Columna de Rodrigo González: Glass Onion, el mejor detective del mundo versus La Isla Maldita

Glass Onion wsp

Nadie es políticamente muy correcto, ninguno huye del dinero ni del placer y si no fuera por la presencia de Andi Brand (Janelle Monáe), la ex socia de Bron, se podría decir que se trata de una junta de gerentes de la abyección humana.



Benoit Blanc (Daniel Craig), el investigador del sur estadounidense que desciende de Auguste Dupin, Sherlock Holmes y Hércules Poirot, retorna a trabajar después de un tiempo desesperado con las cosas inocuas de la vida. Blanc no está hecho para lo trivial, sino que para resolver grandes casos. Realmente grandes. No por eso es llamado el “mejor detective del mundo”.

Cualquier personaje que ose detentar tales credenciales en la pantalla grande necesita antes que nada carisma en quien lo interprete y, en este caso, el actor inglés Daniel Craig nos prueba otra vez que está sobre la media en Hollywood. Capaz de ir de rudo con su apariencia física natural o de habitar el cargo de 007 con clase durante 15 años y cinco películas, ahora encarna por segunda vez al extravagante, dedicado y no pocas veces hilarante investigador Blanc tras Knives Out: Entre Navajas y Secretos (2019)

Las películas del género conocido como “whodunit” (¿Quién lo ha hecho?) tienen una tradición larguísima en Hollywood que a su vez posee su antecedente en la también extensa y noble vida de las novelas y relatos policiales, desde los de Edgar Allan Poe a los de Agatha Christie. Sus tramas son deliberadamente laberínticas y si alguien tiene un manejo atendible de la lógica puede gozar como un niño con juguete nuevo cada vez que resuelve un enigma. Por el contrario, si el espectador es más bien sensorial y no cree (o no es capaz de entender) el hilo de la trama, la frustración acompañará toda la experiencia.

Es ahí donde sólo el encanto personal salva el dinero de la entrada y en Glass Onion: Un Misterio de Knives Out hay carisma y talento de sobra para hacernos disfrutar la película aún si no captamos cada engranaje de su mecanismo. La trama del filme disponible en Netflix parte cuando un magnate excéntrico muy en la línea de Elon Musk y que se llama Miles Bron (Edward Norton) convoca a su séquito de famosos amigos y colaboradores a su isla personal en Grecia. Como parte de un juego, supuestamente deberán resolver su “asesinato” después de ser testigos.

Cada personaje es algo exitoso por una razón u otra y se conocen desde que eran unos perfectos desconocidos. El que fue más lejos fue evidentemente Bron y dispuestos a disfrutar el lujo mediterráneo arriban la diseñadora e influencer Birdie Jay (Kate Hudson), la celebridad del twitch Duke Cody (Dave Bautista), la narcisista gobernadora de Connecticut Claire Debella (Kathryn Hahn) y el científico a sueldo de Miles Bron, Lionel Toussaint (Leslie Odom Jr.).

Nadie es políticamente muy correcto, ninguno huye del dinero ni del placer y si no fuera por la presencia de Andi Brand (Janelle Monáe), la ex socia de Bron, se podría decir que se trata de una junta de gerentes de la abyección humana. Andi, que parece haberse peleado con su antiguo compañero por razones atendibles, rompe el molde y en realidad no debería haber estado ahí. Tampoco Benoit Blanc. Pero eso ya es contar demasiado.

Sin develar más y para quienes sean alérgicos a tanto personaje execrable, hay que decir que Glass Onion: Un Misterio de Knives Out siempre se podrá redimir cinematográficamente gracias al infalible aura de Benoit Blanc, el mejor detective del mundo.

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