Jamás vemos el frente de batalla, pero el horror de la guerra se percibe en cada gesto de Linsey. En su mirada perdida y en sus movimientos frágiles, así como en su compulsión por volver al costo que sea a servir como soldado. Tras sufrir una severa lesión cerebral en Afganistán, experimenta serias dificultades para retomar su vida en su ciudad y convencerse de que su estado de salud es de cuidado. Por sobre todo, su alma está quebrada y se niega a enfrentarlo.
Ese momento de crisis es el que retrata Causeway (Apple TV+), película que encuentra en Jennifer Lawrence a una actriz que enriquece los atributos del papel. Productora además de protagonista, la intérprete se sitúa en la piel del rol con una capacidad estremecedora para generar empatía, evitando cualquier rimbombancia.
“Cuando ella y yo nos conocimos, que fue el verdadero comienzo de este proyecto, ambas habíamos leído un borrador inicial del guión y estábamos profundamente conectadas con lo que le estaba sucediendo a este personaje debajo de la superficie”, explica a Culto Lila Neugebauer, cineasta detrás del filme. “Ese alineamiento entre nosotras era tan claro y fuerte que se convirtió en la base innegable de nuestra sociedad. Ese diálogo, que comenzó esa noche, ha continuado con mucha profundidad a lo largo de los últimos tres años”.
Reputada profesional de teatro, además de directora de capítulos de las series Las cosas por limpiar (Netflix) y Room 104 (HBO), la realizadora comanda su primer largometraje de la mano de la estrella ganadora del Oscar.
-Jennifer Lawrence tiene un amplio rango como actriz, pero aquí brinda una interpretación matizada. ¿Cómo cree que se logra un balance entre intensidad y calma?
Creo que Jen es una actriz con una habilidad singular. Lo que me parece particularmente sorprendente de su actuación en este filme es la combinación de la profundidad de vida interior con un notable registro de disciplina, un registro muy subestimado. Esa combinación creo que es increíblemente rara. Y, para mí, bastante especial.
-Su actuación recuerda en algo a la de Winter’s bone (2010). ¿Hablaron sobre esa película y la intensidad que ella alcanzó en esa cinta?
Me encanta ese filme. Soy una gran admiradora de Debra Granik, una gran admiradora de esa cineasta. Y la actuación de Jen en esa película es asombrosa. Pero diré que no hablamos sobre las interpretaciones de Jen en ningún otro filme mientras trabajábamos juntas. Hablamos de nuestras experiencias, de lo que hemos extraído de nuestras experiencias, pero estábamos muy concentradas en su actuación en esta película. Esa fue la esencia de nuestra conversación.
-Los personajes de Jennifer Lawrence y Brian Tyree Henry mantienen una relación pero no es romántica. ¿Eso era diferente en el guión original?
No. Lo que hay entre esos dos personajes está matizado. Parte de lo que me parece más interesante es que en el proyecto de conocer a alguien (hay) impulsos contradictorios entre compartir, conectar, retroceder y autoprotegerse. Y creo que cuando estamos ante un trauma, ambos impulsos, el de conectarse y el de autoprotegerse, pueden aumentar particularmente. Pienso que estos dos actores navegan ese baile con tal conexión con la vida interior de sus personajes de una manera que es absolutamente singular con su humanidad particular como personas.
-El filme muestra que se puede decir algo poderoso sobre la guerra sin mostrar directamente el horror de esta. ¿Cuán difícil fue lograr eso?
Diría dos cosas. Tuve el increíble privilegio mientras hacía esta película –en el desarrollo, durante el rodaje y la postproducción–, de consultar mucho con los profesionales médicos del Departamento de Asuntos de Veteranos de EE. UU., con experiencia en lesiones cerebrales dramáticas, y con los miembros del servicio y veteranos de las Fuerzas Armadas de EE.UU. Sabía que no podía, y no haría, este filme sin consultar significativamente con las personas que han vivido esta experiencia. La forma en que esas personas me abrieron sus vidas, me cambió para siempre, sinceramente, y la película no existiría sin ellos. Esas conversaciones fueron la base de este filme y fueron absolutamente indispensables para nuestra capacidad de crearlo. Agregaría que filmamos flashbacks, pero los corté.
-¿Por qué no funcionaban?
Eran hermosos. Visualmente deslumbrantes, las actuaciones eran notables, pero finalmente mi conclusión fue que la versión más fuerte de este filme en particular estaba ambientada exclusivamente en tiempo presente.
-Ud. terminó de rodar la cinta antes de que, en agosto de 2021, las últimas tropas estadounidenses abandonaran Afganistán. ¿Cómo cree que las reflexiones de la película podrían resonar diferente en este contexto?
Estoy en proceso con esa pregunta, he estado pensando en ello. El filme siempre fue una pieza de época. Está ambientado en 2014. Pero su naturaleza como pieza de época ahora se enmarca de manera diferente. También sospecho que puede haber una parábola en la película que yo misma apenas estoy empezando a entender… No sabemos qué va a pasar en Afganistán, y no sabemos qué va a hacer este país. Así que creo que la historia continúa desarrollándose en tiempo real. En estos días me encuentro pensando sobre todo en las mujeres y las niñas en Afganistán que no van a la escuela, y cuáles son las implicaciones para ese filme. Me mantengo pensativa y reflexiva.