Un buen 2022 ha tenido la escritora trasandina Samanta Schweblin. Acaba de recibir en la noche del miércoles el prestigioso National Book Award en la categoría “Literatura Traducida” por su libro de cuentos Siete casas vacías, cuya traducción realizó Megan McDowell.
En la ceremonia, Schweblin dio una breve alocución para agradecer el galardón, donde recalcó su condición de cuentista, acaso el formato que la consagró: “Soy escritora de cuentos breves así que también voy a ser breve en lo que diga”.
“Hoy pensaba que muchas palabras pueden ser tramposas o engañosas o dañinas y que hay que tener mucho cuidado con esto. Pero después recibí un llamado de casa que me decía aunque te tengas que vestir esta noche, asegurate de no tener frío y luego las palabras serán un regalo”.
“Soy una persona privilegiada –agregó– por tener un montón de personas que en todos estos años han sido de gran sostén: así que les quiero agradecer a ellos, a mi pareja, a mi familia, a algunas maestras muy especiales que tuve en mi vida, a muchos amigos muy especiales, a mega Megan, mi traductora; a mis editores, a Páginas de Espuma que fue la primera en publicar este libro en español; a mis actuales editores, a la National Book Foundation”.
Schweblin recibió en septiembre pasado el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso. Esto se suma a otros galardones que ha obtenido, como el Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero (2015), el Premio Juan Rulfo (2012), o el Premio Casa de las Américas (2008).
En Siete casas vacías, editado en castellano por Páginas de Espuma, se encuentra el relato más célebre de Schweblin, Un hombre sin suerte. Al respecto comentó en charla con Culto: “Es un cuento que trabaja con la perversidad del lector. Sin la perversidad y los prejuicios del que lee, el cuento no funciona. Y siempre me río de esto con los lectores, en charlas o en clases, porque por supuesto, yo tuve que usar mi propia perversidad y mis propios prejuicios para escribirlo, es una carga oscura que todos llevamos. Y el cuento demuestra hasta qué punto somos todos tan previsibles en estos miedos”.