Game of thrones fue un desfile de clanes fracturados o en proceso de fracturación, sumidos por la codicia, la envidia y la sed de poder. Ninguno se salvó de tales fisuras. Ni siquiera los Stark, los buenos de la historia, castigados por la ingenuidad y las puñaladas por la espalda. Es la lógica que el escritor George R. R. Martin le imprimió a Canción de hielo y fuego, la saga literaria en la que se basó la adictiva serie de HBO que dominó el mundo entre 2011 y 2019.

Su primer spin-off, House of the dragon (La casa del dragón) no escapa de ese retrato implacable. Definida como una precuela, la ficción tiene como protagonistas excluyentes a los Targaryen, la casa que en Game of thrones tuvo presencia a través de Daenerys (Emilia Clarke) y los tres dragones que la llevaron a rozar la gloria. Según consigna de entrada su primer capítulo (estreno hoy a las 21:00 por HBO y HBO Max), la nueva producción se ambienta 172 años antes del nacimiento de quien también sería conocida como la Rompedora de cadenas.

Foto: HBO Max via AP

Aquí las criaturas mágicas se sextuplican (son 17, aunque no todas aparecen en el primer ciclo de diez capítulos) y el linaje domina los Siete Reinos a través del rey Viserys Targaryen (Paddy Considine). La historia del origen de su ascenso contiene material inflamable: ante el riesgo de generarse un vacío de poder, un consejo decidió entre él, el heredero masculino de mayor edad, y la princesa Rhaenys Targaryen (Eve Best), la mujer más próxima a la sucesión. En ese mundo no hay registros de una mujer ejerciendo como gobernante, por lo que fue simple inclinarse por el complaciente Viserys.

La serie empieza en el noveno año de su reinado, un momento que luce perfecto para explorar el desastre de la familia. Se presenta a la progenitora del monarca, Rhaenyra (Milly Alcock y Emma D’Arcy en la versión adulta), una sucesora más que competente que, para soñar con reemplazarlo, deberá enfrentar no sólo a la tradición conservadora sino que a su propia sangre, su tío, el belicoso Daemon Targaryen (Matt Smith), y quien fuera casi de su propia sangre, su amiga de infancia Alicent Hightower (Emily Carey y Olivia Cooke de adulta), quien experimenta un giro radical.

Si a eso se le agregan otros rivales y su despliegue ante el caos en la sucesión de los Targaryen, la mesa está servida para proporcionar aquello que volvió tan popular y disfrutable a Game of thrones: luchas de poder, intriga palaciega, espectáculo, violencia gráfica y lujuria.

Al menos en un arranque, Daemon Targaryen es una buena fuente de algunos de los aspectos que definieron a la serie madre. Aunque Viserys y su esposa esperan ser padres de un hijo, y no acumula suficiente respaldo en las cúpulas de poder, confía en algún día ocupar el trono y en el intertanto se presenta como un muy impetuoso candidato.

Foto: HBO Max via AP

“Cada vez que un Targaryen nace, los dioses lanzan la moneda al aire y el mundo espera a ver de qué lado caerá: grandeza o locura”, reza un dicho asentado en Westeros y que se escuchó en más de una ocasión a lo largo de Game of thrones.

El británico Matt Smith tiene claro cómo aplica aquello con su rol. “En el caso de Daemon, creo que la moneda sigue en el aire, ni siquiera ha caído”, señala el actor en una conferencia en la que participa Culto.

“Él camina sobre la hoja de un cuchillo y en cualquier momento podría caer hacia un costado o hacia el otro”, añade. “Todo se trata de violencia, sangre y locura, pero en el fondo creo que hay algo muy frágil acerca de la idea de alguien que intenta mantener el equilibrio sobre esta hoja durante toda su vida. Creo que él es una persona profundamente frágil”.

En apariencia, Rhaenyra no luce como el mismo tipo de figura. Sin embargo, hay una esencia que los une. “Convencionalmente, ella se casaría siguiendo una táctica y esperaría a que tener hijos para continuar la línea Targaryen. Sin embargo, Rhaenyra no es naturalmente enmendable; ella tararea con el fuego de la vieja historia e identidad Targaryen. Está cortada con la misma tijera que el personaje de Matt Smith, Daemon, que arde con el mismo tipo de fuego”, apunta Emma D’Arcy en una entrevista genérica cedida a este medio.

Aunque ambos papeles están definidos con autoridad, inevitablemente evocan a Daenerys y la ambición desbordante que incendió la pantalla desde su debut en 2011 hasta su adiós, ocho años más tarde. A fin de cuentas, todos son herederos de un clan que, según dice Smith medio broma medio en serio, “necesita mucha terapia”.

La alianza del autor y un fanático

House of the dragon no fue la primera idea que barajó HBO para intentar perpetuar el arrastre de Game of thrones. De hecho, la cadena llegó a ordenar un piloto de una historia distinta a la que cuenta el primer spin-off de la saga. Con Naomi Watts como protagonista y bautizada como Bloodmoon, la producción también era una precuela pero ambientada en lo que en ese universo se conoce como la Edad de los Héroes.

La idea no prosperó, en parte porque existía un gran obstáculo: George R. R. Martin apenas había escrito sobre ese periodo, por lo que si el proyecto hubiera avanzado habría sido prácticamente invención pura.

Debido a que se basa en Fuego y sangre (2018), un libro que tiene forma de publicación de historia en vez de novelesca, los más puristas podrían argumentar que la serie que se lanza hoy también inventa bastante más allá del texto original. Pero al menos lo hace de la mano de la mente que le dio origen, quien ejerce como creador de la ficción junto al guionista Ryan Condal, un seguidor declarado de la obra de Martin.

“Sabía que mientras atendiera a la historia que George estaba contando, habría mucho espacio para divertirse en el medio. Ahí es donde entra mi conocimiento de Westeros y su mundo, la historia de las casas, la forma en que los personajes interactúan, el idioma y todo eso, porque puedes completar y superponer las cosas con tu amor por Westeros”, explica Condal en una entrevista genérica.

Su producción se zambulle en otra época y gira en torno a una familia poco conocida por el público general. ¿Pero cuánto alejarse del fenómeno que conquistó a todo el planeta? “Una de las muchas cosas que funcionó increíblemente bien en la serie original fue el tono y la forma en que fue presentado. Era este mundo muy real, táctil, violento, divertido, oscuro, sexy y vulgar. Estamos tratando de, si no replicarlo, ciertamente honrarlo. Sin embargo, debido a que nuestra serie tiene lugar 200 años antes, también deseas que se sienta como un momento y un lugar diferentes. Pero aun así se siente familiar. Ese es el mayor truco”, explica.

Cuesta imaginar que House of the dragon supere el impacto y atrevimiento de su predecesora. Aunque su criticado final de 2019 aguó el recuerdo en torno a ella, se trata del drama más premiado y nominado de los Emmy, y del éxito que impulsó a todas las grandes compañías del streaming a intentar crear su propia Game of thrones.

No estamos reinventando la rueda con esto”, plantea Matt Smith, comparando House of the dragon con el proceso de creación del segundo disco de una banda. “Estamos intentando entregar los hits, pero estamos tratando de crear algo original. Creo que tonalmente está en el mismo mundo. Pero es un grupo diferente de actores, es una historia diferente, se ambienta 170 años antes. Entonces, invariablemente, las cosas se sentirán un poco diferentes”.

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