Con la canción Paprika, y ante una fanaticada esencialmente millenial, la banda Japanese Breakfast comenzó su show en el escenario Santander del Primavera Sound Santiago, pasadas las 18.05 de este sábado, en la segunda jornada del festival.
La banda mostró principalmente las canciones de Jubilee, su celebrado tercer disco, de 2021, que le dio un empujón al grupo. De hecho, su presentación en nuestro país se da en el marco del tramo sudamericano del tour Jubilee, que ya los vio presentarse en Brasil, en Río de Janeiro y en el Primavera Sound de Sao Paulo y este domingo en Buenos Aires.
Como ocurrió el pasado jueves en la discoteque Blondie, donde tuvieron su debut en nuestro país en el marco del Primavera en la ciudad, el proyecto de la carismática Michelle Zauner encantó a su fiel fanaticada millenial. “Santiago that was absolutely unreal”, escribió posteriormente en su cuenta de Twitter, dando cuenta de la profunda comunión con el público. Eso sí, el sondo del directo quedó al debe, ya que a diferencia de otros shows de la jornada, sonó algo saturado.
Y así no más, Zauner se dio el tiempo para saludar al público “Holaa Santiago”, dijo. Así, comenzaron a pasar canciones como Be sweet, The body is a blade, Road head o Everybody wants to love you. Siempre con un sonido limpio, con predominio de los arpegios de guitarra o teclado, y con un tinte algo épico, como lo hacen otros exponentes del indie estadounidense, como The National o Band of horses.
De baile poco, ya que lo de Japanese Breakfast es más bien música agradable para sentarse y escuchar, y a veces bailar. El grupo también ocupa violín, saxofón y un pequeño gong, lo que da cuenta de la intención de ir más allá de las sonoridades tradicionales. Es el camino ambicioso que en el pop ha caracterizado, por ejemplo, a los canadienses Arcade Fire.
Con el indie pop como credo, Japanese Breakfast es el resumen de las obsesiones de Zauner, quien tiene muy claro a su gran referente: Karen O, de Yeah Yeah Yeahs, con quien comparte el país de nacimiento: Corea del Sur. Es parte de una camada de músicas originarias de Asia que se las han arreglado para hacerse un nombre en el panorama musical mundial, como la japonesa Mitski. Tanto es así que Zauner no esconde sus orígenes, y suele incluir covers de bandas indie en sus sets, como Wilco o Little Big League.
Jubilee marcó un avance en la carrera de Zauner. “El álbum representó tal crecimiento para mí. Mis letras y arreglos son los más fuertes que jamás hayan existido y mi voz es la mejor que jamás haya sonado”, dijo en declaraciones recogidas por NME. De hecho, el disco le significó a Japanese breakfast una nominación al Grammy por Mejor Álbum de Música Alternativa.
Tan melódica como etérea, la música de Japanese Breakfast se sustenta sobre todo en la ligera voz de Zauner y en el trabajo de su esposo, Peter Bradley, quien se ocupa de la primera guitarra o los teclados. Él hace el contrapunto melódico a las frases vocales, con frases precisas, recordables, pero elegantes, tal como reza el manual de indie rock.