Si hay una vida rodeada de un profundo halo de misterio, es la de William Shakespeare. El autor de Hamlet y Otelo fue considerado por el crítico Harold Bloom como la referencia máxima del Canon occidental. “Ningún otro escritor ha tenido nunca tantos recursos lingüísticos como Shakespeare”, sentenció.
Pero todo en su vida -como la de Cristóbal Colón, por ejemplo- está rodeada por una nebulosa. Partiendo por su fecha de nacimiento, en la localidad de Stratford-upon-Avon, el 23 de abril de 1564 (según el calendario juliano, no el gregoriano que se usa comúnmente). Esa fecha es solo probable y nunca ha sido 100% confirmada.
Otro aspecto que ha sido debatido es su imagen. Hasta ahora, no se había encontrado un cuadro que fuese más o menos fidedigno en representar su fisonomía. Lo más cercano es el llamado Retrato Chandos, que es la imagen más típica de él, con el cabello algo largo y con un aro en la oreja izquierda. El nombre se debe a su primer dueño, James Brydges, primer duque de Chandos, quien poseía el lienzo. Desde 1856, la obra de arte está en la Galería Nacional del Retrato de Londres. Sin embargo, no hay ninguna evidencia documental que respalde esta fisonomía. Eso sí, el Chandos está fechado en 1611, cinco años antes de la muerte del dramaturgo.
Sin embargo, recientemente, se ha puesto a la venta por 10 millones de libras esterlinas (unos 11 mil millones de pesos) un retrato de principios del siglo XVII, supuestamente de William Shakespeare, lo cual ha causado revuelo. El fresco incluye un marco interior del retrato de 20 x 18 pulgadas, pero se trata de una adición del siglo XVIII o XIX, cuando se revisó la pintura.
A diferencia del Chandos, en este cuadro la figura retratada corresponde a un hombre calvo y barbudo con camisa y jubón, vestimentas del siglo XVII. Además, hay dos inscripciones, en la partes superior izquierda y derecha del lienzo que dicen 1608 y AE (edad, en su sigla en inglés) 44. Este dato es relevante: si se coteja con la fecha estimada de su nacimiento, se trata de la edad correcta para el dramaturgo en ese año.
Además, como revela el sitio The Art Newspaper, el Instituto Courtauld, de la Universidad de Londres, le realizó un examen en 2016 que concluyó que los pigmentos son consistentes con el período, inicios del siglo XVII. Asimismo, que se encuentra en buen estado de conservación, lo cual indica que permaneció en el mismo lugar durante un período prolongado de tiempo, posiblemente siglos.
Sobre el lugar donde fue descubierto, hay pocas huellas. En cambio, sí se pudo obtener información sobre el autor del cuadro. Al quitar el marco para examinarlo más de cerca, se descubrieron las letras estilizadas RP en la parte superior derecha de la pintura. Es la abrevatura usada por el pintor Robert Peake, el Viejo (c.1551-1619), quien supervisó la representación de obras de teatro para la reina Isabel I.
Un dato a tener en cuenta, según The Art Newspaper, es que el hijo de Peake, William (c. 1580-1639), era dueño de una exitosa imprenta y conocía al grabador Martin Droeshout, quien creó la imagen de Shakespeare para el Primer Folio de las Obras Completas de 1623. ¿Por qué importa este dato? el investigador Lionel Cust, en su libro La Inglaterra de Shakespeare, señala que Peake era uno de los frecuentes impresores elegidos para los retratos de celebridades de la época. Además, la reina Ana era mecenas del retratista en ese momento.
Además, Peake y Shakespeare eran hombres de teatro. Peake pintó escenografía y otros elementos para el teatro del King’s Men o Shakespeare Company, donde Shakespeare ensayaba y representaba muchas de sus obras de teatro. Por lo que entonces, un retrato en 1608, tendría bastante sentido. Para entonces, Shakespeare ya había compuesto y representado sus obras más famosas: Romeo y Julieta (1595), Julio César (1599), El sueño de una noche de verano (1595-1596), El mercader de Venecia (1596-1597), Otelo (1603-1604), El rey Lear (1605-1606) y Macbeth (1606).