Hacia el segundo semestre de 1967, y tras el éxito incombustible del Sgt. Pepper’s lonely hearts club band, The Beatles volvieron rápidamente al estudio para trabajar en un nuevo proyecto. Una película llamada Magical mystery tour, que tendría a su vez una banda sonora con canciones nuevas.
En el proceso compositivo, Paul McCartney conoció a una artista holandesa llamada Marijke Koger, quien llamó la atención de Brian Epstein y Mal Evans con sus deslumbrantes diseños de portadas de álbumes. Por ello, inicialmente, Koger había sido convocada para trabajar en las ilustraciones iniciales del Sgt. Pepper’s lonely hearts club band. Al final, se hizo con el diseño de Peter Blake y Jann Haworth, y fotografía de Michael Cooper.
Pero como señala Barry Miles en su libro de 1997 Paul McCartney: Many years from now, el zurdo siguió frecuentando a Koger. “Conocía a Marijke, era una chica bastante llamativa”, recordó.
En sus charlas, la arista comenzó a introducir al bajista en el mundo del Tarot y lo esotérico. “Ella solía leer mi fortuna en las cartas del Tarot, que era algo que no me gustaba mucho porque no quería sacar la carta de la muerte algún día. Todavía no me gustan ese tipo de cosas porque sé que mi mente se detendrá en ellas”.
Pese a su escepticismo, Paul se prestó para el asunto, y le llamó la atención que regularmente sacaba la misma carta. “Siempre me mantuve un poco alejado de toda esa mierda, pero de hecho, siempre salía como el Loco yo solía decir, ‘¡Oh, querida!’ y ella solía decir, ‘No, no, no. El Loco es una carta muy buena. En la superficie parece estúpido, el Loco, pero de hecho es una de las mejores cartas, porque es el inocente, es el niño, es esa lectura de tonto’”.
La idea de que en rigor el loco podía ser alguien bueno le quedó dando vueltas a Paul. Así comenzó a componer The fool on the hill, criticando la visión de quienes descartan a los gurús y charlatanes porque quizás no dan respuestas concretas. “Día tras día, solo en una colina / El hombre con la sonrisa tonta / Se mantiene perfectamente quieto / Pero nadie quiere conocerlo / Pueden ver que es solo un tonto / Y nunca da una respuesta”, anotó.
“En la canción, el tonto no era nada tonto sino alguien que lo parecía, pero que en realidad escondía una tremenda sabiduría”, anotan Sergio Marchi y Fernando Blanco en su libro Los Beatles: en el final (1967-1970).
Con la idea ya en la cabeza, Paul compuso la canción un día en la casa de su padre, según Marchi y Blanco. “Fue cuando se topó con el acorde de Re con la sexta tocando el piano”. Comenzaron a trabajarla tras concluir la grabación de I am the walrus. El primer demo era de Paul solo con el piano y su voz, luego la grabó justo al resto del grupo, el 25 de septiembre de 1967.
Por entonces, los Beatles estaban interesados en añadir más instrumentos poco convencionales para el rock, como lo fue el corno francés en For no one (del fundamental álbum Revolver, de 1966). Esta no fue la excepción. “La idea de agregar flautas fue de Paul y la partitura fue escrita por George Martin”, señalan Marchi y Blanco.
Para el video, Paul fue justamente a hacer de un loco/tonto alegre sobre una colina. Con ese fin, un día partió a filmar a Francia. “Se subió a una colina cerca de Niza y realizó algunos pasos de baile. También intentó hacer la mímica de la canción, pero no tenía lo adecuado para hacerlo bien, tan solo un reproductor de casetes Phillips”, anotan Marchi y Blanco.