El éxito se tradujo en agotamiento. Si bien, para los fulgurantes inicios de la década de los 90, Soda Stereo ya gozaba de una fama desbordante en Latinoamérica, y parecía que solo venían cosas auspiciosas en su carrera, lo cierto es que tras Canción Animal, a Gustavo Cerati, Charly Alberti y Zeta Bosio, sus cuerpos comenzaron a decirles otra cosa.
Producto del cansancio que sentían, decidieron tomarse una pausa indefinida de dos años. En el caso de Cerati, su idea no solo era recogerse para volver a la composición y la exploración. Las razones eran mucho más profundas, y tenían menos que ver con el rockstar: el cáncer terminal de su padre, Juan José, el “Pelado”.
Pasa que venían de una locura. Canción Animal (1990) no sólo marcó el giro de la banda hacia un rock mucho más directo y visceral. También gozó de un positivo impacto en fanáticos y críticos por igual. La acogida fue tal que, durante junio y julio del 91, el trío completó catorce shows en el Gran Rex, superando el récord de Charly García de once fechas consecutivas.
Pero ese descanso tuvo un fruto. En octubre de 1992 y en medio de fuertes rumores de separación, Soda Stereo renació con Dynamo¸un disco introspectivo que abrazó el ruido y la distorsión con maestría. Con guitarras protagónicas y letras mucho más figurativas, la placa marcó una diferencia notoria respecto a sus trabajos anteriores.
Muchos consideran que se trata del trabajo mejor logrado de la banda. Otros, aseguran que instaló de forma definitiva la madurez y consagración de los argentinos. Los músicos también reconocían en Dynamo una serie de características que justificaban el lugar de gloria que se le atribuye.
En noviembre de ese año, el periodista y director de las radios Oasis y Sonar, Pablo Márquez, conversó con Zeta Bosio en medio del concierto que brindó Nirvana en tierras trasandinas. En la entrevista, publicada entonces en la revista Wikén, el bajista aseguraba: “Esta vez pegamos un salto, sufrimos un cambio en el sonido, fuimos mucho más intensos. La grabación de Dynamo nos tomó tres meses de trabajo en nuestro propio estudio. Es un disco lleno de música”.
“Es una verdadera experiencia poder escuchar el nuevo sonido de Soda Stereo. Son doce temas con mucha fuerza. Trabajamos mucho la distorsión de la guitarra y el bajo. Todos los instrumentos, en general, fueron tratados con cuidado”, condensaba el músico sobre el proceso del LP, donde Daniel Melero y Twety González jugaron un rol clave.
El camino hacia un disco disonante
A pesar del éxito comercial, Canción Animal fue un disco que evidenció las primeras señales de cambio. Para Freddy Stock, periodista de Radio USACH, el quiebre sonoro de Soda comenzó a fraguarse algunos años antes, con el lanzamiento de Doble Vida, considerado por Stock como el “primer puente de creación disímil de los Soda con su etapa primigenia”, compuesta por los tres primeros discos: Soda Stereo (1984), Nada Personal (1985) y Signos (1986).
“En lo personal, desde Doble Vida en adelante me interesó mucho el grupo por lo que significó ese disco. Y luego con Canción Animal se revientan hacia una sonoridad mucho más cruda, como dice el nombre del disco, mucho más animal. Un rock que nunca pensé que iba a resurgir de esta manera”, expresa el periodista. Pese a las diferencias entre ambos, considera que Dynamo y su predecesor pueden considerarse como “dos caras de una misma moneda dentro de la historia de Soda Stereo”.
Por su parte, Marcelo Contreras, crítico musical de La Tercera, rastrea el origen de la inflexión al emblemático disco de los leones copulando. “En general, sentí que Canción Animal fue un disco que inscribió una nueva sonoridad para el grupo entrando a los noventa. Algo que pasaba mucho con las bandas antiguamente, que cuando se enfrentaban a un cambio de década querían renovarse. Y Soda Stereo, que aún era una banda absolutamente joven en aquel período, necesitaba desprenderse de lo que significaban los años 80 y encararse a los 90″, señala Contreras sobre el disco que, a su juicio, descomprimió la sodamanía.
Sin embargo, Márquez considera que el sonido de Dynamo fue algo difícil de predecir: “No sé si se veía venir tanto. Yo creo que con Cerati nunca uno podía estar seguro de lo que venía. Lo que sí creo es que hay una evolución, donde efectivamente hay sonoridades que, en este disco en particular, tienen alguna relación con el Canción Animal. Por ejemplo, De música ligera es una canción que perfectamente podría estar en el Dynamo”.
El período de descanso de la banda también jugó un rol fundamental. Por esos días, Gustavo Cerati comenzó los primeros coqueteos con proyectos ajenos a la banda. Cuando no estaba acompañando a su padre en el hospital, el líder de Soda se encerraba en el estudio en extensas y fructíferas sesiones de composición junto al productor Daniel Melero.
De esas jornadas de escritura y experimentación con sintetizadores nació Colores Santos. Un disco catártico y etéreo que abrió nuevos horizontes musicales para Cerati, que luego influenciarían enormemente el proceso del penúltimo trabajo del trío argentino.
Para el director de radio Oasis, el álbum de Cerati y Melero se traduce en una precuela mucho más coherente. “Si escuchas Colores Santos y canciones del Dynamo como Texturas o Luna Roja, notas que son canciones que tienen una cosa media etérea, que tiene muchas máquinas, pero también guitarra. Y si después escuchas Bocanada, Siempre es hoy y el resto de discos solistas de Cerati, te das cuenta de que había un trabajo que empieza a mostrar en esos discos”.
En esa línea, Márquez señala el disco de Primavera 0 como la primera señal del término de la banda. “Estuve en el camarín después del show del 93 en el Nacional conversando con ellos. Y, en el fondo, ya percibían que era un trabajo muy distinto, para bien y para mal. Para mal en el sentido de que ya empezaban a notar que Cerati estaba mirando para el lado seriamente”.
En remolinos
En términos de sonido e innovación, son muchos los elementos que justifican la relevancia que tuvo Dynamo no sólo para la discografía de la banda, sino también para el panorama latinoamericano de la época. Para Stock, parte de esa relevancia tiene que ver con la atención de Cerati a lo que sucedía en el mundo anglosajón.
“Lo importante de este disco, teniendo en cuenta el momento que se estaba viviendo entonces, es precisamente el rescate del rock desde lo electrónico y lo atmosférico. Y creo que eso es lo que queda, finalmente, hacia el rock latino. Te trae las corrientes que estaban primando en Inglaterra y que luego serían completamente avasalladas por el surgimiento del grunge al otro lado del Atlántico, en Seatle”, condensa el periodista.
Contreras añade que se trata de un álbum donde las influencias están muy a flor de piel y lo compara con el sonido de Signos, muy marcado por bandas como Echo & the Bunnymen y de The Cure. “Gustavo Cerati había quedado pegado con lo que había hecho U2 en Achtung Baby, que a su vez se basaba en lo que estaba haciendo My bloody valentine con Loveless, disco fundamental del shoegaze. También había algunos guiños a Primal Scream”, reconoce el crítico.
“Claramente estaba sintonizando la antena hacia Inglaterra, mirando géneros como el shoegaze para adaptar y traducir esos elementos. Siempre se discute mucho si Cerati plagiaba canciones, que por cierto lo hizo; pero también hubo una manera siempre de adaptar y filtrar los sonidos con su propia mirada, con su propio tono. Y también con una banda donde cada uno de los músicos tenía sus propias rúbricas”, plantea.
El shoegaze era la ramificación británica del rock alternativo. Entre sus exponentes, destacaron nombres tan variados como My Bloody Valentine, Ride, Slowidve, entre otros. En los musical, se caracterizó por guitarras ruidosas y melodías sencillas, pero melancólicas. Pese a que en Reino Unido tuvo un impacto comercial muy acotado, su influencia fue tal que llegó hasta los inquietos oídos de Cerati, quien dio cuenta de su capacidad para reinterpretar lo que sucedía en el extranjero. “En cada fase, Soda Stereo adelantaba o te hacía de link, era el puente para contarte lo que estaba sonando afuera, pero lo hacía sonar como ellos. Ahí hay una habilidad, un talento que no se puede discutir de parte de Cerati”, afirma Contreras, asegurando que el ejercicio fue especialmente fructífero en Dynamo.
Dentro de las particularidades del álbum, Márquez añade el balance entre la escena del rock de la época y la cuota experimental del vocalista. “Es un disco bien híbrido en general. Y creo que esa es la gran diferencia, porque tenía guitarra, un sonido que convivía muy bien con lo que se escuchaba a nivel de rock por aquellos años 90, pero también la experimentación permanente de Cerati”.
“Es un disco que tiene muchas caras. Uno puede pasar de canción en canción y darse cuenta de que hay muchísima sonoridad distinta, pero todo dentro del mundo Soda Stereo y del mundo Cerati, más bien, que fue el que prácticamente hizo todo ese trabajo creativo que después mostraba a los otros muchachos para que pusieran su parte”, concluye.
¿Exitoso o infravalorado?
A 30 años de su lanzamiento, Dynamo goza de una valoración transversal. Sin embargo, hay quienes consideran que fue una placa que, en su momento, no obtuvo la atención merecida.
En términos concretos, su salida al mercado coincidió con una mudanza de sello que limitó los esfuerzos técnicos destinados a su difusión. Sin embargo, el cambio generacional y la descompresión de la sodamanía también pueden justificar aquella percepción.
Freddy Stock lo considera un efecto natural. “Canción Animal es un disco muy directo, muy crudo y genuino en su concepto de rock e incluso de sus letras. En cambio, este otro es el tipo de disco que surge cuando la audiencia espera algo parecido y sale una cosa distinta. Y, de alguna manera, ese tipo de fanaticada se siente defraudada. Es un disco mucho más complejo, y los discos que son complejos, las cosas que son complejas, se cuecen a fuego lento. Por eso terminan siendo con el tiempo mucho mejores”.
“Creo que es un álbum que lanza a la banda hacia la adultez completa. Un disco de esos que hacen los músicos, sobre todo Cerati, para demostrar que son mucho más que éxitos pegajosos. Y ese es el valor que tiene hasta el día de hoy”, complementa el periodista de Radio USACH.
Marcelo Contreras también apunta hacia la complejización de la propuesta: “Eran canciones que requerían poner un poco más de atención y eso, evidentemente, aleja a mucho público. Hay una parte que no está dispuesta a tener ese tránsito porque prefieren lo anterior u otras etapas del grupo. Y a esas alturas, Soda Stereo ya tenía varias etapas”.
Sin embargo, Márquez considera que, por el contrario, Dynamo fue un trabajo que no pasó desapercibido. “El disco tuvo su público, porque el furor Soda Stereo estaba más bien decantando en una admiración musical. Ya no había histeria, digamos. Eso es súper importante para un disco o para un grupo como este, que empezó a demostrar en sus discos esta innovación, este trabajo musical que es bien parecido, guardando las distancias, a la carrera de los Beatles”, afirma.
Más o menos exitoso, una revisión por la prensa nacional de la época reafirma que la presencia de los argentinos seguía latente en suelo chileno. El pulso de las canciones más populares de la semana realizado en la revista Wikén posiciona a Primavera 0 dentro de los cinco temas más pedidos en las emisoras por varias semanas, mientras que las páginas de La Tercera informaban sobre el exitoso reencuentro de Soda Stereo con su fanaticada criolla en el Estadio Nacional durante el verano de 1993, como parte de la gira promocional del disco.
A pesar de todo, el consenso general apunta a que Dynamo aún mantiene una vigencia excepcional. “Envejece bien. Y eso sucede porque, precisamente, por la construcción del disco, esa arquitectura musical que tenía, esa densidad que ofrecía, todas esas divisiones y subdivisiones. El sonido creo que es muy difícil que llegue a envejecer”, señala Contreras.