“Estamos cansados. Ha sido un largo camino, pero llegó el instante de parar de forma definitiva”.
Con esas palabras, los integrantes de Kiss anunciaron en 2000 el inicio de su The Farewell Tour, el periplo que materializaría su última vez sobre los escenarios, el adiós definitivo, el “gracias totales”, el “hasta aquí llegamos”. Pero no.
El tour -como corresponde a quien supuestamente se va sin retorno- poseía un largo recorrido, partiendo el 11 de marzo de 2000 en Phoenix y rematando el 13 de abril de 2001 en Gold Coast, Australia.
El conjunto venía de una última gira con sombra de desastre: aquella que entre 1998 y 1999 promocionó su disco más reciente de esos años, Psycho Circus (1998), que aunque los había devuelto al primer plano, no logró ser un éxito resonante.
Por tanto, Kiss tenía sed de revancha. Paul Stanley incluso reveló que la idea de hacer un tour del adiós fue un intento casi desesperado por “sacar a Kiss de su miseria”, luego de fracasos comerciales y de los problemas legales que rodearon la producción de Psycho Circus. Los músicos consideraban que en su anterior gira habían tenido espectáculos “decepcionantes”, por lo que era el minuto de volver en mejor forma a la ruta y qué mejor que en una tanda de shows anunciados como los últimos.
Pero The Farewell Tour tuvo de todo menos tranquilidad. Por sus adicciones y problemas personales, el baterista Peter Criss abandonó la banda tras un concierto en North Charleston, en octubre de 2000. Sin embargo, tal determinación no se sabía públicamente. Su contrato había expirado y tanto él como el conjunto no pudieron llegar a un acuerdo para que siguiera en sus filas: el embrollo enojó en demasía al percusionista, lo que lo llevó a golpear su batería hasta destruirla. Fue reemplazado por Eric Singer en el tramo del tour correspondiente a Japón y Australia.
El guitarrista Ace Frehley, otro de los integrantes originales, también rompió con la agrupación. Durante un espectáculo en Irvine, California, perdió su vuelo y tuvo que tomar un helicóptero para llegar justo a la hora, instante en que el mánager del cuarteto, Tommy Thayer, estaba vestido con su maquillaje, listo para reemplazarlo. Tras el fin del periplo, Frehley dejó el grupo para consagrarse a su carrera solista.
Pero igual fue un final feliz. La banda comprobó que -usando el truco del “adiós”- podía retornar a los titulares y embolsarse millones. Así fue. Pau Stanley lo expresó mejor que nadie: “Fuimos los campeones otra vez”.
Por tanto, como todo buen campeón, Kiss quiso extender la gloria y argumentaron que no se podían retirar viendo que el público aún los amaba. En 2003 retornaron con el World Domination Tour.
Es un poco parecido a lo de esta última vez. El pasado 19 y 20 de abril, los estadounidenes pasaron por el Movistar Arena con su End of the Road World Tour. En entrevistas y publicidad, dijeron que era su última vez en Chile. Sin embargo, retornarán para una cita el 30 de abril de 2023 en el festival Masters of Rock en el Estadio Santa Laura, junto a Scorpions, Skid Row, Deep Purple y Helloween.
Quizás, para alegría y regocijo de sus fans, Kiss no cumple las promesas.