres. Uno de los más relevantes es el de Salma Hayek Pinault, actriz mexicana con una extensa carrera en Hollywood que ejerció como la productora ejecutiva de la serie, en compañía de José Tamez. Ambos participaron como miembros del equipo de la productora Ventanarosa, fundada en 1999 por Hayek.
¿Qué dice la crítica?
Pese a que aún no se han publicado muchos comentarios sobre la serie (aún quedan algunos días para que su estreno y la prensa suele tener acceso sólo a los primeros episodios), una reseña escrita por el periodista y crítico Diego Battle en el portal Otros Cines adelanta la apreciación de los especialistas.
Aunque no deja de mencionar algunos aspectos en que la narración de la novela resulta más acertada (como por ejemplo, a la hora de realizar los flashbacks del pasado de Evita o las implicancias detrás de los rallados en que los sectores conservadores celebraban el cáncer que aquejaba a la ex primera dama), la percepción de Battle se inclina por señalar que se trata de una serie bien construida que resulta atrapante.
En palabras del crítico: “Incluso con su inevitable simplificación o hasta banalización de ciertos aspectos, esta Santa Evita modelo 2022 resulta una ficción que atrapa y en ciertos pasajes fascina, más allá de las valoraciones que cada espectador/a pueda hacer desde su perspectiva ideológica e identificación/rechazo respecto de los personajes en cuestión. Es que no hay tantas historias con semejantes dimensiones y alcances que van desde lo íntimo hasta lo social”.
Un aspecto especialmente destacado por el periodista radica en el esfuerzo realizado por la serie en términos de producción. “La ambientación de época (hay mucha escenografía en estudio y un aprovechamiento al máximo de las pocas locaciones reales que todavía conservan la estética de los años ‘40 y ‘50) es notable en cuanto a vestuario, dirección de arte (cortesía de Mercedes Alfonsín) y de fotografía (el gran “Chango” Monti). Los extras no escasean, pero cuando la reconstrucción es imposible por cuestiones presupuestarias se apela a imágenes de archivo, sin temor a que queden en evidencias las diferencias entre la Evita real y la que interpreta Natalia Oreiro. En ese aspecto, hay en ella y en Grandinetti un esfuerzo por imitar ciertas inflexiones de voz y gestos de los personajes reales, pero tampoco una obsesión por alcanzar un grado perfecto de mimetización o de copia”, expresa el análisis.
El periodista sintetiza el valor de la serie en la siguiente frase: “En la errancia del cuerpo de Evita quedan sintetizadas muchos de las características y miserias de la Argentina: sus pasiones, sus fanatismos, sus odios y sus grietas”.