Como polvo pegado en ropa vieja, Fuera de control, era un bichito que siempre le había quedado dando vueltas a Pablo Illanes Tapia (49). Exhibida en el primer semestre de 1999 por Canal 13, obtuvo 19 puntos de rating promedio, lo que no le alcanzó para ganarle a La Fiera, de TVN, que marcó 30. Tras los éxitos de Adrenalina (1996), Playa salvaje (1997) y Marparaíso (1998), fue su primer fracaso en la llamada “Guerra de las teleseries”, que solía paralizar al país. Sin embargo, casi dos décadas después volvería a toparse con ella.
Fue con el boom de las plataformas de streaming. En ese momento, a Illanes se le ocurrió la idea de hacer algo. Como Bala loca, o La jauría, en Amazon Prime, o 42 días en la oscuridad, en Netflix, quiso escribir una serie internacional. Ahí echó mano a la historia de Silvana Maldonado, la protagonista de su teleserie Fuera de control (interpretada por Úrsula Achterberg) cuyos derechos ya tenía de regreso. Pero como en el camping Buenaventura, algo pasó.
“La idea de adaptar esa historia a una serie no duró mucho tiempo”, cuenta a Culto el mismo Illanes sentado con un café en la mano, mientras conversa con nosotros en las oficinas de Penguin Random House. Es un día soleado de primavera, y el guionista y novelista comenta que lo que hizo fracasar esa iniciativa fue su dificultad.
“Es una telenovela muy compleja en términos de casting. De las teleseries que he escrito, esta es la que tiene el mayor número de personajes: 63. Para la época, era muy oscura y ahora también. Entonces, me di cuenta que la única manera que tenía de volver a enfrentar esta historia, era a través de la literatura”.
Por entonces, Illanes estaba escribiendo su novela Los amantes caníbales (2015), con la que tuvo muchas complicaciones. Fue en ese intertanto cuando comenzó a darle forma a su idea. Inicialmente, se llamaría La diente de oro, el mote con que era conocida Silvana en su pueblo, Aurora. “Eso fue hace cinco años -comenta Illanes-. Pasaron muchas cosas, cambios de narradores, de escenarios. Para mí, lo más importante era que funcionaran como dos obras absolutamente independientes, que no fuera necesario ver la telenovela para leer el libro”.
Así nació No la mires a los ojos, la novela con que Pablo Illanes retoma y adapta Fuera de control, al formato libro y que publica el sello Suma. Mucho más oscura que la teleserie que se vio en los 90. En sus palabras, asegura que es la historia “completa, definitiva y final” de los hechos ocurridos el 12 de diciembre de 1987 en el camping Buenaventura, en el pueblito de Aurora. Y por supuesto, las consecuencias para quienes vivieron esos minutos terribles: Silvana Maldonado, Rodrigo Duarte, Valentina Cervantes, Álvaro Villalobos, Mabel Cruz, Helia Parraguez, Carrie Castro, y sí, por supuesto, los malvados (y recordados) Axel Schumacher y Sarita Mellafe.
El título es una pequeña referencia a la teleserie. Cuando Illanes publicó la portada de la novela en su cuenta de Instagram, el actor Romeo Singer (quien interpretaba a Rodrigo) comentó: “Uno de los títulos posibles para Fuera de control, según leí por ahí era justamente ese”. Illanes lo puntualiza: “En la teleserie original, cada capítulo tenía uno de cuatro subtítulos. Uno de ellos era No la mires a los ojos. Otro era Nunca le digas te quiero, y los otros dos no me acuerdo (ríe). De ahí saqué el título”.
Curiosamente, elegir ese título le representó cierto problema a su autor, quien quería dejar en claro desde el comienzo que se trataba de dos obras diferentes. “Me di muchas vueltas, porque si bien, La diente de oro apelaba directamente a la telenovela, también marginaba mucho a quienes no la han visto. Entonces pensé en algo que fuera más general y representativo del mundo de Silvana”.
En sus intensas y ágiles 505 páginas (“Eran más, tuve que cortar”, reconoce), Illanes centra el relato en el grupo de 7 jóvenes que vivieron aquella noche infame en Aurora. Aunque a diferencia de la teleserie original, cuyos primeros 20 capítulos transcurrían en 1987 y luego pasaba a 1999, en la novela la segunda parte transcurre en 2001. Luego agrega una coda final, en diciembre de 2023. En esa decisión también hay un guiño, pero no nos adelantemos.
La amiga Julita
Más allá de algunas menciones puntuales, en la novela no entran las historias secundarias que se vieron en la teleserie, como las de los periodistas del diario El Águila, o de las sufridas hermanas solteronas de Álvaro Villalobos que viven bajo el yugo de una madre autoritaria (Gloria Münchmeyer en la teleserie). A cambio, hay personajes nuevos y otros vínculos que no existían previamente.
“Nunca me había enfrentado a hacer una novela como esta. Lo primero era tener una estructura muy rígida, porque necesitaba saber exactamente a quiénes iba a dejar fuera y a quiénes iba a incorporar. Porque la idea de tener Fuera de control completa, en 500 páginas, no era tan sencillo. Y había ciertos universos que no me interesaba reincorporar. No volví a usar los guiones, no los tengo, pero sí volví a revisar algunos capítulos clave de la teleserie”.
Uno de los personajes nuevos que se incorporan es Julita, una amiga de Silvana, con quien comparte sus primeros años de adolescencia. De hecho, la novela parte en 1985. “Ese es uno de mis favoritos -comenta Illanes-. La Pontificia Universidad Católica tenía mucho poder dentro del canal, y a pesar de su oscuridad, Fuera de control no tuvo grandes complicaciones en términos de censura, como sí la tuvo Adrenalina, por ejemplo. Pero sí se cuestionó mucho el nivel de violencia, aunque no por la UC, sino por los medios. En ese momento no había posibilidad de tocar muchos de los temas que están en la novela. Julita existía en el borrador original de la teleserie, y era una suerte de modelo de conducta de Silvana, quien le enseña todo lo que sabe. Lo primero que pensé cuando aterricé la idea de esta novela, fue que tenía que aparecer. Eso habla mucho de los motivos que tiene Silvana para ser como es, y plantear los antecedentes de su relación con Rodrigo. Cómo dos personas tan distintas terminaron siendo hermanos de sangre”.
Otro personaje nuevo es Úrsula Gálvez, la mujer policía, que reemplaza a los detectives de la teleserie original.
Es una decisión antojadiza, porque quería representar el mundo de la policía, que no había quedado bien representado en la teleserie. El gran problema, que yo ví, y que sigo viendo desde hoy, es que tiene elementos de comedia que no tienen absolutamente nada que ver con la historia principal. Aunque no era solamente un tema de Fuera de control, si tu ves las telenovelas de esa época, había una especie de obligación de meter comedia o de lucir los dotes humorísticos de algunos actores. Incluso hasta personajes dramáticos, como el de Gloria Münchmeyer, tenía unas salidas de comedia con las que nunca estuve de acuerdo, nunca me gustó la mezcla de géneros en este contexto. El melodrama con la comedia no me gusta.
Hay cambios, por ejemplo, en el papá de Rodrigo Duarte, quien pasa de ser un taxista a gerente de operaciones en la Papelera.
Sí, porque todos los hechos de Fuera de control y la novela se detonan por el ascenso del personaje del papá de Rodrigo. Ese ascenso social es el que marca la desigualdad entre Rodrigo y sus compañeros, a pesar de que el papá está recibiendo plata. Ese es el tema de la teleserie y la novela, la desigualdad social, y cómo las miradas, los prejuicios, la intolerancia, terminan socavando lo más profundo del ser humano, que es la dignidad. Además, era necesario atajar algunos errores que habían en la dramaturgia original, de eso traté de hacerme cargo modestamente en la novela.
¿De dónde salió la inspiración para Axel Schumacher y Sarita Mellafe?
Esos villanos son personajes que yo conocí en mis tiempos de colegio. Son seres que fueron pasando por mi lado. Fui tratando de adquirir algunas de sus características, son villanos muy chilenos, muy reconocibles, y ese es el terror que provocan. No son maquiavélicos per se, son maquiavélicos por su chilenidad, y eso es lo que me parece más inquietante. En el caso de la novela, hice una profundización de esos villanos hacia sus rasgos sicológicos. Axel y Sarita le daban la cuota de oscuridad a Fuera de control.
Ambos se convirtieron en íconos pop. Hay poleras de Sarita Mellafe y Luciano Cruz Coke quedó muy asociado a Schumacher. ¿Qué te pasa cuando notas eso?
Me pasan muchas cosas, porque en su momento lo pasé horrible. Lo pasé muy mal, porque Fuera de control fue un fracaso en términos de rating, la destrozó La fiera. Todo el mundo juraba que iba a ser un éxito y un fenómeno, y no fue ninguna de las dos cosas. ¡Pero 23 años después estamos hablando de Fuera de control como si fuera ayer!
Lo pop
Pablo Illanes es hijo de la cultura pop. Y ahí se ubican las dos grandes influencias para No la mires a los ojos, y por ende, para Fuera de Control. Una, es la recordada teleserie Los títeres, de Sergio Vodanovic, dirigida por Óscar Rodríguez, emitida en 1984 (de su escena final, con Gloria Münchmeyer, nació la expresión “peinar la muñeca”); y la otra, Martes 13, la popular película de terror dirigida por Sean S. Cunningham y que vio al sanguinario Jason en acción.
“Esta es una novela de terror, de terror chileno sobre ricos y pobres, pero no deja de ser una novela de terror. Ese fue el concepto inicial al momento de escribir. Quería escribir algo que no fuera una transcripción de la teleserie, sino que ofreciera algo que tuviera que ver con mi intención como novelista. Siempre he creído mucho en un género, que no sé si lo inventé yo, que es el meloslahser, mezcla de melodrama con el slasher, que es este género sangriento estadounidense. Entonces, al escribir esta novela traté de volver a la base: al melodrama y al terror”.
¿Qué elementos tomaste de Los Títeres?
Creo que es la mejor telenovela chilena de la historia. Y al momento de empezar a trabajar con Óscar Rodríguez, en Playa salvaje, yo le expresé mi fanatismo absoluto por Los títeres y al mismo tiempo empecé a concebir una historia -Fuera de control- que se apropiaba de la estructura de Los títeres. Los primeros 12 capítulos transcurren en en los años 60 y el resto en los 80. Además, tiene observación del entorno, Vodanovic potencia mucho la idea de los ricos y los pobres, del dinero, del oro, y en Fuera de control hicimos algo similar. Estos personajes parece que lo tienen todo, pero están muy abandonados.
En la teleserie y en la novela, hay una fuerte presencia de la cultura pop. Incluso, hay una banda sonora en Spotify. ¿Por qué armaste esa playlist?
La playlist reproduce el cassette que Rodrigo le regala a Valentina, y es casi un personaje de la novela. Habla en términos gráficos de lo apasionante que era escuchar cassettes, y lo impresionante que era dedicarle un cassette a alguien, era amor, profundo, puro y sin excusas. Además, describe de manera elocuente quién es Rodrigo Duarte, quien es capaz de poner Los Platters con Los Prisioneros y Duran Duran, es un personaje que ha bebido de muchas fuentes de inspiración. Por eso era necesario potenciarla y jugar con la banda sonora de los personajes. También porque gran parte de los recuerdos que se tienen de Fuera de control involucran las canciones de esa época.
Venías de hacer Adrenalina y Playa salvaje. ¿Qué significó Fuera de control para tu carrera como guionista?
En el momento, nada. Porque fue un fracaso, aunque a pesar de todo, en el canal lo tomaron con mucho cariño. Nunca me sentí mal por no haber ganado la guerra de las teleseries, ese concepto tan absurdo que fue acuñado en ese tiempo y que era agotador para todo el mundo. En términos profesionales no significó demasiado. Después vino una crisis en Canal 13, quedé sin contrato, me fui, hice otras cosas, pero el sabor del fracaso de Fuera de control no se me pasó nunca. De hecho, cuando tuve que hacer una teleserie después de Fuera de control, me costó mucho agarrar el ritmo porque le tenía pánico al género, pensaba que me había equivocado muchísimo, que no sabía absolutamente nada de teleseries, más de una vez me cuestioné seguir escribiendo teleseries, sobre todo porque en Fuera de control yo había tenido el control de la historia, había diseñado la historia que yo había querido, no tenía ninguna posibilidad de excusarme. El fracaso fue completamente mío. Fue triste, porque la sentía una historia muy cercana a mí. Estupideces que uno piensa cuando tiene 25 años.
¿Es tu teleserie más querida?
Sí, definitivamente. Estoy seguro que no es la mejor, tampoco es la que mas me abrió puertas, pero es donde me volví más loco, donde más me comprometí con la causa de los personajes, y donde la observación de la sociedad llegó más lejos.
¿La consideras una teleserie pionera? En el sentido de que se tocó temas como una relación incestuosa, como la de Carrie y Axel, y en la novela se toca también.
El tema del incesto entre Carrie y Axel fue siempre polémico en ese momento, a pesar de que es un tema que existe. Pero en la novela hay otros temas que también están explícitos, como la relación de Helia con Mabel, eso siempre estuvo planteado, los fans se dieron cuenta durante 23 años, pero la novela le hace justicia a esa relación.
También escribiste otras teleseries icónicas, como Adrenalina o Machos. ¿realizarías este mismo ejercicio con esas teleseries?
No, no creo que lo haga. Fuera de control siempre va a ser especial, siempre fue una puerta que quedo entreabierta. Las teleseries dependen directamente de la coyuntura, del momento en que son exhibidas. En el caso de Fuera de control, esa coyuntura duró más tiempo del necesario, Chile sigue siendo el mismo país desigual desde hace 23 años, entonces siento que la novela llega en un momento muy urgente.
No la mires a los ojos tendrá su lanzamiento el próximo 15 de noviembre a las 19.00 horas en la Fundación Cultural de Providencia. A partir del 1 de noviembre ya se encontrará en librerías.