Crítica de discos de Marcelo Contreras: Frank Sinatra siempre brilla y Kasabian se desvanece
Las novedades discográficas de esta semana tiene a La Voz con un álbum donde se rescata su costado más inquieto y agudo, mientras los ingleses Kasabian han perdido algo de nervio y gracia en su registro más reciente.
*Frank Sinatra - Watertown
Un padre de familia enfrenta una debacle mayúscula en la apacible Watertown, al noroeste de Nueva York. Su esposa, madre de sus dos hijos, le comunica con toda calma en una cafetería mientras disfrutan unos pasteles, que abandona el matrimonio para marcharse a la gran ciudad. Más que rabia, el marido se resigna a sabiendas que ese momento llegaría tarde o temprano, porque los talentos e intereses de ella nunca han tenido cabida en la monotonía de Watertown.
Producido y compuesto por Bob Gaudio de The Four Seasons, uno de los grupos vocales más afamados de los 60, con la colaboración del compositor Jack Holmes (autor de Dazed and confused, popularizada por Led Zeppelin), este álbum conceptual supuso un fracaso de Frank Sinatra, que ha sido reivindicado en el tiempo. Junto a Tone poems of color (1956), son las únicas portadas donde no aparece su rostro y figura, sino la ilustración de una bucólica parada de ferrocarril.
Las elegantes orquestaciones, marca registrada de La Voz, se edifican sobre bases formales de soul con algo de rock, para convertirse finalmente en pop barroco y evocativo, con ese sonido y detalle sublime que alcanzó la balada internacional entre fines de los 60, y el arranque de los 70.
Watertown es conmovedor de comienzo a fin, con distintos episodios de la relación, desde el inicio del idilio en What a funny girl (you used to be), a la tristeza de She says, una carta de la madre ya alejada de la familia.
Frank Sinatra está simplemente sublime interpretando la tristeza y conformación del desventurado marido, en especial en cortes como Michael & Peter y, particularmente en I would be in love (anyway), una canción estremecedora con Sinatra cantando a tope, dispuesto a enamorarse nuevamente de ella, aún sabiendo que el destino sería el mismo. Devastadoramente romántico.
*Kasabian - The Alchemist ‘s Euphoria
Sergio Pizzorno, el líder de Kasabian, cuenta resignado que por más álbumes que publique con el grupo o mediante su proyecto solista The S. L. P., la gente lo sigue reconociendo por sus habilidades futbolísticas, antes que su condición de rockstar. Hace una década marcó un golazo jugando en una alineación Resto del Mundo, como se lució en Soccer AM, un clásico programa británico dedicado al fútbol.
Lamentablemente seguirá siendo así para el guitarrista y cantante con este retorno de la banda británica, a un lustro de su último paso por el estudio. The Alchemist ‘s Euphoria es un título crucial en un grupo rock que destaca entre lo mejor de la isla en los últimos 20 años, inventivos para integrar electrónica, pulsaciones hip hop y psicodelia. A la par, son demoledores en vivo, como lo demostraron en el teatro Caupolicán hace cuatro años.
Este es el primer disco sin Tom Meighan en la voz, separado del grupo horas antes de declararse culpable de agredir físicamente a su pareja Vikki Ager, en julio de 2020. Meighan, con problemas de salud mental y alcoholismo, se sometió a terapia para casarse con Vikki el año pasado.
Kasabian se reformuló sin recurrir a reemplazos. Pizzorno suele cantar algunas canciones en cada disco o se hace cargo de los estribillos, como ocurre en L.S.F. del imbatible álbum debut de 2004.
Es un buen intérprete, pero el desafío sólo evidencia cuánta falta hace Tom Meighan. The Alchemist ‘s Euphoria se manifiesta desorientado, sin carácter, insistente en el lenguaje electrónico, repitiendo los códigos de bandas mucho más jóvenes y anodinas como The Chainsmokers, en un lifting innecesario. Las guitarras han sido suprimidas y los estribillos escasean. Una tragedia. El lado pendenciero de Kasabian se ha desvanecido irremediablemente.
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