Jordan Peele: el ambicioso regreso de una mente imparable

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Foto: Universal Pictures

Tras reflexionar en torno a las tensiones raciales en Get Out (2017) y Nosotros (2019), el cineasta se pregunta por la obsesión humana por el espectáculo en ¡Nop!, filme que acaba de llegar a los cines chilenos. “El corazón y el alma de la película consiste en capturar lo imposible en cámara”, dice sobre su tercer largometraje.


Estados Unidos eligió no una sino que dos veces a un presidente afroamericano. ¿Eso gatilló que se esfumara la discriminación racial? Por ningún motivo. Es la manera en que observa el asunto Jordan Peele (Nueva York, 1979), guionista, director, productor, comediante y uno de los nombres fundamentales de la industria norteamericana del presente.

Su celebrada ópera prima, Get out (¡Huye!, 2017), fue su ingeniosa respuesta a un país que creía haber superado el racismo después de ser gobernado en dos periodos consecutivos por Barack Obama. Protagonizada por el británico Daniel Kaluuya, la película desarrolló la historia de un fotógrafo afroamericano que comparte por primera vez con los padres de su novia blanca.

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Foto: AP Photo/Chris Pizzello

En la casa de sus suegros, ambos liberales, se cruza con trabajadores negros que se comportan erráticamente y con más personas blancas que lo miran como carnada. El giro, digno de una pesadilla, sostiene el armado del filme y explica su enorme impacto.

Más tarde, inspirado por un capítulo de 1960 de La dimensión desconocida sobre una mujer amenazada por su doble, Peele escribió Nosotros (2019), la historia de una familia afroamericana que debe huir de sus doppelgängers malévolos. Si Get out le permitió hablar sobre los peores miedos de ser negro y sobre relaciones interraciales, su segundo largometraje se erigió como una reflexión del trauma generacional a través de los ojos de una madre (Lupita Nyong’o) que se revela como una imperfecta heroína.

Hijo de una mamá blanca y un padre negro ausente la mayor parte de su vida, el director ha lidiado con sentirse algo desencajado desde temprana edad. Realizar películas es su manera de hacer catarsis y su devoción por el género (el terror, la ciencia ficción, la fantasía) es la forma en que canaliza las deudas con su pasado y aplica un examen al presente.

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Peele en el rodaje de ¡Nop! Foto: Glen Wilson/Universal Pictures

“Peele realmente nos propone una experiencia inmersiva, sin piedad, donde a veces parece que hemos visto lo que plantea (porque cita a muchos autores que admira, es un nerd del cine de terror), pero recombina sus citas y uno de pronto se ve en un territorio desconocido”, opina Julio Rojas, creador de la audioserie de ciencia ficción Caso 63 (Spotify).

Creo que eso es el terror, no saber hasta dónde va a llegar y hacia dónde vamos. Y solo al salir del cine uno reflexiona que sus películas se tratan de otra cosa, de racismo, del temor al otro, de la alienación con la imagen y las redes”, agrega.

Y es una mente que no se detiene. Tras crear dos cintas que circularon entre el horror y el thriller social, su nuevo filme, ¡Nop! (ya en salas chilenas), expande su apetito y va en búsqueda de tributar –y problematizar– a aquellos grandes espectáculos que lo sedujeron siendo niño. En esa galería de influencias que empapan la historia, un director destaca más que ningún otro: Steven Spielberg y sus clásicos Tiburón (1975) y Encuentros cercanos del tercer tipo (1977).

Los protagonistas son Emerald (Keke Palmer) y OJ Haywood (Daniel Kaluuya), herederos de un rancho que ofrece caballos a producciones de cine y televisión. Luego de una tragedia familiar, el lugar comienza a ser asediado por lo que parece ser una presencia extraterrestre, un momento que la dupla decide registrar con cámaras.

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Foto: Universal Pictures

Una de sus capas propone un retrato del vínculo entre los Haywood. “Soy hijo único, pero estoy fascinado con la relación entre hermanos porque se basa en una especie de lealtad genética primaria”, dice Peele en una entrevista genérica compartida a este medio. “Quería contar una historia sobre eso porque es algo que siempre me provoca mucho amor, alegría y melancolía”.

Pero su mayor motor creativo era otro. “Me pregunté por qué estamos obsesionados con el espectáculo. ¿Por qué la condición humana es tal que tenemos esta adicción a presenciar la magia, ya sea hermosa u horrible?”, sostiene.

El cineasta quería llegar a fondo en esa exploración y montar una cinta que luciera imponente y digna de ser vista en la pantalla más grande que se encuentre. Por ello convocó al director de fotografía Hoyte van Hoytema (Her, Interestelar) y filmó en celuloide, ocupando por primera el formato Imax. “El corazón y el alma de la película consiste en capturar lo imposible en cámara”, apunta.

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Foto: Universal Pictures

Cinta de vaqueros, extraterrestres y sátira, ¡Nop! engulle y pone en jaque la propia tradición de las películas. Una ambición que ha fascinado a la mayoría y ha desconcertado a otros tantos. Pero que obedece única y exclusivamente a las inquietudes que lo sitúan entre los realizadores más estimulantes del circuito mainstream de EE.UU.

El cine es una de las formas en que abordamos nuestros miedos, en que combatimos como seres humanos”, afirma Peele. “Y realmente creo que todo lo que reprimimos, contenemos u oprimimos durante el tiempo suficiente, no desaparece. En realidad, puede volver de la peor manera”.

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