El suspenso se toma el drama adolescente: los ejes de Alma, el nuevo éxito español de Netflix
El bus que lleva a sus casas a un grupo de jóvenes se desbarranca, aparentemente por fuerzas que provienen de otro mundo. Es el punto de partida de la serie del guionista Sergio G. Sánchez (El Orfanato), una propuesta que amalgama el suspenso, el terror y la fantasía, y que ya se encumbra entre los títulos actuales más vistos de la plataforma.
“Las fronteras me interesan mucho, entre infancia y madurez, vida y muerte, realidad y fantasía, imaginado y vivido… En ese terreno de nieblas es donde me gusta moverme o me sale todo con más facilidad”.
Son las definiciones que entregó al periódico El País el guionista Sergio G. Sánchez, realizador español que escribió películas como El orfanato (2007) y Lo imposible (2012). Ejes que explican su trayectoria previa y que aplican particularmente bien para acercarse a su más reciente creación: Alma, serie de nueve capítulos que acaba de estrenarse en Netflix y que ya se encumbra entre los títulos más vistos de la plataforma.
Como muchas otras historias, la ficción arranca con un grupo de adolescentes viviendo las últimas horas de un viaje que cierra una etapa de sus vidas. Hay coqueteos, rencillas, miradas cómplices, frases hechas (“se necesita mucho más que una hora que no existe para querer a alguien”, le dice un personaje a otro), pero también la permanente sensación de que fuerzas sobrenaturales están a punto de apoderarse de la historia.
Y ocurre en el peor momento. Una niebla se hace cada vez más espesa mientras van de regreso a sus hogares. Por precaución, el chofer del bus decide estacionarse, hasta que muy oportunamente llega otro vehículo que podría auxiliarlos. Lo aprovecha para seguir avanzando en medio de las adversas condiciones meteorológicas, pero de pronto el auto desaparece y el conductor decide bajarse para ubicar los triángulos de emergencia.
Solo frente al camino, alcanza a ver una gran luz roja que se expande y empequeñece, junto con un ruido que no parece provenir de este mundo. En una decisión confusa, elige volver al bus y retomar la ruta. Los estudiantes a bordo escuchan voces con cada vez más intensidad. Una de ellas, Deva (Claudia Roset), entra en crisis. Y luego de que el chofer parece ver una criatura interponerse en el camino, la máquina se desbarranca.
No es algo que la producción no haya adelantado: los primeros minutos del capítulo muestran, en compañía de la narración de un hombre mayor (que habla de lugares de este mundo que sirven de entrada a otros), un bus destruido, cuerpos y el rostro ensangrentado de Alma (Mireia Oriol).
La tragedia terminó con la mayoría de los jóvenes muertos. Algunos, incluyendo Alma, están en condición crítica en el mismo hospital. Junto con haber sufrido múltiples lesiones, la protagonista padece de amnesia, por lo que no reconoce ni a familiares ni a los amigos que sobrevivieron. A la única que parece reconocer de un pasado remoto es a una mujer joven (Milena Smit) que se le cruza en los pasillos del recinto de salud.
A partir de ese instante, Alma vive entre su recuperación, las voces que dominan su cabeza y el trauma que le dejó el accidente, sumida en una pesadilla que no la deja descansar. Es la propuesta de Sergio G. Sánchez para desplegar una ficción a medio camino entre el suspenso, el terror y la fantasía, donde el misterio central es una madeja de lana que se desenreda y embrolla a medida que avanza la temporada.
Nada en la serie es muy sofisticado ni novedoso. Desestima el poder de la ambigüedad y se inclina por el subrayado. Pero en su mescolanza de géneros se muestra suficientemente competente y alienta el visionado en modo maratón. Probablemente convoque mucho más a los amantes de las producciones juveniles que a los adeptos a los relatos con elementos sobrenaturales.
“Quien se acerque a nuestra serie encontrará una historia de superación que combina suspense, terror y emotividad”, prometió el creador cuando se anunció la serie, allá por septiembre de 2020.
No mencionó un componente que puede ser importante conocer: la serie se basa en un accidente de tráfico que sufrió en 2005, cuando viajaba de Barcelona a Asturias. Estuvo cuatro meses internado en un hospital y, pese a que le advirtieron que quedaría tetrapléjico y ciego y no recordaba nada de ese día, pudo recuperarse. “Ahí nació la historia de Alma, el personaje, y su proceso de recuperación de recuerdos”, ha advertido.
Por ahora no se ha hecho oficial la realización de una segunda temporada, pero parece cosa de días.
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