Alfredo Alonso, productor y director de la empresa Bizarro, califica la noche del pasado martes 27 de septiembre como uno de los minutos más difíciles de su carrera. “Hubo amenazas a la productora, a mi persona, a mi mujer y a mi familia, que hacen que yo tenga que sentarme después de estos días a conversar y hablar”, sentencia en charla telefónica con Culto.

Ese día, en el primero de los tres shows que Daddy Yankee ofreció en el Estadio Nacional, se sucedieron algunos de los mayores incidentes reportados en el historial de los megaeventos locales: numerosas turbas irrumpieron sin entradas en los accesos del recinto, rompiendo puertas, subiéndose a través de rejas y golpeando a guardias de seguridad. La situación asombró al país y levantó una serie de dudas en torno a la capacidad actual para organizar grandes espectáculos en Chile.

Destrozos en el Estadio Nacional en ingreso forzoso de fanáticos de Daddy Yankee. Foto de Pedro Rodríguez.

Carabineros cifró en cuatro mil las personas que ingresaron a la fuerza, aunque Alonso maneja números mayores: “Se metieron más de ocho mil personas, rompieron rejas, botaron muros, les pegaron a validadores, a la gente de la producción, entraron con cuchillos, entró una persona armada. A una guardia le volaron dos dientes de un golpe. O sea, la violencia que estamos viviendo es una cuestión que nadie le está tomando el peso. El martes fue Daddy Yankee, después el partido de la U con la Católica, luego la barra de Colo Colo en el Monumental. Si seguimos así, va a morir gente, porque la delincuencia está desatada y organizada. Yo no voy a quedarme con los ojos pasivos viendo cómo la familia deja de ir a los espectáculos. Estamos normalizando la palabra portonazo, la palabra asalto, y no quiero que se normalice la palabra avalancha. Si no tomamos las medidas que hay que tomar, nos vamos a quedar sin espectáculos masivos, sin ninguno”.

Después, el también músico sigue: “Esa misma noche salió el subsecretario de Prevención del Delito (Eduardo Vergara) diciendo que esto era responsabilidad de la productora y que iban a poner multas y sanciones. Desde ese momento, hubo toda una batahola de críticas y fue superduro ver cómo mi nombre era trending topic en Chile, pero sólo a base de insultos. Mi nombre se empezó a postear por todas partes. Yo recibí amenazas contra mi familia, amenazas de ir a generar violencia contra mi oficina, amenazas contra personas de mi productora. Entonces, tú dices: ¿por qué tengo que quedarme callado y tragarme todas esas cosas, si nosotros hicimos todo lo que se pidió”.

Efectivamente, casi a la par con los desórdenes en Ñuñoa, Eduardo Vergara apareció en Canal 13 y endosó toda la responsabilidad a Bizarro, argumentando que “hay una incapacidad de quien está organizando este evento para garantizar que las personas puedan acudir en paz y tranquilidad”. A la mañana siguiente, la delegada presidencial de la RM, Constanza Martínez -encargada de seguridad de la zona y quien días antes había aprobado los protocolos de seguridad del show- también arremetió contra la empresa, subrayando que Bizarro no había cumplido con “una serie de elementos solicitados por la autoridad”, por lo que se puso en riesgo “a asistentes y vecinos del sector”, lo que calificó de “inaceptable”.

En ese mismo punto de prensa, la autoridad anunció que el gobierno tomaría las riendas del tema - “pese a que no nos corresponde”, acotó-, entregando una mayor dotación de Carabineros y realizando cierres perimetrales más amplios, lo que permitió que los siguientes dos recitales se desarrollaran con mayor normalidad.

Alonso hoy se defiende y revela que días antes le enviaron una carta a la autoridad advirtiendo en detalle el caos que podía generar un evento de tal envergadura: “Nosotros mandamos una carta dirigida a las personas que tiene que ir dirigida, donde advertimos lo que podía suceder, donde explicamos punto por punto nuestros miedos, nuestros temores de lo que podía llegar a pasar, las cosas que sentíamos que estaban pasando, los grupos de WhatsApp que se estaban organizando para entrar a la fuerza. Explicamos que es un concierto que vendió 180.000 entradas, pero quedaron afuera 1,2 millones de personas en la fila virtual de Puntoticket, que iba a haber mucha gente haciendo reventas, iba a haber mucha gente estafada, que necesitábamos la dotación de policía que se necesita para un clásico del fútbol, que son dotaciones de no menos de 800 personas”.

“¿Por qué esto? Porque hay muchos que ahora están con el discurso de ‘ustedes debieron haber pagado la seguridad afuera’. Tanto el subsecretario como la delegada presidencial utilizaron palabras que hoy están muy de moda para satanizar, como ‘los privados’ y ‘el lucro’. Eso se dice sin ningún conocimiento de causa, porque hay una ley que nos prohíbe a nosotros poner guardias fuera del recinto. Por ley no estamos autorizados. Por ley no podemos tocar ni con un dedo a una persona que esté parada afuera del recinto, porque eso es labor de la fuerza pública y del Estado. Hay personas que no tienen claro eso y es superimportante que lo sepan. Nos llegaron miles de mensajes diciendo que éramos unos cagados, que cómo no pagamos unos mil guardias para ponerlos afuera, pero no podemos hacer eso, no estamos facultados. Yo entiendo que eso lo diga el público, que está frustrado, pero lo que más me preocupa es que lo digan las autoridades que están a cargo de esto, que digan que algo es responsabilidad de la productora sin saber las mismas leyes que ellos están entregando. Eso es brutal”.

Nosotros mandamos una carta dirigida a las personas que tiene que ir dirigida, donde advertimos lo que podía suceder, donde explicamos punto por punto nuestros miedos

Alfredo Alonso, director de la productora Bizarro

-Entonces, ¿ustedes advirtieron a la autoridad que este caos podía suceder? ¿Con cuánto tiempo de antelación?

La enviamos el día antes, porque un par de días antes empezamos a ver estos grupos de WhatsApp que se empezaron a armar, porque tampoco es que se empiecen a organizar un mes antes. Y algunas personas me empezaron a avisar que se estaban armando estos grupos con nombres de canciones de Daddy Yankee y se ponían de acuerdo por dónde romper y por dónde entrar. En base a eso, enviamos esta carta y pedimos por favor que se les diera atención a estas cosas, ofreciendo toda nuestra ayuda. Y aún así se mandó una dotación baja. Y, ojo, no es culpa de Carabineros, ellos no deciden cuántos de su personal van a un concierto. El día uno, Carabineros fue con una dotación de menos de 250 personas. El día dos, más de 800. Eso era lo lógico. Eso debería haber sido desde el primer día.

¿Qué respuesta recibieron de la autoridad cuando envían esta carta?

Nada. Al día siguiente nos juntamos, se dijo que estaba todo en orden, que ellos ya habían hecho su trabajo sobre inspeccionar de que nosotros hubiésemos hecho el nuestro. Las mismas autoridades tienen un punto de prensa en el estadio (previamente) donde fueron y se habló. Pero después, cuando suceden las cosas, lo primero que hacen es decir que fue una responsabilidad del privado y que es una responsabilidad de la productora.

Asistentes a show de Daddy Yankee fuerzan rejas e ingresan sin ser controlados. Foto de Pedro Rodríguez.

-O sea, usted está endosando la responsabilidad a las autoridades que no previeron lo que ustedes alertaron. Una suerte de negligencia de parte de ellos.

Más que una negligencia, yo no quiero usar la palabra negligencia. Yo creo que no se le tomó el peso ni a lo que estaba pasando, ni a la advertencia que nosotros habíamos hecho. Y si no tomarle el peso significa una negligencia, bueno, quizás fue una negligencia, pero lo que más duele es que después de eso no se haya hecho la autocrítica de decir ‘esto no se dimensionó según lo que era’. Se tiró la pelota al costado tratando de decir que la responsabilidad era del privado que lucra. Acá lo que hay que hacer es no tirar a pelota de un lado a otro, sino que trabajar unidos como lo hicimos el día dos y el día tres.

“Nosotros vamos a tener que hacer muchas devoluciones, reembolsar mucha plata, pagar todos los gastos de destrucción del estadio. Pero, ¿fue nuestra culpa que ocho mil personas pudieran llegar hasta ahí, romper rejas, saltar muros? No. Lo dije el día de la conferencia: de la reja hacia adentro es nuestra responsabilidad, de la reja hacia afuera es del Estado. Pero si de la reja hacia afuera me dejas a todo el mundo libre para que haga lo que quiera, obviamente va a ser un pandemonio de la reja para adentro”.

-¿Esa carta hablaba de avalanchas, de grupos organizados, de pedir cierres perimetrales?

De grupos organizados, de avalancha, de hacer perímetro, de que quedó más de un millón de personas afuera, de los revendedores, de cada una de esas cosas. Está timbrada, recibida. Todo. Por eso, que no se diga que nosotros no cumplimos. Que pongan la multa que quieran por las cosas que no hicimos y van a ver que no van a encontrar nada, porque hicimos todo lo que se nos pidió. Y según lo que se pidió, ellos dieron la conformidad. La próxima vez que las autoridades se expresen sobre este tema, deben tener un poco más de cautela. Y nadie puede ser experto en un cargo si no lo has vivido ni has tenido la experiencia. No los critico, tampoco. Yo llevo 25 años en esto y todavía estoy aprendiendo.

-¿Ustedes no realizan ninguna clase de autocrítica de algo que pudieran haber hecho mejor?

Queda como supersoberbio decir que no, pero después de la cantidad de eventos que hemos hecho en nuestra vida, créeme que a esta altura ya sabemos qué es lo que hay que hacer y qué es lo que no hay que hacer. No es por soberbia, sino porque después de hacer tantos conciertos como los que hemos hecho, ya el check list uno lo hace superrápido e incluso nos dimos el tiempo de escribir y avisar de cosas que sentíamos que podían ser sobrepasadas. Todos tenemos derecho a equivocarnos, sí. Todos tenemos derecho a equivocarnos, pero en este caso puntual, no. Y cuando se habla de los responsables, los responsables tampoco son el Estado. Los responsables son, lo que yo dije el otro día, los irresponsables que sólo se juntan a hacer daño.

Foto: carabineros controlando la situación en Pedro de Valdivia con Av. Grecia.

-Hay un punto importante con los guardias de seguridad. En Chile, ¿están preparados para enfrentar situaciones de esta naturaleza?

Pero ¿a qué se refiere con ‘preparados’? A un guardia privado se le tira un tipo con un cuchillo arriba, no tiene nada que hacer. A un guardia privado, un tipo le quiere pegar, no tiene nada que hacer. Si se meten dos mil personas rompiendo rejas, ¿qué hace un guardia mejor preparado? ¿Las agarra del brazo y las lleva de vuelta? Es imposible. Por ley, además, no puede agredirlas. Nadie está preparado para que cuatro mil personas entren a la mala. Si roban tu celular en las afueras del Estadio, un guardia no puede hacer nada.

“Creo que hay que modificar la ley de seguridad privada, porque en los tiempos en que se dictó esa ley, no es la misma que se necesita hoy. Y si se le dan más atribuciones a los guardias, uno puede formar guardias de otro tipo. Pero hoy sus atribuciones son casi nulas. Podemos aspirar a guardias mejor preparados, que una vez que algo sucede dentro del recinto, puedan por lo menos aplicar un poco más de fuerza. Además, hace muchos años se decidió ocupar más guardias mujeres y adultos porque generaban más respeto frente a una agresión. Si tú tenías tipos muy maceteados, lo que se generaba al final era el conflicto inmediato, y la cosa no terminaba bien. Hubo muchos casos en los que se acusaba a guardias privados de haber ejercido exceso de fuerza, por lo que ahí empieza a cambiar el tema. Hoy vamos a tener que ver protocolos distintos”.

-En el segundo y tercer show quedó demostrado que la mayor dotación de Carabineros solucionó parte del problema. Pero ahí también se discute el hecho de que la fuerza pública se haga cargo de un evento privado y que un mayor número de Carabineros en un show descuide otras zonas de la ciudad.

Por ahí leí muchas críticas que decían ‘pero por qué el privado tiene que ser protegido con fondos del Estado’. No, no es el privado el que está siendo protegido con fondos del Estado. Es cada uno de los chilenos que va a un concierto el que está protegido por los fondos del Estado, porque así debe ser. El Estado es responsable de la educación, la formación y lo que está pasando con cada una de las personas en la calle. Y si la gente está más violenta, si la gente está más permisiva y hay más delincuencia, eso no es culpa de los privados de que exista más delincuencia. Al final, los recursos de Carabineros se destinan a la protección de la gente y en este minuto, en ese lugar, hay más de 60.000 personas y eso requiere de protección.

-Cuando sucede la debacle, ¿hubo alguna posibilidad de que el concierto se cancelara?

Sí, obvio. Se conversó, se evaluó y en un minuto se decidió que si se cancelaba, iba a ser peor que si se hacía, porque ahí ya el descontento, la molestia, la ira de la gente, podría ser incluso mayor. Y se evaluó qué pasaba en las primeras canciones y en base a eso se fueron tomando decisiones. Es más, se adelantó en 15 minutos el inicio del show, porque cuando tú ves que el tema estaba tan caliente, el hecho que el artista saliera luego apaciguó mucho las cosas.

-¿Se enteró Daddy Yankee de todo lo que había sucedido?

Sí. O sea, se enteró después. Pero con su equipo sí se habló antes. Se le dijo ‘mira, está pasando esto. Nosotros recomendamos que el concierto se haga igual’. Es más, recomendamos que salga un poco antes y se tuvo esa conversación con el artista y él fue tremendamente colaborador, salió a hacer un gran show y ayudó mucho a que la gente empezara a bailar y a olvidarse de lo que había pasado. Ahora, si me preguntas qué es lo positivo de todo esto, nosotros fuimos el chivo expiatorio y servirá como antecedente para todo lo que viene.

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