Lleva 25 años trabajando en Hollywood y casi 40 haciendo cine. Ha participado en algunas de las franquicias más populares de la industria. Es dueña de una carrera respetada y laureada. Sin embargo, nada se asemeja a lo que ha vivido en 2022.
Estrenada en marzo pasado en South by Southwest, la película Todo en todas partes al mismo tiempo (Everything everywhere all at once) le concedió a Michelle Yeoh el rol que siempre anheló: un personaje profundamente humano y demandante que la puso al centro de la historia y apeló a todos sus registros.
Evelyn Wang es una inmigrante chino-estadounidense que vive abrumada por los problemas financieros que atraviesa su negocio –una lavandería que opera junto a su casa– y por el deterioro de sus relaciones familiares, en particular con su hija adolescente (Stephanie Hsu).
Según trazó la imaginación de los directores y guionistas Daniel Kwan y Daniel Scheinert, se desata una fractura que provoca que esa mujer común –madre, esposa, hija– inicie un delirante viaje a través de múltiples universos.
Yeoh interpreta a todas las versiones de Evelyn, desde la más solemne hasta la más mundana: la estrella de cine que nunca formó una familia, la chef que trabaja bajo la presión de su jefe, la mujer que tiene salchichas en vez de dedos, y por supuesto, la principal, la dueña de la lavandería que sin desearlo está en una lucha contra el tiempo para salvar al mundo de la destrucción.
En conversación con Vanity Fair, la actriz reconoció que la propuesta le pareció “salvaje, maravillosa y absurda”. “En el papel, cuando lo lees, dices: ‘Mmm, o los Daniels están certificadamente dementes, o si no lo están, me espera un viaje loco’”, admitió.
Es ese protagónico en la cinta de Kwan y Scheinert el que le ha reportado los mayores elogios de su trayectoria y el que esta semana la catapultó a una posición de privilegio: la revista Time la reconoció como “ícono del Año”, presentándola como “actriz pionera”.
“Es difícil expresar con palabras lo que significa la representación para las personas que rara vez la disfrutan: cómo se siente, por primera vez, ver salvando el mundo a una persona en la pantalla que se parece a ti o a alguien a quien amas”, escribió Lucy Feldman, editora de la publicación y autora de la entrevista de rigor.
De Hong Kong a los Oscar
Aunque para parte de Hollywood y el público recién este año su figura se tornó insoslayable, Michelle Yeoh suma casi cuatro décadas en el mundo de la actuación. Malaya de nacimiento, se internó en la industria de la publicidad y el cine a comienzos de los 80, tras no poder cumplir su sueño como bailarina de ballet en Londres debido a una lesión lumbar.
De vuelta a su tierra, su madre la inscribió para que participara en Miss Malasia, concurso que ganó, y posteriormente, sin buscarlo, terminó grabando un comercial de relojes junto a Jackie Chan. Al poco tiempo protagonizó su primer largometraje y se convirtió en un referente del cine de artes marciales de Hong Kong. Pero no duró mucho: en 1988 se casó con un empresario local y, priorizando la idea de agrandar la familia y tener hijos, decidió retirarse antes de cumplir 30 años.
“Si quiero hacer algo, siento que sólo puedes hacerlo si lo das todo. Miro a algunas de las actrices que hacen malabares con tener un bebé y tener este trabajo, estar lejos de casa, y no sé cómo lo hacen. Es asombroso”, explicó en marzo pasado a The Hollywood Reporter.
Finalmente, no pudo convertirse en madre junto a su esposo, de quien se separó luego de tres años juntos, y retomó su oficio en las películas. “No sabía que iba a volver al cine, porque nuestra industria, especialmente entonces, puede ser muy voluble. Pero en realidad fueron los periodistas quienes me dijeron: ‘Sabes, tu público todavía está esperando que regreses’”, contó.
Su vuelta fue de la mano de Jackie Chan en Supercop (1992), una trepidante cinta de acción que alcanzó repercusión internacional. Tras sellar ese retorno, la actriz aumentó la carga y filmó una seguidilla de proyectos que la terminaron de consolidar como una estrella ineludible de Asia.
Pero no todo salió según sus cálculos: en The stunt woman (1996), mientras interpretaba el rol protagónico de una doble de riesgo de películas de artes marciales, se lesionó de gravedad tras caer de una altura elevada. No era la secuencia más compleja de la producción, pero, como recordó este año, “cuando es un truco fácil, ahí es cuando las cosas realmente pueden salir mal”.
Años más tarde, en el rodaje de El tigre y el dragón (2000), de Ang Lee, se desgarró un ligamento de la rodilla al filmar una de las escenas clave. Esos incidentes provocaron un cambio en su vida y en su rutina. “Antes incluso de levantarme de la cama, empiezo a meditar y hago mi mantra. Despierto mi cuerpo lentamente. He tenido lesiones a lo largo de los años, así que tengo que rectificarlas”, indicó a Los Angeles Times.
Su salto a Hollywood se produjo cuando ya tenía total control sobre su corporalidad y dominaba la cámara con envidiable facilidad. Fue convocada para actuar en El mañana nunca muere (1997), compartiendo escenas con el James Bond que encarnaba Pierce Brosnan y sorprendiendo a los espectadores que desconocían su labor en Hong Kong.
Tras completar su experiencia en la saga del agente 007, rechazó ofertas y las que aceptó no siempre estuvieron a la altura de su talento. Trabajó bajo las órdenes de Danny Boyle (Sunshine, 2007) y Luc Besson (The lady, 2011) y compartió junto a Brendan Fraser y Jet Li en la tercera parte de La momia (2008), pero no fue hasta el estreno de la comedia romántica Locamente millonarios (2018) que se volvió a ganar una recepción unánimemente favorable. Su papel de suegra implacable la presentó ante una generación que jamás la había visto en pantalla.
Quizás aprovechando ese nuevo vuelo, en el último par de años se anotó en éxitos de taquilla como Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos (2021) y Minions: Nace un villano (2022). Ahora espera por los lanzamientos la tercera parte de Avatar, de James Cameron, y la miniserie de Netflix The Witcher: El origen de la sangre.
Pero hoy su principal foco sigue estando en su protagónico en Todo en todas partes al mismo tiempo, que la perfila entre las favoritas para la próxima edición de los Oscar. Esta semana, al reconocimiento de la revista Time y al Doctorado Honoris Causa en Bellas Artes que en agosto le entregó el American Film Institute, se sumó que The New York Times la eligió entre las diez actuaciones más destacadas del año, llamando a su interpretación una metáfora. “La imagen de la resistencia de una gran estrella y el descubrimiento de una actriz que sigue siendo verdadera, completa, conmovedora e incomparablemente ella misma”, apuntó.