Columna de Daniela Lagos: Blockbuster: Los viejos buenos tiempos
En 2019, un local en una pequeña ciudad estadounidense logró sacar titulares al convertirse en el último Blockbuster abierto en el mundo. A tres años de ese hito, y con la tienda aún abierta, ese titular se convirtió en la inspiración de una nueva producción estrenada, irónicamente, por Netflix.
En 2019 un local en una pequeña ciudad estadounidense logró sacar titulares al convertirse en el último Blockbuster abierto en el mundo. La cadena de arriendo de películas en VHS, DVD y BluRay, que por décadas había dominado el mercado, no pudo contra Netflix y el inicio de la era del streaming, y tras cerrar miles de tiendas en todo el planeta, quedó sólo con una.
A tres años de ese hito, y con la tienda aún abierta, ese titular se convirtió en la inspiración de una nueva comedia estrenada, irónicamente, por Netflix. Se trata de Blockbuster, que con un elenco experimentado y un equipo de escritores que se han vuelto especialistas en las nuevas comedias televisivas, entregan una serie que si bien no es un gran éxito -y que nunca logra sacar carcajadas-, sí puede ser perfectamente una de esas que quedan en la categoría para “pasar el rato”.
Randall Park (Fresh Off The Boat) y Melissa Fumero (Brooklyn 99) lideran el reparto de esta comedia de “oficina” que quiere ser uno más entre éxitos recientes como Parks and Recreations, The Office, Superstore o la misma Brooklyn 99. Y para lograrlo, mete en la juguera los elementos que hicieron de esas comedias un triunfo: chistes cortos, personajes excéntricos que se combinan con otros más centrados, momentos de emoción, amores no correspondidos, pequeñas crisis que están resueltas al final del episodio.
Si bien todo eso precipita una serie confortablemente predecible y amable, también hace que se note demasiado que está siguiendo una fórmula que en esta producción no se ve natural, y que no está proponiendo nada realmente nuevo. Tampoco está siendo excelente en su réplica de lo ya conocido.
Es una serie que, a través de la premisa de estar situada en la última resistencia de una industria en extinción, nos habla de nostalgia, de las conexiones humanas y de las resistencias al cambio, y si bien en el camino logra sacar algunas sonrisas, no pasa de ahí, de ser una comedia para tener de fondo mientras se hace otra cosa, y que perfectamente puede ser olvidada en cuanto venga el siguiente estreno, como una tienda de videos que alguna vez existió.