Chile empezó a saber de Zalo Reyes de modo masivo hacia 1978, cuando lanza a través del sello EMI-Odeón su primer single, Una lágrima y un recuerdo. Pero su verdadero impacto comienza cuando aparece por primera vez en televisión.
Y ahí el acierto pionero lo guarda un espacio hoy algo olvidado en las nuevas generaciones, pero que fue clave para un grupo de actores y cantantes de la escena chilena a principios de los 80. Partiendo por el propio Zalo Reyes.
Se trata de El Troncal Negrete, programa que debutó en 1980 en TVN y que recreaba la vida de una población con ese mismo nombre.
El protagonista era el humorista Esteban “Ronco” Retes, quien encarnaba su popular papel de Don Fermín, o más bien el mítico gásfiter que se hacía llamar “estrenaol” -concepto estampado en su polera-, por lejos el personaje más reconocido que interpretó y su mayor marca en la cultura popular. Un DT de pocos recursos, pero apasionado por su club de barrio.
Como parte del elenco también estaban Schlomit Baytelman (La Marita); Ernesto Inda (El Nelson); Alfonso Bascuñán (Don Floro); Mónica Carrasco (La Melania); Mariano Martin (El Guayo); y la actuación especial de Eugenio Retes, padre de “Ronco”, como Don Segundo.
Además, todo bajo la tutela de Willy Bascuñán, músico reputado de la era del neofolclor chileno y que había funcionado hasta esa época en dupla humorística con “Ronco” Retes.
El programa también se caracterizaba por tener invitados durante algunas de sus emisiones. Y es en ese contexto en el que aparece Zalo Reyes, en su primera gran participación en TV: en un capítulo, la población celebra un festival de canto con participantes luchando por conseguir el gran premio.
Reyes se presenta bajo el nombre de Beto, vestido a la usanza de un Elvis Presley en Las Vegas, con el cuello subido, traje platinado y una interpretación más menos aceptable del clásico It’s now or never.
Cuando a los conductores de la ficción les toca dar el nombre del ganador, no lo dudan: Beto es el gran triunfador de la competencia. El premio son dos pasajes ida y vuelta, para dos personas, a la comuna de La Cisterna. Cuando Beto -o sea, Zalo- alza las manos, una enamorada Schlomit Baytelman lo mira muy de cerca. De algún modo, el Gorrión de Conchalí era el “galán” invitado.
Fueron sus primeros pasos en la pantalla chica, el medio que pocos años después lo terminaría por consagrar, con sus sucesivas apariciones en Noche de Gigantes (Canal 13) o Permitido y El Festival de la Una (TVN). O en 1983, cuando arrasó en el Festival de Viña del Mar. O después, en 1985, cuando se puso al frente del segmento Este es mi barrio, de Sábados Gigantes.