Columna de Daniela Lagos: El Paciente: en la mente de un sicópata

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Steve Carell, que logró la fama planetaria como comediante en The Office y Virgen a los 40, brilla en un rol que no tiene nada de comedia. En su actuación no sólo se ve el miedo y la desesperación, sino que también nos lleva por un viaje por tristezas, recuerdos y momentos de esperanza que suelen ser demasiado breves.



En 2013, Joe Weisberg, un ex agente de la CIA y ex profesor escolar, que no había tenido más experiencia en televisión que la escritura de cuatro episodios en dos series distintas, sorprendió a la industria al crear y producir la que se convertiría en una de las grandes ficciones sobre espías de la pantalla chica: The Americans, que se extendió por seis temporadas sin nunca decaer.

Luego de eso vinieron cuatro años de silencio por parte de Weisberg, hasta ahora, con el estreno de El paciente (Star+). Y como la primera vez había logrado un éxito entrando al poblado mundo de las ficciones sobre espías, esta vez decidió jugársela por intentar destacar en uno de los subgéneros más sobre-representados de los últimos tiempos: el de los asesinos en serie. Pero con un importante giro.

Al centro de la historia está Alan Strauss (Steve Carell), un exitoso terapeuta que está viviendo un complicado momento personal tras la muerte de su esposa, cuando llega a su consulta un paciente nuevo, Sam (Domhnall Gleeson, About time, Harry Potter), con quien no está logrando tener una buena conexión hasta que se entera, de forma poco amable, qué es lo que quiere tratar y qué no le estaba revelando.

Así se inician 10 episodios de aproximadamente 30 minutos de duración, que al mismo tiempo que son un thriller lleno de tensión, también son drama y momentos de mucha emoción.

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Steve Carell, que logró la fama planetaria como comediante en The Office y Virgen a los 40, brilla en un rol que no tiene nada de comedia. En su actuación no sólo se ve el miedo y la desesperación, sino que también nos lleva por un viaje por tristezas, recuerdos y momentos de esperanza que suelen ser demasiado breves. Su contraparte tampoco se queda atrás, representando a un particular sicópata que no cae en los clichés de este tipo de personajes, sino que nos entrega a uno nuevo y único.

El resultado de todo esto es una serie que si bien no es perfecta (podría profundizar más en algunos temas y tiene momentos que se sienten un poco lentos), es una producción bien pensada y ejecutada que logra enganchar y conmover, que se mantiene alejada de los lugares comunes y que se siente como algo nuevo e interesante en un mar de ideas similares.

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