Como ocurre en todo régimen totalitario, desde el estado se busca controlar cada aspecto de la vida de los ciudadanos. En la Alemania nazi, eso se llevó a cabo de un modo concienzudo, incluyendo incluso la fiesta de Navidad.

Con la veneración total a las tradiciones germanas, y la exaltación a la raza aria, la celebración de la Navidad vio un cambio de foco. De conmemorar el nacimiento de Jesucristo, a la exaltación de los valores alemanes. Para ello, los nazis echaron mano a las tradiciones precristianas, las de los pueblos paganos. “Según los intelectuales nazis, las preciadas tradiciones festivas se inspiraron en los rituales del solsticio de invierno practicados por las tribus ‘germánicas’ antes de la llegada del cristianismo”.

Los cambios se vieron en cosas tan cotidianas como el mismo árbol de Navidad. En vez de bolitas de colores o estrellas, la “nazificación” apuntó a otra cosa. “Encender velas en el árbol de Navidad, por ejemplo, recordaba los deseos paganos por el ‘regreso de la luz’ después del día más corto del año”, señala Joe Perry, profesor asociado de historia de la Universidad Estatal de Georgia en su artículo Cómo los nazis mataron la Navidad.

De hecho, Perry asegura: “Desde 1860, historiadores, teólogos y escritores alemanes argumentaban que las celebraciones alemanas eran vestigios de rituales paganos precristianos y supersticiones populares”.

Por ello, añade Perry, la idea de los ideólogos más acérrimos del régimen era reemplazar totalmente el sentido cristiano por el ideario nazi. “Los ideólogos nazis veían a la religión organizada como un enemigo del Estado totalitario, los propagandistas buscaron restarle importancia a los aspectos cristianos de la festividad, o eliminarlos por completo. Las celebraciones oficiales podían mencionar a un ser supremo, pero enfatizaban más los rituales de solsticio y de ‘luz’ y sus orígenes paganos”.

Además, las celebraciones de Navidad fueron aprovechadas por el régimen nazi para hacer propaganda contra los judíos. “Las celebraciones nazis todavía excluían a quienes el régimen consideraba ‘no aptos’. Imágenes en la prensa de familias alemanas blancas, rubias y de ojos azules reunidas alrededor del árbol de Navidad normalizaban las ideologías de pureza racial”.

En esa línea, la idea de comprar regalos fue usada por el régimen. “Muchos boicotearon grandes almacenes de judíos. La portada de un catálogo navideño de 1935, por ejemplo, que mostraba a una madre rubia envolviendo regalos de Navidad, incluía una calcomanía que aseguraba a los clientes que ‘¡un ario se ha apoderado de los grandes almacenes!’. En la Alemania nazi, incluso comprar un regalo se usaba para naturalizar el antisemitismo y reforzar la ‘muerte social’ de los judíos en el Tercer Reich”, señala Perry.

¿Y la “Noche de paz”? Nada. El régimen suprimió los villancicos tradicionales por unas versiones absolutamente pro nazis. El más famoso fue Exalted Night of the Clear Stars. “Se reimprimió en cancioneros nazis, se transmitió en programas de radio, se presentó en celebraciones públicas y se cantó en las casas -señala Perry-. Aunque la melodía de la canción imita un villancico tradicional, la letra niega los orígenes cristianos de la festividad. Versos de estrellas, luz y una madre eterna sugieren un mundo redimido a través de la fe en el nacionalsocialismo, no Jesús”.

Desde la Iglesia alemana hubo reacción. “Los curas alemanes se resistieron abiertamente a los intentos nazis de sacar a Jesús de la Navidad. En Düsseldorf, los clérigos usaron la Navidad para alentar a las mujeres a unirse a sus respectivos clubes de mujeres. Amenazaron con excomulgar a las mujeres que se unieran a la NSF. En otros lugares, las mujeres de fe boicotearon las fiestas navideñas de la NSF y las campañas de caridad”. Sin embargo, nunca pasó de algo que pudiera poner en peligro al régimen.

Con la derrota nazi tras la Segunda Guerra Mundial, las tradiciones navideñas volvieron poco a poco a su cauce más tradicional. Pero la historia de las mentalidades siempre entrega sorpresas: Exalted Night seguía apareciendo en las navidades de los alemanes. “Se volvió tan familiar que todavía se cantaba en la década de 1950 como parte de una celebración familiar ordinaria (y hasta como parte de algunas presentaciones públicas hoy)”.

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