Prometía ser una firme aspirante para la temporada de premios. Su elenco reúne a tres ganadores del Oscar, a varias figuras nominadas en más de una oportunidad y a un cineasta cinco veces candidato a los Premios de la Academia, en tres ocasiones como Mejor director.
Pero, al final, nada de eso. En general, Ámsterdam –estrenada hoy en cines chilenos– no ha satisfecho las expectativas y ni su reparto colmado de estrellas ni su ambiciosa historia la han catapultado más allá del promedio. Lo nuevo de David O. Russell fue descartado rápidamente de cualquier apuesta por los máximos galardones de Hollywood. ¿Pero por qué?
Situada en Nueva York en 1933, la película sigue a Burt (Christian Bale), Valerie (Margot Robbie) y Harold (John David Washington), tres amigos que se reencuentran después de haberse conocido durante la Primera Guerra Mundial y haber tenido una feliz estadía en Países Bajos. Su junta se gatilla por la extraña muerte de un general con el que compartieron campo de batalla (Ed Begley Jr.) –información que entrega su hija, interpretada por Taylor Swift– y se complica cuando se ven inmersos como sospechosos de un crimen, siendo forzados a transformarse en detectives privados de su propio caso.
Aunque el largometraje descarta una narración lineal, y hay flashbacks que ahondan en sus días de recuperación en Francia tras el conflicto bélico y en la capital neerlandesa, el grueso de la cinta transcurre en Estados Unidos, donde circula un ramillete de personajes que incluye a un distinguido general (Robert De Niro), a dos detectives (Matthias Schoenaerts, Alessandra Nivola) y a una pareja de espías (Michael Shannon, Mike Myers).
Ese armado ha irritado a algunos especialistas. La crítica de Chicago Sun-Times presentó al filme como “asombrosamente terrible, agresivamente insípido, profundamente aburrido e interminablemente tedioso thriller de conspiraciones y aspirante a comedia”.
“Robbie, Bale y Washington son como tres grandes músicos solistas que están juntos en el escenario, tocando diferentes partituras”, expuso sobre el trío principal de la película, aunque nadie se escabulló de ese duro análisis. “El elenco de estrellas tiene menos química que un estudiante de primer año de secundaria en el primer día de clases”, afirmó el periódico.
En una crítica más favorable, The Guardian señaló que “en cuanto a los protagonistas, el mejor es John David Washington”, llamando a su interpretación “atractiva, serena y su aproximación a la cámara está seductoramente subestimada”. En cambio, “Bale y Robbie están haciendo comedia más grande y amplia, y a menudo no hay suficiente material en el guión para sostenerlo”.
Director de Tres reyes (1999), El vencedor (2010) y El lado bueno de las cosas (2010), Russell en esta ocasión ha despachado una cinta con una ambición que se acerca a la de Escándalo americano (2013), su producción ambientada a fines de los 70 y centrada en una gran estafa.
“Es imposible decir si la película, basada en un complot de la vida real para derrocar al gobierno de EE.UU., pretende ser una comedia, un misterio de asesinato o tal vez incluso un musical frustrado”, expresó Entertainment Weekly.
“La resolución del misterio central es a la vez apresurada y obtusa, y todo se desarrolla en un frenético torbellino de pompa y despropósitos que el extraño viaje tortuoso de Ámsterdam y el exceso casi vergonzoso de estrellas nunca justifican del todo”, agregó, en referencia a un elenco que también incluye a Rami Malek, Chris Rock, Anya Taylor-Joy, Zoe Saldaña, Andrea Riseborough y Timothy Olyphant.
Según Variety, “Russell tiene un apetito por el caos que puede ser distintivamente agotador, y a pesar de que este extraño conjunto cuenta con ideas inteligentes y una mezcla variada de interpretaciones singulares de actores de primera línea, Ámsterdam alcanza menos que la suma de sus partes”.
“Hay una estructura de malabares con los flashbacks, un extenso elenco que parece multiplicarse por minuto y mucho trabajo de cámara embriagado y desordenado (vagamente reconocible como el del talentoso Emmanuel Lubezki) que baila escena tras escena de alborotada acción coreografiada”, advirtió Los Angeles Times.
Uno de los aspectos que se han discutido es el guiño del director a los tiempos actuales con una historia del pasado. “Claramente, una respuesta indirecta a la detestable era de Trump, la corrupción y el fanatismo, mientras Ámsterdam es tortuosamente política, su fuerza y tal vez su talón de Aquiles es lo aturdida y sentimental que es”, indicó The Playlist, llamándola “un cuento de hadas caprichoso sobre lo insidioso del creciente autoritarismo y la detención de un complot fascista contra Estados Unidos”.
“Si eres un optimista cínico que está disgustado con el auge del despotismo, el absolutismo, las mentiras rancias, las repugnantes creencias de la supremacía blanca, pero aún quieres creer en la humanidad, la esperanza y la bondad de las personas, es posible que te toque una fibra sensible”, cerró.