Fue tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial que el escritor austriaco Stefan Zweig dejó definitivamente Austria y se trasladó a París. Su condición de judío le había ocasionado un par de problemas con el régimen nazi, que se había anexado el país en 1938. De hecho, una obra teatral suya, La mujer silenciosa, fue prohibida y el mismísimo Adolf Hitler se había negado a acudir al estreno. Desde la capital francesa, pasó a Londres y se nacionalizó británico e inició un viaje por Estados Unidos, República Dominicana, y posteriormente a la Argentina y Uruguay, donde ofreció un ciclo de conferencias.
Fue en Buenos Aires, el 29 de octubre de 1940 cuando Zweig ofreció una conferencia en la que reflexionaba sobre la creación. Hoy, esa conferencia junto a una serie de perfiles del mundo artístico que el oriundo de Viena publicó en vida, se recopilan en un volumen de La Pollera Ediciones llamado justamente como la conferencia: El misterio de la creación artística.
“En la era de book depository encontré una edición española que tenía el título de esta conferencia. Me la conseguí, la leí y desde ese momento se me metió en la cabeza que quería este libro en el catálogo de La Pollera. Pasaron años hasta que conocí a Pola Iriarte, traductora del alemán, y se empezaron a dar las cosas. Con ella pudimos buscar los originales, seleccionar textos y emprender el proyecto de traducción”, comenta a Culto el escritor Simón Ergas, editor en La Pollera.
“Si queremos llegar a una fórmula, lo que efectivamente acontece en el proceso creativo no debe llamarse ‘inspiración o trabajo’, sino ‘inspiración más trabajo’. La creación es una lucha permanente entre la conciencia y la inconciencia. Sin ambos elementos, el acto artístico no puede realizarse”, comentó Zweig en esa ocasión.
En esta conferencia, el escritor plantea una serie de preguntas. “Me parece que en esta conferencia Zweig insiste en búsquedas que podemos leer en toda su obra -dice Ergas-. El ejemplo más típico sería Momentos estelares de la humanidad, donde declara que busca el momento en que sobre los hombros de una persona sola, cae la bisagra de la historia universal y el destino de los pueblos. En El misterio de la creación artística él busca un momento parecido: el instante, ya sea por inspiración o arduo trabajo, en que el infinito, la belleza o lo imperecedero, se manifiesta en el mundo a través de las manos de un mortal como cualquier otro. Digo, una de las características de la escritura de Zweig es que, además de esa escritura dulce, es su capacidad para encontrar detalles, resaltarlos, aislarlos, convertirlos en verdaderos momentos de inflexión. Y eso se lee en su selección de personajes, de escenas y también de palabras”.
Además, como decíamos, se incluyen perfiles como de Charles Dickens (″Es la mayor expresión literaria de la tradición inglesa entre el heroico siglo de Napoleón, el glorioso pasado, y el imperialismo, el sueño de futuro”); el compositor Gustav Mahler (”Fue más que un músico o un maestro de orquesta, Mahler, de hecho, fue mucho más que un artista: fue aquel elemento inolvidable de nuestra juventud”), del escritor Marcel Proust (”Su percepción de los rasgos y gestos humanos se volvió cada vez más fina. El tono de una conversación, un pasador en el pelo de una mujer, la manera en que alguien se sentaba y paraba de la mesa, los más finos ornamentos de las alegres veladas, se enganchaban con incomparable fuerza a su memoria”).
E incluso encontramos un discurso que pronunció ante el féretro de Sigmund Freud, el padre del sicoanálisis: “Su aporte, ese grandioso descubrimiento del alma, vive como una leyenda, puesto que qué idioma podría volver a prescindir, a privarse, de los conceptos, del vocabulario que él le arrebató al ocaso de la semi conciencia”.
El libro El misterio de la creación artística ya se encuentra disponible en las librerías nacionales.