Dónde más que el escenario para una confesión. Y vaya qué confesión. Mientras daba un show en el O2 de Londres el domingo 9 de octubre, Robbie Williams recordó una anécdota de sus comienzos como solista. Poco después de haber dejado Take That tuvo un encuentro con los hermanos Gallagher, de Oasis. Eso fue crucial.
Poco antes de cantar una versión del clásico Don’t Look Back In Anger, de los mancunianos, Williams dijo: “Empecé a tener ideas sobre cómo escribir mis propias canciones. Una cosa llevó a la otra y cometí el error cardinal de romper las reglas. Ya no podían contenerme”.
“Empecé con [una] flauta llena de champán y un bolsillo lleno de cocaína, listo para volverme loco en la membrana y fui a Glastonbury para comenzar lo que no sabía que sería el comienzo de mi nueva vida. Cuando estuve allí, salí con este grupo…”.
Pero el fantasma de su banda madre seguía penando. “Take That se convirtió en un recuerdo doloroso y distante. ¡Hasta que volvieron y eran mucho más grandes que entonces! ¡Regresaron y eran más grandes de lo que eran! Y me alegré por ellos, y pensé: ‘A la mierda, si puedes vencerlos, únete a ellos’”.