En tiempos de fanaticadas como ejércitos – con seguidores de Star Wars acosando a actrices si un personaje no es del agrado del canon o fans de Marvel torpedeando cualquier crítica a alguna de las películas de ese universo- el mundo lector apasionado por Jane Austen ha conseguido un puesto en el rubro de los que mejor no hay que perturbar. Cada nueva adaptación es analizada con lupa, discutida y comparada con su original, despertando enormes fiebres y pasiones. Algo particular si se considera que la autora nació hace poco más de doscientos años, y sus seis novelas publicadas retratan una era pasada de salones de baile, guantes y campo inglés.

Si su fama comenzó tras su muerte en 1817 – cuando se publicaron póstumamente Persuasión y La Abadia Northanger por primera vez usando el nombre de la autora y no cómo anónimos- , las adaptaciones televisivas y fílmicas con el amor pausado y anhelante fueron las que convirtieron a la autora en icono pop.

Las posibilidades de conexión de internet convirtieron a sus seguidores en comunidad, con fiestas temáticas que incluyen los vestidos de corte imperio, libros de cocina inspirados en su obra y hasta con el rostro de la escritora estampando el billete de diez libras desde su bicentenario (lo cual comenzó como una petición de lectoras en Change.org).

Hay versiones contemporáneas de las novelas de Austen -Ni idea, de 1995, quizás la cumbre de ese oficio, o incluso Bridget Jones de 2001-, hasta versiones de horror – Orgullo y Prejuicio versus Zombies estuvo entre los libros más vendidos del 2009 y tiene su propia cinta-, además de las que tratan de revivir la Inglaterra de principios de siglo XIX de manera más fiel.

Desde que se anunció la Persuasión de Netflix, estrenada hace unas semanas, que la Austen-fanaticada puso el grito en el cielo. Primero por el casting de la muy hermosa Dakota Johnson para el papel principal, Anne Elliott. Y luego críticos y público parecían desconcertados ante el formato: Anne rompe la “cuarta pared”, hablándole directo al espectador, con un tono de comedia (la serie Fleabag, que usa la misma técnica narrativa se convirtió en Trending Topic en Twitter).

¿Pero es otro berrinche de los Austenlovers? Quizás la nueva Persuasión se siente como una pequeña traición a todo lo que convierte a Jane Austen en algo sagrado.

Jane Superstar

Como bien describe Virginia Woolf en su texto sobre Austen de 1925, todo lo que sabemos de la autora es por sus libros, un par de cartas y mucho “copucheo”; su hermana Casandra, ante la temprana muerte de la escritora y viendo el éxito de sus libros, quemó la mayoría de sus cartas -sobrevivieron solo cerca de 60 donde Austen no “pelaba” al resto de la familia o vecinos-.

Sabemos que era la séptima de los ocho hijos de un pastor y que la familia tenía una posición social cómoda; que no se casó y como para toda mujer de esa época la única escapatoria del hogar era el matrimonio, terminó viviendo con su madre y una hermana, mantenidas por el hermano varón, único heredero legal. Murió con 41 años, habiendo publicado sus cuatro primeras novelas con el seudónimo de “una dama”. Todas estas constricciones para las mujeres de la época, sobre todo para las con inquietudes intelectuales y que ella misma vivió, Austen las plasmó en sus libros. El resto, desde su política, a amores, a pensamiento, han sido motivo de reconstrucción y debate entre historiadores y fanáticos.

¿Por qué una escritora así sobrevive el tiempo? “Escribe romances con un final feliz de manera magistral: ofrecen placer a nuestro espíritu adolescente y a nuestro paladar literario a la vez”, explica la Académica de la Facultad de Letras UC, Francisca Folch, sobre el encanto imperecedero de la británica.

“No necesitamos decir entonces que leer a Austen es un placer culpable. La ironía chispeante y las observaciones sociales satíricas son un verdadero goce de humor fino. Además, tiene una impronta feminista refrescante para la época, con personajes femeninos decididos y tridimensionales”.

Francisca Mancilla, creadora de la comunidad Lee como niña, con cerca más de nueve mil seguidoras en Instagram, dice: “Sus temáticas son atemporales, y por eso cada reedición es exitosa de los libros. Literatura clásica, muy romántica, lo que puede tener éxito en distintas generaciones. Pero además hoy se le puede mirar de otra perspectiva, en todos sus libros tiene un párrafo seudo feminista. Frases que siguen siendo contemporáneas el día de hoy”.

Virginia Woolf, una Austen-lover confesa, destacaba la profundidad de su predecesora en las letras inglesas, capaz de generar una emoción profunda bajo la aparente superficialidad. La destaca, además, como una de las “sátiras más consistentes de la Literatura Inglesa”. Sobre la misma Persuasión, Woolf escribió que muestra un cambio en contraste con las cinco novelas anteriores y quizás un hastío. La última novela completada por Austen es una otoñal y no de primavera, y donde la protagonista es una mujer de 27 años -solterona para la época- que “infeliz ella misma, tiene una empatía especial por la felicidad e infelicidad de los demás, lo que, hasta el final, está obligada a comentar en silencio”, explica Woolf.

Melancolía y sentimientos

Persuasión es la historia de Anne Elliott, la hermana del medio de una familia elegante que se ha venido a menos por los dispendios de un padre vanidoso y obsesionado con la alta sociedad. Anne tuvo un gran amor hace siete años, un oficial de marina sin mayor fortuna llamado Wentworth, pero rechazó casarse con él “persuadida” por el consejo de la amiga de la familia. Cuando Wentworth vuelve, con una carrera destacada y el bolsillo para acompañarla, Anne no solo deja de respirar cada vez que se topan en salones, sino que reformula su mirada de lo que hizo bien y mal, de lo que podría haber sido y de la sociedad que la rodea.

Algunas de las versiones de Persuasión en televisión británica incluyen la de 1971, la de 1995 -muy aplaudida, con Amanda Root y Ciarán Hinds-, o la de 2007, con Sally Hawkins en el protagónico.

Y quizás ahí viene el primer problema con Netflix: desde Kate Winslet a Emma Thompson, desde Keira Knightley a la misma Hawkins, las heroínas de Austen en adaptaciones se precian de una belleza campestre y cercana. Es parte del atractivo de la autora: que en personajes “normales” se viven sentimientos extraordinarios. En los libros las heroínas son joyas a descubrir por los pocos de la sociedad inglesa que precian intelecto por sobre clase, o bondad por sobre sumisión.

Anne Elliot es invisible ante su padre y hermana mayor en el libro, y para el mundo en el que se mueve su atractivo ya ha pasado con la edad, lo cual es difícil de proyectar en una estrella como Dakota Johnson.

Para Mancilla, eso sí, el problema no es tanto la actriz como la ambición de llegar a las jóvenes: “No diría que Dakota Johnson es errónea, pero le roba radicalmente al libro. Se ve como una mujer sufriente por amor, pero en el libro lo más importante es que ella es muy cauta del dolor del otro. Los guiños millenial pueden ser para acercar a Austen a otra generación, pero para sus fanáticas pueden ser un insulto ya que queda deslavada. Entiendo que acá la intención es conquistar a otro público”.

Esta nueva Persuasión pareciera sugerir que el personaje sigue estancado en el pasado, pero lo hace ridiculizando a la heroína como lo han hecho los productos pop desde Bridget Jones en adelante, con botella de vino en mano. Transformando los intensos monólogos internos del libro -plagados de arrepentimiento y atentos a cualquier gesto casual que revela una humanidad de Wentworth que solo ella puede ver- a diálogos agudos a la cámara, pierde parte del aprendizaje de la Anne literaria, la derrotada.

Persuasión es una novela sobre segundas oportunidades, en que el inevitable paso del tiempo está siempre presente”, dice Folch. “El monólogo interno que desarrolla Anne la hacen una heroína más asequible al lector, y es algo que la serie ha intentado utilizar, aunque en un tono demasiado franco para mi gusto, dado que disminuye la tensión satírica”.

Es una novela de introspección. El gran final por supuesto que está en el amor recuperado y el matrimonio entre Anne y su Capitán, pero más interesante aún, es un capítulo entero sobre sobre perdonarse a una misma, a la yo del pasado que fue “persuadida”, lo que se extravía en el traspaso al streaming.

Lo anterior es fundamental cuando se trabaja con una autora que, si no feminista, ha sido reclamada por las muchas generaciones de mujeres que la han sucedido. No sólo por darle una voz a las de su propia época, sino por plasmar los sentimientos femeninos alrededor del romance y la familia, las relaciones de hermanas, amistades y el amor propio. No es una historia “para mujeres”, como suele ser el empaque de libros o películas que igualan al género con la intrascendencia, sino sobre mujeres, o una mujer, y su madurez. La adaptación de Netflix, entre frases centennials maquilladas al hablar de la época, la traiciona finalmente en ese centro: el de jamás subestimar a las mujeres que retrata.

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