“Este es mi barrio/ Esta es mi gente/ Somos amigos de vecindad”.
Don Francisco repasa con exactitud la parte principal del jingle de Este es mi barrio, una de las secciones más memorables de Sábados gigantes durante los años 80. Aquel segmento, que en cada edición del programa mostraba a dos barrios enfrentados en una competencia, lo unió con Zalo Reyes, el cantante nacional fallecido este domingo 21 de agosto a los 69 años.
El animador llevaba la batuta del espacio, mientras que el artista se dirigía hasta los puntos de Santiago que protagonizaban la jornada. En otros momentos Reyes podía lanzarse con alguna interpretación en solitario (desde Un ramito de violetas hasta un cover en español de Tutti frutti, de Little Richard) o ambos entonar algunos versos de un tema popular, dando rienda suelta a la espontaneidad que selló algunos de los instantes más icónicos de la historia del programa.
“Yo sentí que él tenía una comunicabilidad extraordinaria”, dice Don Francisco desde Miami. “Cuando fue a Noche de gigantes, él contó cómo bailaban en su barrio y cómo bailaban en el barrio alto la misma canción. También ocupaba expresiones que no se conocían en Chile masivamente. Entonces era un cronista de la vida, además de ser un cantante extraordinario”, señala a Culto.
Mario Kreutzberger cuenta que vio por primera vez en acción a Boris González Reyes (o, más bien, a su identidad artística) en un teatro de Santiago Centro en que se definía al ganador de El Hombre Ideal, el concurso que posteriormente se conocería como Mister Chile. Zalo Reyes, una figura clave de la canción popular del país desde fines de los 70, era el elegido para un acto musical ante un público totalmente femenino.
“Cantó Con una lágrima en la garganta, me acuerdo, y las mujeres bramaban, porque él hombre tenía una voz y una comunicación muy especial”, apunta sobre ese primer encuentro. “Él tenía la capacidad de frasear de una manera extraordinaria, nunca cantaba igual la canción. Era la misma canción, dentro de la misma métrica, pero con un fraseo diferente. Y eso lo volvía muy atractivo”.
“Después de haber cantado en varios programas de la televisión, dos con mucho éxito, yo le dije: oye, por qué no te vienes y coanimas conmigo Este es mi barrio. Él siempre habló de que era un hombre del barrio donde vivía y que nunca se iba a cambiar de Conchalí. Y, de hecho, no se cambió, lo que le cambiaron es el nombre de la calle”.
Kreutzberger lo define “como una suerte de cantante animador”. “Eso no es usual, (aunque) hay algunas personas que lo tienen”.
Mientras el “Gorrión de Conchalí” se transformó en un puente a través del cual se logró exhibir una cara del país poco visible en la pantalla chica de entonces, ambos compartieron en transmisiones y bastidores durante los años en que Este es mi barrio tuvo vida al interior de Sábados gigantes, hasta que el espacio local se internacionalizó en 1986.
En ese sentido, Don Francisco no cree que la televisión de ese momento lo haya tratado con cierto clasismo o paternalismo. “No era tan peyorativo, pero quizá sí se hablaba de la música cebolla, que era la música popular, la que la gente del pueblo chileno escuchaba más que las clases altas. Y él representaba ese tipo de música. Pero por lo menos yo no, nunca lo presenté peyorativamente”, plantea.
“Indudablemente que a lo mejor alguien en algún canal que yo desconozco... Pero desde la primera vez que aparece empieza a tener un éxito transversal, a pesar de que él criticaba mucho a la gente de los barrios de donde no era. Pero, como era un cronista de la época, era capaz de describir cómo reaccionaban frente a su música las personas que no eran de su barrio”.
Rememora que la última oportunidad en que ambos estuvieron juntos también fue ante las cámaras. En el marco de su programa ¡Qué dice el público! (Canal 13), un capítulo emitido en 2018 mostró la visita de Don Francisco al hogar de la voz de Mi prisionera.
“Él ya estaba bien dañado en su salud. Tenía una diabetes mal cuidada. Pero siempre mantenía el espíritu, la alegría”, cuenta sobre ese episodio. En ese recorrido el animador habló con vecinos, con la esposa del cantante, Yolanda Molina, y con su hijo y mánager, Boris González. El registro muestra una afirmación categórica dirigida a su retoño: “En mi opinión, tu papá podría haber sido la figura más grande de América en su música”.
De vuelta en diálogo con este medio, asegura: “Él tuvo la oportunidad de irse de Chile y abrirse a un campo muchísimo más grande. Sin embargo, nunca quiso dejar su casa, no quiso dejar su barrio, no quiso dejar a su familia. Él no estaba hecho para eso. Él estaba hecho para estar aquí”.
¿Pero se siente en algún grado responsable de la enorme popularidad de Zalo Reyes? “No, yo creo que eso se debe solamente al talento de él. No se debe al talento de nadie más, porque llegó al Festival de la Canción de Viña del Mar (1983), y estuvo en todos los grandes programas de la televisión chilena, y ahí yo no tenía nada que ver”, indica.
“Uno de repente ve a alguien y dice: yo con él podría trabajar y hacer algo. Eso me pasó con varios artistas que por diferentes razones yo invité. Con algunos acerté más, con otros menos. En este caso le acerté mucho. Pero él siguió creciendo por su lado solo. No necesitó que nadie fuera su padrino. Él fue su propio padrino”.
Y agrega: “Todos han comentado, y es una realidad, que él no supo manejar el éxito, porque venía de una condición muy modesta. El éxito le produjo una serie de trastornos que también comentan, pero lo más importante es que él fue un gran cantante”.
-Sí. Todos los grandes tienen sus luces y sombras, ¿no?
Exactamente. No hay nadie que no tenga una sombrita por ahí. No solamente los grandes. Los chicos también.
La Teletón
Durante la tarde de este domingo las redes sociales de la Teletón también rindieron tributo a Zalo Reyes, llamándolo “un cercano colaborador de nuestra institución”.
El artista, especifica Don Francisco, estuvo “muchas veces. Zalo nunca se negó, en su época activa, de participar donde le dijeran para la Teletón. Siempre participó. Fue un gran colaborador”.
El animador habla de la cruzada solidaria en un año clave: la semana pasada, a través de una misiva enviada a La Tercera, confirmó que no ocupará el rol protagónico que ha desempeñado desde 1978. Así, la edición programada para el 4 y 5 de noviembre será la primera en que otras figuras asuman ese liderazgo.
“El dar un paso al costado efectivo es para que otros tomen la batuta de eso de lo que yo participaba anteriormente”, dice a Culto. “Yo no he participado en la construcción del programa. Efectivamente no tengo idea”.
De todos modos, tal como consignó en dicha carta, deja abierta la puerta a que eventualmente pueda hacerse parte del evento a través de una función a definir. “Para lo que me convoquen y donde me convoquen, yo voy a estar”.