Weezer - SZNZ: Winter - EP

Llega a su fin el proyecto SZNZ -léase seasons- de Weezer, con un EP por estación durante 2022. “La primavera es el optimismo, el verano la ira, el otoño la ansiedad y el invierno la tristeza”, explicó el líder Rivers Cuomo, sobre la naturaleza de cada entrega. En el saldo, SZNZ focalizó a una banda que padece complejo de Peter Pan.

Más que triste, Winter es un trabajo de tintes progresivos en la medida que las canciones concisas cruzan distintos paisajes y atmósferas, desde la sentimental I want a dog, suscrita a cuatro movimientos con ligero aroma a Queen. Iambic pentameter se las ingenia para alterar tiempos y ambiciones sinfónicas, en menos de cuatro minutos. Basketball funciona con piloto automático, mientras las sorpresas regresan en Sheraton commander y sus ambiciones de dramática banda sonora. Dark enough to see the stars ataca con guitarras recargadas que se retrotraen en un quiebre acústico. The One that got away abraza un sentimiento taciturno hasta coger velocidad, melodía y voltaje.

The Deep and dreamless sleep cierra en alto combinando las altas pretensiones de este trabajo, entre toques orquestales, quiebres y melancolía invernal.

SZA - SOS

En cierta medida, Solána Imani Rowe (33) es una artista desconcertante para los hábitos de la crítica por clasificar el quehacer de un músico e intérprete. Las casillas para SZA son R&B, soul, hip hop, jazz y pop rock en distintas proporciones, mediante una construcción musical fragmentada y minimalista propia de estos días, como resulta meritorio su liderato en ventas discográficas de la última semana en el mercado estadounidense, considerando que la propuesta no es precisamente sinónimo de enganche inmediato, en la lógica tradicional del estribillo para atesorar. Como sea, la suma de estas partes con prisma personalizado, subraya un talento excepcional.

La eventual desestiba se compensa por la singularidad y expresividad embriagante de su voz, que realza la sinceridad y vulnerabilidad expuesta en las letras sobre sus relaciones amorosas, incluyendo malos deseos a los ex y desenfado sexual. SZA combina cierta dulzura como una Stevie Nicks de alma morena, agitada con elegante desfachatez.

El talón de Aquiles eventual es la desmesurada extensión de este segundo álbum, con 23 canciones abarcando más de una hora de música. Algo de tijera no habría estado de más.

Iggy Pop - Every loser

Hace siete años, durante la promoción de Post pop depression con Josh Homme de Queens of the stone age como productor, Iggy Pop insinuó que su carrera, al menos en estudio, concluía. Por suerte, se trató de un enésimo caso de retiro en falso del mundo artístico. No sólo lanzó un nuevo álbum en 2019 -Free-, sino que ahora regresa con 75 años encabritado como un veinteañero.

Producido por Andrew Watt, especialista en rescatar la energía de leyendas como lo hizo con Ozzy Osbourne en sus dos últimos trabajos, y con Chad Smith de Red Hot Chili Peppers y Duff McKagan de Guns N’ Roses en la base rítmica (también reclutados para el oxigenado retorno de El Príncipe de las Tinieblas), Every loser es rock a la vena con algunos descuelgues más acicalados -los retoques de teclados que acompañan algunas canciones-, y la dualidad característica de su registro. Parte con la voz y las revoluciones en alto en Frenzy, para luego dejar que se deslicen las tonalidades más graves como ocurre en Strung out Johnny y, especialmente, en Morning show y el interludio The News for Andy.

Every loser oscila entre ambas caras, siempre convincente y con algunos momentos de gran inspiración y un mensaje ejemplar, que reitera al punk vivo y coleando.