En el rincón más aislado del recinto, en el penúltimo turno de su escenario, una espigada figura hace su aparición en la jornada de cierre de Primavera Sound Santiago.

Father John Misty, alias artístico de Joshua Tillman, se reencuentra con Chile tras su sólido debut de septiembre de 2018, en el contexto del Aniversario Club Fauna, donde compartió cartel con Animal Collective y Cut Copy. Si esa vez tocó cerca de la medianoche ante un Teatro Teletón con buena asistencia, esta vez se manifestó en el escenario Primavera a las 21:15 horas ante los fieles que se decidieron a atravesar el Parque Cerrillos a pesar de cualquier duda o contratiempo (el cansancio acumulado, la escasa iluminación para llegar al lugar, el tope con Mitski y Charli XCX).

FOTO: Alejandro Tapia

El estadounidense respondió con gratitud de inmediato, interpretando I love you, honeybear, la canción con la que abre su gran disco homónimo de 2015. Le canta a un amor en medio de un mundo al borde del colapso, mientas su objeto de estudio cambia en Total entertainment forever, track de Pure comedy (2017) en que brinda una lectura cargada de ironía de la era actual.

Durante esos primeros momentos Tillman acompaña la brillantez de sus composiciones con un arsenal de recursos escénicos que lo terminan de situar entre las figuras más potentes de la industria norteamericana del último tiempo. Interpreta sus composiciones con dramatismo y se apropia del escenario con enorme facilidad, lanzando uno que otro beso y agradeciendo a sus fieles (un marco que fue creciendo durante el set de una hora).

Hasta ocho músicos lo acompañan durante la presentación, todos indispensables en ejecutar las temas de los cinco álbumes de estudio que registra desde que decidió presentarse al mundo como Father John Misty. Chloë, parte de su último disco (Chloë and the next 20th Century, 2022), la interpreta con la calidez y comodidad de quien está en el living de su casa junto a sus amigos. Hace cuatro años ya era un gran número, pero su presencia y oficio han crecido hasta convertirlo en un imprescindible de la música actual.

Pasados los primeros 20 minutos, el artista anuncia una canción que “va a echar la casa abajo” y suenan los primeros acordes de Goodbye Mr. Blue, una de las joyas de su LP lanzado este año. Sin embargo, el músico no alcanza a pasar de los primeros versos cuando él y la banda se quedan sin sonido. El público, entregado a su maestro de ceremonias, responde con palmas, gritos y un pedido de que siga cantando a capella.

FOTO: Alejandro Tapia

Uno de sus instrumentistas le cede un cigarro mientras su equipo intenta corregir el fallo. Tillman nunca pierde la compostura y, apegado a su estilo, se excusa diciendo que son cosas que pasan cuando “rockeas así de fuerte”. Enmienda el rumbo tocando Goodbye Mr. Blue desde el comienzo y luego se abre a los pedidos de los asisstentes (Please don’t die, Funny girl), toda una rareza en el contexto de un festival.

Otros quizás se habrían puesto nerviosos o habrían entrado en piloto automático cruzando los dedos para que el bache no se repitiera. Él, en cambio, aprovechó ese instante para echarse a su audiencia al bolsillo y volver a confirmar su estatura como showman.

Ballad of a dying man, Hollywood forever cemetery sings y Pure comedy terminan de concretar el hechizo de Tillman sobre el público, encantado con su capacidad vocal, la resonancia de su lírica y la mezcla de fragilidad y rudeza que expresa su despliegue sobre el escenario.

Cierra su set con The ideal husband, una de las composiciones más vibrantes de su catálogo, donde canta con desgarro “He dicho cosas horribles, cosas tan horribles”. Termina el show arrodillado, agradecido con quienes se le unieron en comunión.

No es para menos: acaba de protagonizar una de las mayores muestras de Primavera Sound Santiago de plena conexión entre un artista en la cima de sus capacidades y un público que respondió con fervor.